Nuestra Señora de Malvinas

jueves, 31 de octubre de 2019

Cara al sol









Malvinas Argentinas: nunca nos rendimos y jamás nos rendiremos

La imagen puede contener: cielo y exterior

¡¡¡La Fuerza Aérea Argentina nunca se rindió en Malvinas !!!

Mientras cruce este cielo un avión,
Y un piloto argentino lo guíe,
no habrá nadie en el mundo que arríe,
nuestro blanco y azul pabellón.

Los crímenes de los subversivos en números


viernes, 11 de octubre de 2019

El primer combate en el monte tucumano

En febrero de 1975 comenzaba la "Operación Independencia" contra la guerrilla.

A comienzos de 1975, en Tucumán, la guerra revolucionaria iniciada una década antes por las bandas guerrilleras dio un salto cualitativo.
Desde el año anterior el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) de Mario Roberto Santucho había apostado una “Compañía de Monte” para operar en la provincia norteña con la intención de separarla del resto del país y buscar el reconocimiento internacional del territorio seccionado. En respuesta a ese desafío, el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón tomó la decisión a fines de 1974 de eliminar la amenaza. Por decreto ordenó a las Fuerzas Armadas la misión de “neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos” en la zona. Nacía así la “Operación Independencia”.
Hace 44 años se libró el primer combate de aquella campaña. Fue el 14 de febrero de 1975 en el río Pueblo Viejo, unos 60 kilómetros al sudoeste de la capital provincial. Un Equipo de Combate (EC) del Ejército compuesto por unos 60 hombres, de regreso de una misión de exploración bordeando el curso de agua de oeste a este, se topó con una columna del ERP de entre 20 y 30 insurrectos que parecía retirarse del sector de norte a sur.
Al frente del destacamento militar iban un cabo 1° y el Teniente Rodolfo Richter. Más atrás avanzaban el jefe del EC, capitán Juan Carlos Jones, y el Teniente 1° Héctor Cáceres. No era habitual ese orden de marcha, con los cuadros en posición tan avanzada. Pero el Ejército lo había dispuesto así para desmentir la propaganda del ERP que acusaba a los oficiales de esconderse en la retaguardia para exponer a los soldados.
Eran cerca de las 17 de una tarde calurosa y húmeda cuando Richter, quien al igual que Cáceres era paracaidista y “comando”, divisó un guerrillero al frente. De inmediato se lanzó a perseguirlo haciendo fuego con su fusil. Pero en la veloz carrera no percibió a un segundo subversivo oculto que le disparó un escopetazo por la espalda. Gravemente herido, Richter quedó tumbado, pidiendo auxilio.
Detrás de él marchaba Cáceres. Richter pensó que, al verlo herido, esperaría el momento oportuno para acercarse. Pero Cáceres no esperó. Sin dudarlo se arrojó cuerpo a tierra al lado del oficial herido mientras arreciaba el tiroteo entre las vanguardias de las dos formaciones. Ese indudable acto heroico tuvo un alto precio. Un disparo de FAL hirió a Cáceres en el hombro, atravesó el omóplato y fue directo al corazón. El teniente 1° emitió un quejido y quedó muerto. Tenía 29 años y se convirtió en el primer oficial del Ejército con aptitud de “comando” caído en combate.
El enfrentamiento fue intenso pero breve. Ante el despliegue del Ejército y el apoyo de helicópteros, los guerrilleros se replegaron dejando dos muertos sobre el terreno. Los militares habían sufrido un muerto, y tres heridos, uno de ellos, Richter, de extrema gravedad.
Había recibido diez perdigones de escopeta: dos fueron al pulmón, uno pegó en la columna y los demás se alojaron en otras partes del cuerpo. Por causa de esas lesiones quedaría paralítico para el resto de sus días. Tenía entonces 26 años.
Así terminó el primer combate en el monte contra la guerrilla de izquierda. El heroísmo del capitán post mortem Héctor Cáceres cayó en el olvido, mientras que cuatro de los oficiales que se batieron ese día de hace 44 años hoy están presos, acusados de presuntos delitos de lesa humanidad por acciones posteriores. Richter, en tanto,  permaneció en el Ejército hasta 1991, cuando con el rango de teniente coronel se retiró para dedicarse al estudio y la docencia universitaria.
Con mucho esfuerzo, y después de atravesar exigentes programas de rehabilitación, el impetuoso “comando” pudo recibirse como licenciado en ciencia política, para luego ser ayudante de cátedra y profesor. Escribió además dos libros, uno en coautoría con el ex miembro del ERP, Carlos Gabetta, en el que estampan sus visiones discrepantes sobre la violencia setentista.
Richter no reniega de su pasado militar, al que recuerda con el orgullo de haber pertenecido a un Ejército que tenía una misión que cumplió con coraje y eficacia. Su inquietud está dirigida más bien a los derrotados que, con obstinada laboriosidad, no dejan de reescribir la historia del interminable conflicto de los años ’70.
“El problema -se lamenta- es que un día venga un tipo y me diga: ‘Rodolfo, vos te caíste en la bañadera, estás en la silla de ruedas porque te caíste en la bañadera, vos no combatiste nunca, no existió la Operación Independencia’. Y a eso van. Me están cambiando la historia y no quiero que cambien la historia que yo viví”.
(*) Autores de "El otro demonio", cuyo capítulo 7 está dedicado al Teniente coronel Richter.

La derrota de la guerrilla urbana

En Monte Chingolo cayeron no solo los combatientes del ERP. Quedó también expuesta la megalomanía de sus conductores, la irracionalidad de la estrategia y la certeza de la derrota. Creían conocer el fin de la historia, pero esa probó ser una suposición equivocada

El 23 de diciembre de 1975 el ERP lanzó un ataque masivo contra el Batallón de Arsenales 601 Domingo Viejobueno, en Monte Chingolo. La decisión fue tomada por la cúpula de la organizacin terrorista después de un año de derrotas en el monte tucumano, donde el Ejército había comenzado a operar como consecuencia de un decreto de la presidente María Estela Martínez de Perón.
La viuda de Perón había ordenado el aniquilamiento de las fuerzas irregulares que intentaban establecer una zona liberada en el monte tucumano al sudoeste de la capital provincial. La enorme disparidad de hombres, armas y recursos logísticos inclinó inevitablemente la suerte de la lucha a favor de las fuerzas regulares, pero el traslado del conflicto al ámbito urbano no cambió las cosas. El asalto al arsenal Viejobueno terminó en una catástrofe por la cantidad de bajas y la desaparición la capacidad operativa del ERP.
El objetivo principal del ataque era la captura de unas 20 toneladas de material que incluía cañones, morteros y ametralladoras antiaéreas, que el líder de la organización, Mario Santucho, quería para enfrentar a los helicópteros y aviones de las FF.AA. en Tucumán. También intentaba levantar el espíritu combativo de sus hombres que estaban en retirada en la zona rural, mientras en la urbana eran eliminados sistemáticamente por las fuerzas de seguridad y el terrorismo de la Triple A.
La jugada desesperada, sin embargo, terminó acelerando el desastre. Infiltrados por el Ejército que estaba informado de sus planes, los combatientes del ERP marcharon directamente hacia una trampa.
En el cuartel los estaban esperando, lo que les costó entre 50 y 100 bajas, según la fuente. En todos los operativos montados alrededor de la instalación militar para impedir la llegada de auxilio los activistas también fueron repelidos y debieron huir con numerosos heridos.
Pero la irracionalidad de la decisión de Santucho no debe ser atribuida únicamente a la crítica situación militar del ERP. La violencia urbana combinaba la guerrilla con el terrorismo. Esa mezcla involucraba dos cosas. En primer lugar, un cambio de valores. El asesinato, los secuestros y las ejecuciones a sangre fría con fines políticos no podían estar justificados sino para una minoría fanatizada. Así el espíritu presuntamente revolucionario quedó rápidamente desvirtuado.
En segundo término, el terrorismo siempre deriva en una escalada incontrolable de violencia; tanto institucional como ilegal. A partir del segundo semestre de 1974 la lista de asesinatos diarios creció de modo aluvional. El deseo de venganza y la necesidad de exhibir éxitos militares llevaron la violencia al extremo y la racionalidad de los que conducían a las fuerzas enfrentadas se esfumó.
Buscaban el exterminio del enemigo a cualquier precio, sin medir los terribles costos que pagaban en vidas y en repercusión pública. Cuando las organizaciones revolucionarias de izquierda aceptaron el terrorismo destruyeron la última posibilidad de atraer políticamente a las masas que se proponían -al menos en teoría- redimir. Usaron el terrorismo para asaltar el poder, como los militares, la policía y el peronismo de derecha lo usó para defender al Estado que controlaban.
El resultado fue un mar de sangre que tuvo en Monte Chingolo su último y más trágico capítulo. Allí cayeron no solo los combatientes del ERP. Quedó también expuesta la megalomanía de sus conductores, la irracionalidad de la estrategia y la certeza de la derrota. Creían conocer el fin de la historia, pero esa probó ser una suposición equivocada.
Pocos meses después Santucho con la plana mayor de la organización fue sorprendido y eliminado por el Ejército en su escondite de Villa Martelli.

