Nuestra Señora de Malvinas

martes, 17 de noviembre de 2020

La violencia (apátrida) del fundamentalismo mapuche. Y el silencio de los traidores a la Patria


 

07.11.2020

Señor director:


  Hace unas pocas horas, las paredes de la iglesia “Nuestra Señora de Luján”, en pleno centro de El Bolsón, fueron ensuciadas intencionalmente con pintura de varios colores pero principalmente roja luego de la incursión de un grupo de personas encapuchadas que pretendían que la congregación franciscana intercediera ante el Obispado de San Isidro para evitar el desalojo de las tierras de Villa Mascardi, ocupadas por la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu.


  Las personas que llevaron adelante esta acción violenta se ensañaron con las imágenes religiosas y con una bandera argentina dando señales de odio hacia símbolos entrañables del pueblo argentino.


  El grupo de mapuches violentos pidieron que el sacerdote local intercediera ante el Obispado de San Isidro, dueño de uno de los lotes ocupados en Villa Mascardi. En ese momento, se estaba realizando en Bariloche una audiencia judicial por la apelación a la orden de desalojo dada la semana pasada.


  Las imágenes del acto de vandalismo en cualquier templo o iglesia duelen pero también indignan. Lo curioso de toda esta situación fue la pasividad de las autoridades que, informadas de la ocupación violenta del templo, poco y nada hicieron por impedir los destrozos realizados en el interior del mismo. Si esta acción vandálica quedase impune, no sería raro que vuelva a suceder en algún otro templo cristiano de la Patagonia. Es inadmisible que los lugares de culto puedan ser atacados salvajemente y que el Estado argentino, a través de sus organismos de seguridad y fuerzas policiales, no actúe diligentemente para prevenir y rechazar estas acciones premeditadas y hechas con total alevosía.


   Actos vandálicos, violencia desatada, ataques a lugares de culto, ocupaciones ilegales de tierras, asaltos a las propiedades privadas, impunidad y ausencia absoluta del Estado son un cóctel muy peligroso y difícil de administrar, que puede tener consecuencias muy graves. Cabe investigar y llegar a individualizar y castigar, con todo el peso de la ley, a los culpables de estos hechos vandálicos ocurridos en la iglesia católica de El Bolsón.


  Muchas gracias por su atención a mis palabras.


  Atentamente


Patricio Oschlies.


DNI 21.644.451.

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