viernes, 4 de octubre de 2019

Malvinas: el sorprendente ataque al Sheffield, el primer buque inglés hundido en combate después de la Segunda Guerra Mundial

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Hundimiento del HMS Sheffield.

Una sección de aviones Super Étendard sorprendió a la Royal Navy y al gobierno de Margaret Thatcher cuando sus misiles hirieron de muerte al destructor. Cómo se planeó el ataque, los Mirage que protegieron a los pilotos navales, los Lear jet que hicieron de señuelos para distraer a los Sea Harrier y el misterio que encerró el hundimiento
Por Daniel Roca Centurión
4 de mayo de 2019
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El HMS Sheffield  en llamas. Misiles Exocet de la aviación naval lo hirieron de muerte el 4 de mayo 1982
El HMS Sheffield  en llamas. Misiles Exocet de la aviación naval lo hirieron de muerte el 4 de mayo 1982
El 2 de mayo el submarino HMS Conqueror había logrado hundir al crucero ARA General Belgrano. De los 1093 tripulantes 323 encontraron su destino final en el mar austral.

Al día siguiente, cerca de la una y media de la madrugada, el aviso ARA Sobral -que se encontraba en las inmediaciones de las islas buscando a la tripulación de un bombardero Canberra de la Fuerza Aérea que había sido derribado-, es atacado por un helicóptero Sea Linx británico que, desde una distancia aproximada de 20 km, le lanza un misil aire-mar e impacta en la cubierta. Ocho tripulantes mueren en medio de la explosión, las esquirlas y las llamas.

Frente al ataque, la Fuerza Aérea Sur (FAS) dispone las salidas de aviones y helicópteros de búsqueda y rescate para asistir a a los hombres de la Armada.

No había tiempo para perder. La búsqueda frenética del buque atacado reúne a los turbo hélices Fokker F-27 indicativo de misión TITAN, los Twin Otter indicativo SIERRA, un avión Mitsubishi MU-2B del escuadrón Fénix indicativo BRAVO y un helicóptero Bell 212 indicativo LIEBRE.

Recién el 4 de mayo el Sobral logra transmitir su posición a la deriva y el 5 se produce el primer contacto con el Bell 212 que logra realizar un arriesgado rescate del capo primero Enríquez con quemaduras de gravedad, para ser trasladarlo de inmediato a Puerto Deseado. El marino, gracias al rescate, pudo salvar su vida.

En su periplo cerca de las islas, la Fuerza de Tareas británica ha ido coqueteando con el peligro y el 1 de mayo sintió el fuego de la fuerza aérea: 57 misiones y 20 toneladas de bombas cayeron sobre la Royal Navy en lo que fue el "bautismo de fuego" de la Fuerza Aérea.

Los planes de la Operación Corporate, que marcaban el desembarco y la "recuperación" de las islas por parte de las tropas comandadas por el almirante Sandy Woodward, debieron posponerse.

En un solo día los ingleses sufrieron las pérdidas y daños del HMS Exeter, dos fragatas clase Amazon tipo 21, el HMS Arrow y HMS Glamorgan seriamente dañadas, la pérdida de dos helicópteros Sea Kingy la posibilidad de haber herido al Sheffield.

Woordward, frente al ataque de los aviones argentinos, dio la orden y la flota se alejó de las islas a distancias más seguras.

Pilotos, mecánicos, técnicos y soldados del Escuadrón M5 Dagger antes de una de las misiones en Comodoro Rivadavia. Los aviones de la Fuerza Aérea protegieron a los caza de la aviación naval durante el ataque al Sheffield
Pilotos, mecánicos, técnicos y soldados del Escuadrón M5 Dagger antes de una de las misiones en Comodoro Rivadavia. Los aviones de la Fuerza Aérea protegieron a los caza de la aviación naval durante el ataque al Sheffield
Desde el 21 de abril, y de todas las maneras posibles -incluso usando Boeing 707 de transporte de pasajeros-, la Fuerza Aérea había estado siguiendo a la Royal Navy desde una latitud cercana a la de Río de Janeiro.

La información conseguida era buena, pero para que los Super Étendard pudieran emplear sus misiles aire-mar Exocet la posición de los barcos a atacar debía ser "actual y precisa".

Los datos precisos que necesitaban los brindó finalmente el viejo pero confiable avión de exploración Neptune, que se encontraba "trackeando a la flota", es decir siguiendo su posición. A las 7:50 del 4 de mayo detectó al destructor inglés.

En Río Grande, se prepararon dos Super Étendard con misiles Exocet, que despegaron a las 9:45, piloteados por el capitán de corbeta Augusto Bedacarratz y el teniente de navío Armando Mayora.

La aviación argentina puso en el aire un Hércules KC-130 indicativo RATA, como nave de reabastecimiento de combustible en vuelo para los aviones de la armada, que en esta oportunidad se les asigna el indicativo LITORAL.

A su vez, una pareja de caza bombarderos Mirage M-5 Dagger de la Fuerza Aérea, conocidos como el escuadrón de  "Las Avutardas Salvajes", indicativo de misión pollo, armados con misiles Shafrir, guiados por los radares desde tierra, tuvieron la misión de proteger al Hércules y a los Super Étendard.

Augusto Bedacarratz, el capitán que comandó la misión de los Super Étendard
Augusto Bedacarratz, el capitán que comandó la misión de los Super Étendard
"Volamos muy bajo, con suma discreción. No utilizamos prácticamente el radar, no hablamos por radio y solo nos comunicamos de avión a avión por señas", recordaría años más tarde Bedacarratz.

A la operación se agregaron dos Lear jet, indicativo ROTULO, de la Fuerza Aérea Sur que tuvieron la arriesgada misión de hacer de señuelo de los Harrier británicos. Estos aviones ejecutivos, sin armamento ni tampoco ningún tipo de contramedida antimisil, buscaban ser confundidos con cazas de la Fuerza Aérea -por su velocidad y por la  imagen de radar similar a un avión de combate- atrayendo hacia ellos a los cazas ingleses para distraerlos del ataque real.

El reabastecimiento en vuelo se realizó a 240 kilómetros al oeste de Malvinas. La recarga permitió que la sección pudiera volar bajo, casi rozando el mar, hasta el punto de lanzamiento que estaba ubicado a 480 kilómetros de distancia.

Bedacarratz y Mayora dejaron tras de sí al reabastecedor e iniciaron el descenso y se mantuvieron volando a 15 metros sobre el mar. El cielo estaba nublando y el viento era intenso.

El Neptune transmitió la última posición de la flota y los pilotos volaron en silencio de radio, pegados al mar, para evitar ser detectados por los radares.

"La misión era sumamente riesgosa. La Armada sólo tenía cinco misiles Exocet, ya que Francia había impuesto el embargo a raíz del conflicto bélico. Además, se desconocía la efectividad de este tipo de misil aire mar, para ser lanzados desde aviones de ataque. Hasta ese momento nos se había hecho en ninguna parte del mundo. Fuimos los primeros en probarlos en Malvinas", relató el capitán en una entrevista al diario El Mundo de España 35 años después de la guerra.

Super Étendard fueron claves en la guerra de Malvinas
Super Étendard fueron claves en la guerra de Malvinas
Durante el vuelo hacia el blanco, el Neptune transmitió una corrección de posición. Los pilotos recibieron la última información y se prepararon para subir hasta 40 metros de altura por unos breves instantes. La maniobra era necesaria, a pesar del riego de ser detectados, para que la información del radar de a bordo se integrara a la programación de trayectoria del misil. En la jerga de los pilotos de combate eso se llama "enganchar" dos blancos: uno grande y uno chico.

Había que asegurar la efectividad del lanzamiento y de la operación. Los dos misiles fueron programados contra el blanco grande. "En ese instante colocamos las posiciones de nuestros sistemas de navegación. Introdujimos 20 dígitos y tuvimos que interrumpir el silencio de radio para cotejar entre los dos la información", contó el piloto del Super Étendard.

Al menos uno de los dos misiles lanzados había impacto en el destructor británico
Al menos uno de los dos misiles lanzados había impacto en el destructor británico
A las 11:05 y a unas 25 millas náuticas de su posición (aproximadamente 48 kilómetros), en aquel 4 de mayo de 1982, la dupla Super Étendard/Exocet hizo su entrada en la historia de la guerra aeronaval moderna.

Bedacarratz dio la orden de atacar. Los aviones estaban a 30 kilómetros del blanco (los ingleses aseguraron que estaban a 11 kilómetros y que por eso  no pudieron detectarlos). El misil de 650 kilos tardó tres segundos en desprenderse del avión, que se sacudió en el aire al perder peso.

Al menos uno de los Exocet impactó en el Sheffield. El fuego invadió a la nave. La HMS Arrow se acercó al destructor para rescatar a los sobrevivientes  de los 287 tripulantes. La fragata remolcó al destructor fuera de la zona de peligro. El ataque dejó un dramático saldo de 20 y muertos y  63 heridos. El Sheffield se hundió finalmente el 10 de mayo en aguas del Atlántico Sur.

Los pilotos pintaron en los aviones los barcos hundidos de la flota británica
Los pilotos pintaron en los aviones los barcos hundidos de la flota británica
La sección de Bedacarratz y Mayora aterrizó en Río Grande a las 12:04. Ninguno sabía, en ese momento, si los misiles habían dado en el blanco. Pero en la base de Tierra del Fuego hubo clima de celebración por el logro técnico de haber lanzado los Exocet con éxito.

Esa tarde, la BBC informó que el Sheffield había sido herido de muerte por un misil. Ante el Parlamento británico, el canciller Francis Pym admitió que el Sheffield había sido hundido. Pero eso no era verdad: el buque terminaría en el fondo del mar seis días más tarde.

Mucho se ha discutido, después del conflicto, si el Sheffield habría sido atacado por Daggers de la Fuerza Aérea Sur el 1 de mayo y si el ataque de los Super Étendard solo remató al buque de guerra inglés. Lo cierto es que esta operación dejó en claro que, si se quería hundir o al menos neutralizar a un portaaviones británico, iba a ser necesario un gran poder de fuego.

Este fue la simiente del futuro ataque al Invencible, en el cual los Super Étendard de la Armada y cazabombarderos A4-C de la Fuerza Aérea, trabajarían en conjunto contra ese insigne portaaviones. Pero esa es otra historia.
(https://www.infobae.com/sociedad/2019/05/04/malvinas-el-sorprendente-ataque-al-sheffield-el-primer-buque-ingles-hundido-en-combate-despues-de-la-segunda-guerra-mundial/?fbclid=IwAR2JoNNwEnRwxa_KgQJe3po1JqO_0gpK6udlBrqJz25juxC67OuKrkd1its)

David contra Goliat en Malvinas: la hazaña de los pilotos que hundieron al poderoso Coventry y averiaron una fragata inglesa

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Hundimiento del HMS Coventry.

Entrevistados por Infobae, los legendarios pilotos de las secciones Zeus y Vulcano describen cómo lograron asestarle con bombas convencionales uno de los peores golpes a la flota británica

Por Loreley Gaffoglio
25 de mayo de 2019
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Los testimonios que describen cómo lograron asestarle con bombas convencionales uno de los peores golpes a la flota británica

Base Aérea de Río Gallegos, 25 de mayo de 1982.

—Ojalá que hoy podamos festejar el aniversario de la Patria como corresponde— arengó Cruz, el indicativo que eligió para honrar a la cruz de Cristo y a la Cruz del Sur, al asomar en el comedor de la base.

El capitán Pablo Carballo estaba listo para combatir. Se había colocado el traje antiexposición y el equipo de supervivencia que además del salvavidas y del bote inflable, incluía una navaja para poder cortar las cuerdas de su paracaídas en casos de eyección.

El jefe de escuadrilla les insuflaba ánimo a los pilotos de A4-B Skyhawk del legendario Grupo 5 de Caza. Sabía que ése día debían entrar en acción. Aunque las órdenes fragmentarias demoraban en llegar. Con sus compañeros se dirigió al "submarino", el estrecho sector de la base que escondía la sala donde se estudiaban las rutas de vuelo sobre la profusa cartografía malvinense. Un laberinto de bahías, ensenadas y pequeñas islas de costas recortadas que a los pilotos de tanto escudriñarlas se les aparecían en sueños como hologramas.

El capitán Pablo Carballo, el alférez Jorge Barrionuevo, el teniente Carlos Rinke y el 1er teniente Mariano Velasco del Grupo 5 de Caza en la base de Río Gallegos de la Fuerza Aérea durante la guerra de Malvinas.
El capitán Pablo Carballo, el alférez Jorge Barrionuevo, el teniente Carlos Rinke y el 1er teniente Mariano Velasco del Grupo 5 de Caza en la base de Río Gallegos de la Fuerza Aérea durante la guerra de Malvinas.
La tensa espera a que el teléfono sonara y arribara luego la orden secreta saturaba el ambiente de ansiedad y miedo disimulado. Las misiones casi suicidas, especialmente aquel día patrio, suponían una lotería entre vida o muerte. A Carballo lo atribulaba el pánico de perder a alguno de sus hombres. El más joven de los pilotos tenía sólo 23 años y el inicio de la jornada había sido devastador.

Por la mañana, un verdugo de última generación, el destructor HMS Coventry, trillizo del Sheffield y del Glasgow y emblema del poderío naval británico, había abatido con sus deletéreos misiles Sea Dart de largo alcance (65 km) a los pilotos Hugo del Valle Palaver y Jorge García. En su haber, también había postrado a un helicóptero y averiado con sus cañones Oerlikon y MK8 a una lancha patrullera.

Palaver había sido derribado a gran altitud con la asepsia de esa precisión computarizada de los Sea Dart mientras regresaba de una misión en San Carlos. Alcanzado por otro misil, García se había eyectado pero no había rastros de él en el océano. (Sólo un año después, su cuerpo sería encontrado en una playa de la isla Golding, al sur de la isla Borbón. Hoy descansa en la parcela A-fila 4/02 del cementerio de Darwin).

Cerca de mediodía llegaron las dos misiones de las ocho planificadas por la Fuerza Aérea aquel 25 de mayo. Las acciones de combate confluían en una trampa mortal de combinada destreza misilística, al noroeste de Gran Malvina.

El ágil destructor HMS Coventry podía desarrollar una velocidad de 30 nudos (56 km/h) y era un as de la Royal Navy por su capacidad defensiva de misiles Sea Dart y cañones navales MK8 y Oerlikon
El ágil destructor HMS Coventry podía desarrollar una velocidad de 30 nudos (56 km/h) y era un as de la Royal Navy por su capacidad defensiva de misiles Sea Dart y cañones navales MK8 y Oerlikon
"Contacto de piquete antiaéreo"

Los observadores terrestres de la Armada, apostados en la isla Borbón, habían detectado al piquete de radar, que abatió a Palaver y a García, a unos 30 km al norte de la isla Borbón. La posición fue transmitida a uno de los aviones de exploración de la Fuerza Aérea que a su vez se la retransmitió al comando en el continente.

El temible Coventry y su escolta, la fragata Broadsword, dotada con misiles Sea Wolf de corto alcance (15 km), maximizaban su capacidad ofensiva al operar en dupla. La orden de John "Sandy" Woodward, comandante de la task force, era eliminar a  los cazas argentinos mientras las tropas británicas aseguraban las cabezas de playa en San Carlos.

La fragata misilística Tipo 22 HMS Broadsword estaba equipada con los Sea Wolf que alcanzaban una distancia de 15 km.  En 1995 fue adquirida por la marina brasileña que la rebautizó con el nombre de Greenhalgh
La fragata misilística Tipo 22 HMS Broadsword estaba equipada con los Sea Wolf que alcanzaban una distancia de 15 km.  En 1995 fue adquirida por la marina brasileña que la rebautizó con el nombre de Greenhalgh
El capitán del Coventry, David Hart Dyke, le había insistido al almirantazgo en que su buque era vulnerable si acechaba un ataque argentino desde tierra; sus misiles de largo alcance eran más eficaces bien alejados de las costas. Pidió adentrase en el océano para truncar el juego sorpresivo y a las escondidas de los pilotos enemigos y ante la negativa de Woodward, concluyó: "Como en el ajedrez, se sacrifican piezas para el jaque mate final. Yo iba ser una de esas piezas", según testimonió en su libro Four Weeks In May.

Pero la asimetría, en realidad, era inversa. El Conventry y la Broadsword fraguaban un tabique antiaéreo casi imposible de doblegar. Al menos para seis vetustos Skyhawks que luego, por fatigas mecánicas, se restringirían a cuatro.

La ruta planificada para Zeus y Vulcano una vez detectado el piquete de radar. Sin embargo, por la distancia no fue necesario el reabastecimiento al regreso de la misión. Gentileza: “Malvinas, la batalla aérea” .
La ruta planificada para Zeus y Vulcano una vez detectado el piquete de radar. Sin embargo, por la distancia no fue necesario el reabastecimiento al regreso de la misión. Gentileza: “Malvinas, la batalla aérea” .
Las órdenes imponían planes de vuelo taxativos. Zeus, la primera sección liderada por Carballo junto a su "numeral de hierro", el Teniente Carlos Palo Rinke, debía despegar a las 14, evadir peinando el océano los potentes radares del binomio inglés, capaces de detectarlos a 200 millas (320 km), y sorprender por tierra desde la isla Borbón para destripar a uno de los blancos navales.

El capitán Pablo Carballo y su “numeral de hierro” Carlos Rinke.
El capitán Pablo Carballo y su “numeral de hierro” Carlos Rinke.
Un minuto después despegaría Vulcano, al mando del 1er teniente Mariano "Cobra" Velasco, con su numeral, el alférez Jorge Bam Bam Barrionuevo. Debían llegar hasta la isla Rasa en el extremo NW de la Gran Malvina, acariciar las bruscas ondulaciones del terreno en dirección este hasta alcanzar la isla Borbón. Siempre besando el suelo para despistar a los radares. Y arremeter en el tramo final a toda potencia para descargar sobre el otro blanco tres bombas BR de 500 libras (227 kilos) cada una y en cada raqueta. Similar armamento se había dispuesto para Zeus. No habría reabastecimiento. No era necesario cuando las operaciones se realizaban al oeste del Estrecho de San Carlos.

Sería un vuelo sigiloso de poco más de una hora hasta localizar a los buques, intentar evadir los misilazos, la artillería y a los Harriers si acecharan como buitres, hasta montarse sobre el flanco más vulnerable y evacuar las bombas en los veloces objetivos navales.

El numeral Jorge Bam Bam Barrionuevo, que tenía apenas 24 años en el 1982, y el jefe de la sección, Mariano “Cobra” Velasco delate de sus Skyhawks.
El numeral Jorge Bam Bam Barrionuevo, que tenía apenas 24 años en el 1982, y el jefe de la sección, Mariano “Cobra” Velasco delate de sus Skyhawks.
La bomba más grande

—Señor, déjeme salir con la bombola— le rogó Carballo al jefe del escuadrón, el Vicecomodoro Gustavo Zini. Así había bautizado a las bombas MK 17 de fabricación inglesa de 1000 libras (454 kg) que, una en cada Skyhawk, lanzarían con Rinke.

—Carballo, ¡cumpla la orden! —decretó Zini. Aunque la insistencia de "Cruz" terminó disuadiendo al jefe.

En la pista, los técnicos repartían rosarios. A 800 km/h y por distintas rutas, Zeus y Vulcano buscaron reeditar la epopeya de David contra Goliat. A medida que se aproximaban, "Cruz" recordaba las palabras de su mujer: "Cumplí con tu deber que yo voy a saber cuidar de tus hijos". Y frente a eso se retrucaba: "Qué suerte que soy piloto de combate; si reviento, no voy a sufrir".

El teniente Carlos Rinke tenía 26 años cuando combatió en Malvinas
El teniente Carlos Rinke tenía 26 años cuando combatió en Malvinas
En la mente de Palo, en cambio, afloraba un dejo de gratitud: "Por ahora, sigo participando. Pero todo puede cambiar". A sus 26 años, Rinke sabía de eso. Lo había experimentado junto a su jefe 48 horas antes en el ataque a la HMS Antelope. Conocía la intimidad de ese instante fatídico que antecede a la catástrofe.

Como le sucedió al primer teniente Lucas Guadagnini que enfrentó el granizo del fuego antiaéreo, alcanzó a arrojar su bombola pero, tacleado en el aire, se estrelló y desintegró contra la antena de la fragata enemiga. Ninguno de sus compañeros en la misma faena pudo siquiera observar la tragedia. En el aire suele ocurre así: una milésima de segundo que otros ojos no logran captar en la huida y sobreviene el ocaso.

"Escobar, ¿pero queeé hiciste?"

La inventiva del bioquímico Ernesto Haggi se había probado eficaz. La costra salina ya no se adhería en los parabrisas de los Skyhawk al surfear la superficie marina. Salvo en uno: el de Carballo. El eficiente mecánico, el cabo Ricardo Escobar, lo había limpiado con tanto ímpetu que había eliminado aquel milagroso líquido protector. Con la visibilidad esmerilada, "Cruz" debió improvisar otra ruta. No podía cepillar el terreno de las islas. Una mínima elevación, "ciego" hacia adelante, suponía una muerte segura. Decidió bordear el recorte sinuoso de las costas por el mar, sin mayores desniveles que las olas, hasta alcanzar el primer punto de notificación en Gran Malvina. Su leal numeral lo seguía a la par. Al alcanzar isla Rasa, al oeste de la isla Borbón, "Rayo", un avión de apoyo, reconfirmó la ubicación de la Broadsword y del Conventry. Navegaban en fila india hacia el este.

Cobra y Bam Bam venían rezagados según el plan de vuelo y sin contacto visual con los Zeus, cuando delante de las estelas que Carballo y Rinke abrían sobre el mar, otearon dos puntos en el horizonte.

“Cumplí con tu deber que yo voy a saber cuidar a tus hijos”, le dijo Mirta, la mujer de Carballo cuando supo que el piloto iba a combatir en las islas.
“Cumplí con tu deber que yo voy a saber cuidar a tus hijos”, le dijo Mirta, la mujer de Carballo cuando supo que el piloto iba a combatir en las islas.
—Ok, chicas, estoy a la vista. Viva la Patria—sacudió Cruz por la radio.

"Las vimos a unos 35 km de distancia, a unos dos minutos de vuelo, maniobrando de manera frenética en el horizonte", relata Rinke a Infobae.

Los pilotos desconocían que hacía rato que el piquete naval los estaba esperando a los cuatro. No sólo los habían auscultado con los radares, también habían interceptado y traducido, gracias a un intérprete, sus comunicaciones por radio, narró Hart Dyke.  Las maniobras eran parte del lanzamiento de los misiles. Pero sus ecos, al volar tan bajo y tan pegados, primero desaparecían de la pantalla y luego al superponerse los blancos confundían al radar.

"Sabía cuándo despegaban de las pistas en Argentina", le confió Hart Dyke a The Telegraph. Cuántos aviones, el tipo de aviones, los nombres de los pilotos y a qué blanco se dirigían".

Bam Bam Barrionuevo afirmó a Infobae que todos los movimientos en Río Gallegos eran adelantados a los ingleses por espías chilenos apostados cerca de la base. "Cualquiera podía observar el trajín en la pista. Y los chilenos los informan al detalle", confió el ahora Comodoro (RE).

"Fuego, Fuego"

Con los halcones volando a la par a máxima potencia hacia la Broadsword, elegida por Cruz y Palo ya que era la que mayor blanco les ofrendaba, los buques iniciaron su ataque a cañonazos y artillería mientras que por la baja altura fracasaban en el intento por engancharlos con los misiles. La tempestad de impactos repiqueteaba en el mar, delante de las narices de los Skyhawk. Era solo cuestión de segundos para que esa suerte se invirtiera. "Era un final que se aproximaba—evoca Rinke—, ya sea de ellos o nuestro. Era el pasa o no pasa. No había vuelta atrás. Nosotros con nuestros avioncitos a todo o nada contra la fragata".

Carballo a la izquierda y Rinke a la derecha esquivan la copiosa lluvia de cañonazos y artillería disparada desde la Broadsword. La imagen fue tomada por uno de los tripulantes de la fragata misilística y se convirtió en emblema del coraje de los pilotos argentinos.
Carballo a la izquierda y Rinke a la derecha esquivan la copiosa lluvia de cañonazos y artillería disparada desde la Broadsword. La imagen fue tomada por uno de los tripulantes de la fragata misilística y se convirtió en emblema del coraje de los pilotos argentinos.
"Sentíamos el fuego bastante nutrido y la fragata se desplazaba rápidamente hacia nuestra derecha, lo que nos obligó a hacer un suave viraje en esa dirección para no perderla de la mira", continúa. "No habíamos tenido la posibilidad de practicar el tipo de tiro contra un barco en movimiento lateral. Hicimos una corrección final y, finalmente, antes de pasar por arriba de la fragata, disparamos según la puntería de cada uno".

El helipuerto en popa por donde salió la bomba de 1000 libras que luego continuó su trayecto hacia el mar sin detonarse.
El helipuerto en popa por donde salió la bomba de 1000 libras que luego continuó su trayecto hacia el mar sin detonarse.
A las 15.24 una de las bombolas ingresó por el costado de popa, diezmó el sistema de propulsión y, descontrolada, emergió hacia arriba como un tirabuzón destrozando la cubierta del helipuerto y la nariz de un Sea Lynk para luego caer al mar. Nunca explotó. La otra se hundió en el océano. Herida en sus entrañas, la Broadsword quedó inmóvil. El recorrido del explosivo desgarró las partes vitales de la fragata. Pero la ofensiva con aquellas bombas pesadas no había sido la decisión más acertada. "De haber lanzado las más livianas, quizás la hubiéramos mandando a pique. Pero entonces no lo podíamos saber", dice Carballo.

Los daños en la cubierta y el helicóptero Sea Lynk
Los daños en la cubierta y el helicóptero Sea Lynk
En la huida, continuó el acecho con cañones cuando una esquirla impactó en el ala derecha del avión de Cruz y el tanque comenzó a escupir combustible.

El casco perforado por donde ingresó la bomba lanzada por los Zeus
El casco perforado por donde ingresó la bomba lanzada por los Zeus
Cobra y Bam Bam al acecho

Simultáneamente, Cobra y su numeral se dirigían desde la isla Borbón a la zona roja a 900 km/h, agazapados a 8 metros sobre el oleaje de un mar 4, con sus racimos de bombas en el TER (Triple Eyectal Raquet), dispuesto entre los dos tanques de combustible.

–A la vista a las 10–alertó Barrionuevo a su jefe de sección, a unos 15 km de distancia del piquete de radar.

Cobra asiente con una pulsación de su radio e inicia un viraje por izquierda para enfrentar al blanco.  Ahí observa el daño en la popa de la Broadsword: "Un hilo negro, finito, como una línea vertical se elevaba hacia el cielo", grafica.

"Como venía muy bajo—lo que daba el cuero—, al virar tuve que ascender levemente y bajar de nuevo. El Coventry maniobraba frenético con una agilidad increíble, a unos 400 ó 500 metros de la Broadsword, cuando observo un fogonazo que emerge del destructor. Una humareda: el lanzamiento del misil Sea Dart hacia mí", dice Velasco.

El Coventry lanza su misil Sea Dart
El Coventry lanza su misil Sea Dart
Mientras tanto, en la sala de operaciones del Coventry reinaban la desesperación y la impotencia. El capitán Hart Dyke había desestimado minutos antes el ingreso de los Harriers en la contraofensiva. Pensó que no llegarían a tiempo y temía al fuego amigo desde la Broadsword. El radar del destructor había logrado captar a Velasco al ascender en el viraje pero enseguida lo había perdido por la posición rasante. Los ecos de Cobra y Bam Bam, además, se sobreponían y engañaban al radar.  De todas maneras, Hart Dyke ordenó el top de lanzamiento hacia los Vulcano. Cuando quiso lanzar el siguiente, se desacopló el sistema de radar, la computadora se apagó y debió ser reiniciada manualmente.  Ya era tarde. No había ángulo para los Sea Dart.  Cobra y Bam Bam acechaban como albatros errantes contra una orca amenazada en su capacidad asesina.

El Coventry no logra defenderse con eficacia del ataque de los Skyhawk
El Coventry no logra defenderse con eficacia del ataque de los Skyhawk
"Barrionuevo venía atrás, a mi izquierda, cuando vi la estela del Sea Dart", continúa Velasco. "Lo seguí con la vista pero por su traza oblicua me di cuenta que su trayectoria era de no impacto. El Sea Dart pasó al costado, a unos 300 metros de mi ala derecha y antes de sobrepasarme se le apagó el motor y comenzó a cabecear sin control. Y así continuó su rumbo. Ese peligro se había neutralizado. Nosotros seguimos concentrados en el Coventry. Pero ahora veía los impactos de sus cañones en el agua. Se veían como si fueran chorros de una ballena saliendo a la superficie. Íbamos bien, no pensé que podrían derribarnos".

Las tres bombas de Velasco mutilan al destructor
Las tres bombas de Velasco mutilan al destructor
En una nerviosa maniobra defensiva, el Coventry vira bruscamente para lograr una mejor posición para el lanzamiento de sus armas y ofrenda su banda de babor. Cobra toma altura y unos 100 o 50 metros antes de sobrepasarla, lanza las tres bombas de 266 kg. Salieron las tres juntas, con un intervalo de milisegundos.

Al desprenderse, el Skyhawk de Velasco se alivianó y cabeceó levemente hacia arriba. Cuando Bam Bam está por lanzar las suyas, observa una densa nube negruzca arropando al destructor. Dispara una, dos, tres veces pero las suyas no logran desprenderse. Solo en el cuarto intento siente un golpe grave. Simultáneamente, Hart Dyke envía a la tripulación a cubierta con fusiles y armas largas mientras otros cubren los puestos en las ametralladoras. También ordena encandilar a los pilotos con el sistema de luces nocturnas. La piedra lanzada por la honda de David golpea a Goliat antes de que sea decapitado.

Su final está anunciado, la entrada de agua, el incendio y la escora son irreversibles
Su final está anunciado, la entrada de agua, el incendio y la escora son irreversibles
—Pegaron muy bien las tres, señor. Lo vi clarito. Era una CL 42—le grita por radio Bam Bam a su jefe.

—Huijaaaa—retruca Cobra con su original sapucai de combate.

Entre frenéticas maniobras evasivas, estalla la euforia en la radio. Carballo y Rinke, que van mucho más adelante, celebran la cacería en el aniversario de la Revolución de Mayo.

Minutos después, Cruz, alcanzado por una esquirla en el ala derecha de su avión, nota la sangría de combustible. Por radio evalúa si no será conveniente eyectarse. En una maniobra audaz, su leal numeral se ubica por debajo del Skyhawk para sopesar los daños. La pérdida no es del todo grave, le avisa Rinke por radio. "Creo que con lo que tengo llego hasta la base", calcula Carballo, pero pide que un Hércules reabastecedor se acerque para socorrerlo. Decide, finalmente, seguir vuelo sin auxilio. Al asomarse a Río Gallegos, Palo sugiere improvisar un desfile aéreo. "Está loco, Rinke, no nos mataron los ingleses, ¿quiere ahora que nos maten los nuestros?", se atajó el jefe.

En tan solo 20 minutos es deglutido por el Atlántico
En tan solo 20 minutos es deglutido por el Atlántico
Según la versión inglesa, dos de las bombas pegaron debajo de la sala de operaciones provocando un incendio voraz, incapacitando a la plana mayor y matando en el acto a siete oficiales. Allí mismo estaban Hart Dyke y sus hombres dirigiendo la contraofensiva. El capitán quedó aturdido y con su rostro quemado por la explosión. La segunda bomba ingresó y no se detonó pero la tercera sesgó la vida de otros 7 suboficiales en las sala de máquinas y compartimentos contiguos.

El capitan del Conventry,  David Hart Dyke, con el rostro quemado por la explosión es recibido por su familia al regresar de Malvinas. Su hija más pequeña observa con aprehensión las huellas de la guerra en la cara de su padre.
El capitan del Conventry,  David Hart Dyke, con el rostro quemado por la explosión es recibido por su familia al regresar de Malvinas. Su hija más pequeña observa con aprehensión las huellas de la guerra en la cara de su padre.
La agonía de Goliat

Herido de muerte, el Coventry comenzó a escorase con vértigo y los suboficiales de menor rango en cubierta debieron liderar el zafarrancho de abandono. El casco de acero de uno de los buques más valiosos de la Royal Navy, embriagado de mar en su anatomía, dio una vuelta campana. Habían pasado apenas 20 minutos del ataque argentino. Exhibía para las cámaras fotográficas de la tripulación de la Broadsword su acelerada agonía: dos de sus hélices emergían de la superficie marina.

Diecinueve tripulantes ingleses fallecen en el ataque
Diecinueve tripulantes ingleses fallecen en el ataque
Durante la evacuación, otros dos tripulantes perecieron. Hart Dyke se lanzó al mar, fue rescatado por una de las balsas salvavidas y luego transportado en helicóptero a su buque escolta. Desde el puente de mando pudo observar el aciago acto final: el Atlántico Sur engullendo a su sofisticado buque de guerra que 8 días antes había evacuado de su bodega las cargas de profundidad nucleares que transportó desde Gibraltar cuando se le ordenó sumarse a la flota.

Tras la vuelta de campana, sus dos hélices asoman en el mar. El lugar del hundimiento fue resguardado por los ingleses como tumba de guerra.
Tras la vuelta de campana, sus dos hélices asoman en el mar. El lugar del hundimiento fue resguardado por los ingleses como tumba de guerra.
Diecinueve tripulantes de un total de 280 murieron en el ataque al Coventry. Otros 30 resultaron heridos. Quince minutos después, dos Exocets de la Marina desguazarían al Atlantic Conveyor. El 25 de mayo es recordado desde entonces por los británicos como el día más sombrío para su flota en Malvinas.

En los anales de las guerras convencionales de segunda mitad del siglo XX, los cuatro pilotos, Cruz, Palo, Cobra y Bam Bam, esculpieron sus nombres como la metáfora alada de David y Goliat en la cruenta guerra del Atlántico sur.
(https://www.infobae.com/sociedad/2019/05/25/david-contra-goliat-en-malvinas-la-hazana-de-los-pilotos-que-hundieron-al-poderoso-coventry-y-averiaron-una-fragata-inglesa/?fbclid=IwAR1hNTteJlyh5U0kjzUjKZlyA3DX4Nbdc0wXg4Iq5XzheO3Zbo8TYfTuroQ)

Las Doce Invasiones del Reino Unido a Argentina

LAS DOCE INVASIONES DEL REINO UNIDO A ARGENTINA


Las doce invasiones inglesas

La Gazeta

 


1. Introducción

Realmente poca gente conoce bien la Historia Argentina. Muchas son las causas de ello; cuestiones políticas, formas de dirigir la educación a determinados sectores, cipayismo y hasta algún tipo de corrupción, serian algunas de ellas.
Lo cierto es que nos enseñaron nuestra historia desde una concepción mitrista, algo así como una conformación de ideas comunes al modelo necesario de Nación, dejando de lado lo demás, como si no sirviera; en definitiva algo muy parcial.
A todos nos enseñaron de las dos invasiones inglesas a Buenos Aires, pero al resto se las olvidan, salvo rara excepción. En total tuvimos doce invasiones a nuestro territorio por parte de los ingleses y siempre con el mismo objetivo, someternos de forma colonial, comercial o militar. Puede que se me haya escapado alguna, pero de todas formas, sirve como cachetazo para la reflexión.
Debo aclarar que no soy historiador ni lo pretendo, tan solo me limito a los hechos que ya fueron investigados y registrados por prestigiosos entendidos.

2. Invasiones


1° Invasión – Año 1763

Inglaterra busco aliarse con Portugal, y lo hizo a través del tratado de Methuen, que le otorgaba la posibilidad de aprovisionarse en cualquier puerto Lusitano del mundo. A la vez que intensifico su mas antigua forma de comerciar: El Contrabando, en aquellos lugares donde les estaba vedado el comercio.
A comienzos de Enero de 1763, el 06 o el 07, se inicia el ataque a Colonia del Sacramento, pero fracasan. El Comandante ingles era John Mac Namara, y perece en el ataque.
Por Aquel entonces la zona era Gobernación de Buenos Aires y correspondía al Virreinato del Perú. Dicha Gobernación estaba encabezada por Don Pedro de Cevallos.

2° Invasión – Año 1765

John Byron llega al archipiélago Malvinense en Enero de 1765, y en la Isla Trinidad, que bautiza Saunders, establece un apostadero; luego funda Puerto Egmont en honor al primer Lord del Almirantazgo. A este puerto los españoles lo denominan Puerto de la Cruzada. Ante estos acontecimientos, España reacciona y por medio de una Real Cédula, incluye al archipiélago en la jurisdicción de la Gobernación de Buenos Aires. Los británicos reconocen la soberanía española, luego de reiterados reclamos. Pero no retiran a sus tropas, por lo cual hubo un choque armado favorable a España. También es cierto que para entonces, los franceses ya llevaban mas de un año de instalados en la bahía Anunciación, de la isla Soledad.

3° Invasión – Año 1769

El 10 de diciembre de 1769, el Capitán Antonio Hunt, comunica a Ruiz Puente, quien fuera Gobernador, que había ido a ocupar en nombre de su Majestad Británica, el archipiélago Malvinenese, estableciéndose nuevamente en Puerto Egmont. El por entonces Mayor General Juan Ignacio Madariaga, es enviado desde Buenos Aires, y obtiene la rendición el 1° de Julio de 1770.

4° Invasión – Año 1788

En 1788 los ingleses ocupan la Isla de los Estados.
En 1790 son expulsados de la Isla Grande de la Tierra del Fuego, y recién para 1791 lo son de la Isla de los Estados, por orden directa del Virrey Loreto.
Por entonces ya había sido firmado el tratado del Escorial (1790), por el cual se prohibía a los ingleses navegar y pescar a menos de 10 leguas de tierras españolas, y establecerse en ellas.

5° Invasión – Año 1806

En Abril de 1806 parte del Cabo de Buena Esperanza, una escuadra naval compuesta por cinco navíos de guerra e igual cantidad de buques de transporte, todos con bandera inglesa y a las ordenes del Comodoro Home Popham; las tropas que transportaban se encontraban al mando del Brigadier William Carr Beresford.
Antes de partir, los tres mas altos jefes de la expedición habían convenido en distribuir los tesoros, que sospechaban encontrar en Buenos Aires. Y que según las leyes navales inglesas, los caudales eran "Buena Presa" ; el convenio reservo al Mayor General David Baird, la cuota del jefe por haber autorizado la misión. En Junio de ese año confirman sus sospechas cerca de Montevideo, a través de un escocés llamado Russel, que viajaba como pasajero en una goleta de bandera portuguesa.
El 25 de Junio los ingleses desembarcan en Quilmes, y ocupan la ciudad de Buenos Aires con poca resistencia. Se establecen los términos de la capitulación, en los cuales los británicos exigen la entrega de los caudales reales; pero estos habían sido enviados a Luján por orden del Virrey.
El 05 de Julio el tesoro esta en Buenos Aires, y doce días mas tarde la fragata Narcissus zarpa hacia la Gran Bretaña con su valiosa carga. El 12 de Septiembre llega el tesoro a Portsmouth, y en ocho enormes carros (c/u llevando 5 toneladas de pesos plata), parte hacia Londres, donde es recibido con un enorme jubilo, y es depositado en el Banco de Inglaterra para su posterior distribución. Lo que los ingleses no se imaginaban en esos momentos, era que Buenos Aires había sido reconquistada un mes atrás. Esta acción había sido llevada a cabo por el entonces Capitán de Navío Don Santiago de Liniers. Recién en 1808 los ingleses pudieron repartirse el botín, y después de que un fallo de las autoridades inglesas acordara las sumas correspondientes a cada uno.
Siendo un total de 296.187 libras, 3 chelines y 2 peniques; que se repartieron entre 2841 participantes de la invasión a Buenos Aires (1235 del Ejercito y 1606 de la Marina).
El Mayor General David Baird recibió 35.985 libras; el Brigadier William Carr Beresford 11.995 libras; y el resto se distribuyo aproximadamente en 7.000 libras para los Jefes Superiores de tierra y mar, 750 para los Capitanes, 500 para los Tenientes, 170 para los Suboficiales y 30 libras para cada Soldado o Marinero.

6° Invasión – Año 1807

Los ingleses, anoticiados de la captura de Buenos Aires en 1806, organizan y envían un contingente militar de refuerzo, sin saber que la invasión del año anterior termino en un fracaso militar; lo que hizo que esta fuera una nueva y con intentos de lavar la imagen de la corona.
La población de Buenos Aires se entera de la presencia cercana de una importante flota inglesa, al ser invadidas las ciudades de Montevideo y Colonia.
Para fin de Junio de 1807 los ingleses tiran anclas en la Ensenada de Barragán, y el 1° de Julio comienzan a movilizarse hacia la Capital.
Los criollos intentan frenar el avance, pero son derrotados. Sin embargo, y a pesar de la angustiosa situación, los vecinos de Buenos Aires se organizan para la defensa.
Poco tiene hoy de cierto la famosa "aceite hirviendo" , pues era un articulo bastante caro por esos tiempos. Lo cierto es que los habitantes de la Buenos Aires colonial, hombres y mujeres, combatieron con sobradas muestras de valentía y decisión. El 07 de Julio de 1807, el Comandante en Jefe de las tropas Inglesas, General Juan Whitelocke, decidió firmar el tratado que ponía fin a la lucha en el Río de la Plata.
Principalmente luego de estas dos invasiones (1806 y 1807), se incrementaron los propósitos para la emancipación. Hecho que los británicos apoyaron, pues pretendían que Buenos Aires fuese un protectorado de ellos, para así poder comerciar libremente; tanto fue, que hasta prometieron su apoyo a todo intento emancipatorio del Reino de España.

7° Invasión – Año 1833

Para 1825 los ingleses continuaban haciendo de las suyas; el 02 de Febrero de ese año se firma un tratado de amistad, comercio y navegación, entre las Provincias Unidas del Río de la Plata y la Gran Bretaña. A través de este tratado éramos reconocidos como Nación independiente; y también establecía reciproca libertad de comercio, disminución de los derechos de importación y eximisión de tasas portuarias para ambas partes; libertad de conciencia para los súbditos ingleses que residían en nuestro territorio, y la abolición total de esclavos.
Realmente extraño o cipayo fue este tratado, pues la esclavitud había sido abolida en la Asamblea de 1813 y fue tan solo algo deseoso, pues al poco tiempo se firmo un decreto especial que le permitía a los ingleses continuar con la esclavitud y por otro lado, ni siquiera contábamos con barcos para poder efectuar ese libre comercio. Pese al reconocimiento como Nación soberana, el 02 de Enero de 1833, los ingleses ocupan el Puerto de Soledad, en las Islas Malvinas, a través del Capitán John Onslow.
Territorio que por el tratado de Tordesillas, correspondía a el Reino de España, y que luego por la cesión de tierras, al ser reconocida nuestra independencia, nos pasaron a pertenecer.

8° Invasión – Año 1845

Gran Bretaña, lejos de abandonar sus apetencias comerciales en América del Sur, resuelve en 1840, exigir la libre navegación de los ríos interiores argentinos para sus buques mercantes. Esto era para poder llegar a puertos como Asunción o Rosario. Para entonces se encontraba Rosas en el poder, quien sistemáticamente les negó el pedido; ante esta posición y a otras circunstancias, los ingleses y franceses, declararon el bloqueo al Puerto de Buenos Aires.
Sus objetivos eran los de obtener la libre navegación de los ríos Paraná, Uruguay y Paraguay; y el ponerse en contacto de una manera mas cómoda, con la gente de Corrientes, ya que se encontraban envueltos en una guerra contra Rosas. Enterado de esto, Rosas, mando a fortificar el paraje conocido como Vuelta de Obligado, al norte de la provincia de Buenos Aires. Varias embarcaciones unidas con cadenas, les cortarían el paso a la escuadra Anglo – Francesa, a la vez que cuatro baterías de cañones, defenderían la posición.
El 20 de Noviembre de 1845 tuvo lugar el combate. No fue una victoria, pero se les demostró a los gringos que no seria fácil efectuar lo que pretendían. Finalmente el 15 de Julio de 1847, Inglaterra levanto el bloqueo, y Francia dispuso similar medida un año después.

9° y 10° Invasión – Años 1908 y 1917

En esos años la Gran Bretaña dispuso a través de dos cartas patentes, el pescar bajo su permiso y supervisión; no solo en las aguas de las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur, sino que también en gran parte de nuestro litoral continental patagónico, llegando incluso a querer ejercer sus pretensiones sobre territorios continentales.
Salta a las claras las oscuras intenciones inglesas de no dejar de lado sus pretensiones de expansión colonial, utilizando en estas veces, el comercio como arma.
Observando un simple mapa, se comprueba el pretendido robo ingles, ya que se arrogaban como suyas las tierras y aguas al sur del paralelo 50°, y entre los meridianos 80° y 20° de longitud oeste.
Ciertamente, todo quedo sin efecto por esos años, merced a las gestiones diplomáticas. Pero también es cierto que la invasión existió en los papeles.

11° Invasión – Año 1970

Esta fue una suerte de invasión comercial a gran escala, y con funcionarios públicos argentinos, evidentemente inclinados hacia los invasores. Al menos uno de estos funcionarios, ocupo un puesto relevante durante la gestión gubernamental del Doctor Raúl R. Alfonsín.
En 1968 la firma inglesa DELTEC INTERNACIONAL y el KING RANCH, de origen estadounidense, se asocian y forman la DELTEC PANAMERICANA.
El King Ranch, llego a poseer en Venado Tuerto (Santa Fe) unas 35.000 hectáreas y en el sur de Brasil algo similar; estimándose que en 1970 ya había alcanzado un rebaño de vacunos de unas 200.000 cabezas, entre los dos países.
El asunto era adquirir la mayor cantidad de tierras en nuestra Pampa Húmeda, en el Uruguay y en el sur de Brasil; que daban como 1.400.000 Km² y un rebaño bovino de 140.000.000 de cabezas; cifra que superaba en tres veces a las existencias de Europa Occidental o de Estados Unidos, según una estadística de 1970, hecha por el Ministerio de Agricultura de Washington. Deltec Internacional era desde el año 1900, el único comprador y distribuidor de la carne argentina, a través de sus frigoríficos (testaferrados) Swift, La Blanca, Armour, y La Negra; pero la cadena de frigoríficos entre Brasil, Uruguay y Argentina llegaban a veinticinco, de los cuales diez aun subsisten, sobre todo en Brasil.
Los puertos de embarque eran siete, Bahía Blanca, Buenos Aires, La Plata, Montevideo, Paranaguá, Santos y Río Grande. En pocas palabras, el King Ranch criaba y Deltec procesaba.
Un Juez, el Doctor Salvador María Lozada, puso todo sobre la mesa, cuando en 1970 le decreto la quiebra al frigorífico Swift, por una evasión fiscal de 25.000.000 de dólares.
Hasta se refloto la vieja investigación de Lisandro de la Torre, quien enjuicio a varios funcionarios del gobierno del General Justo, entre los que estaban el Gerente del Banco Central (Raúl Prebisch) y el Director de Réditos (Enrique Malacorto), y el propio Ministro de Hacienda (Federico Pinedo), hay que destacar que fue para 1935.
Pero hacia fines de 1950, Federico Pinedo volvió a tener las riendas de la economía del país; Raúl Prebisch fue asesor de los gobiernos de Aramburu (1955) y de Alfonsín (1984); en tanto Enrique Malacorto fue el Vicepresidente del Banco Central, cuando el General Ongania estaba en el gobierno y se investigaba la evasión de divisas de Swift. Los pedidos que por entonces se le enviaban al Banco Central, solicitando informes para dilucidar la verdad acerca de la evasión, mismos que enviaba el General Ongania, se demoraban mas de la cuenta. Otra razón mas, había aparte de Malacorto, el Ministro de Economía era Adalbert Krieger Vasena, y de el dependía el Banco Central. Y en 1969, Vasena deja su puesto y ocupa la Gerencia Regional para el Area de Latinoamérica de Deltec Internacional.
Lo que hizo el Juez Losada no fue aislado, la Fuerza Aérea Argentina se opuso para que el Estado Argentino le vendiera al King Ranch, unas 80.000 hectáreas en la zona de las Islas Lechiguanas, en la Mesopotamia. Las dos acciones hicieron que el gigantesco monopolio ganadero no continuara avanzando.
Tan enorme era el poder de Deltec que en el juicio por quiebra que llevo adelante el Doctor Lozada, se pudo comprobar que en los balances de 1966, la empresa había tenido una ganancia de 2.800 millones de dólares por la venta de carnes en el mercado internacional. Para entonces la balanza comercial argentina dio un superávit de 1.593 millones de dólares en comercio exterior; es decir que el de esta empresa casi duplicaba al de nuestro país.
Era realmente un gigantesco robo lo que se le hacia a la Argentina. Hasta 1970, la carne que se vendía a Inglaterra, era sin precio fijo. La carne era subastada en Londres entre las 7.000 carnicerías de todo el país (3.700 era de Deltec) de manera tal que los precios era ajustados a sus intereses. Los fletes hacia Inglaterra, también quedaban en poder de ellos, pues se hacían en sus propios buques; los seguros se efectuaban a través del Lloyds, es decir a través de ellos. Y lo mas increíble de todo esto, es que hasta del flete interno en Inglaterra se hacia cargo Argentina.
Por entonces la tonelada de carne costaba unos 400 dólares, y a la Argentina solo retornaban 180 dólares.
Como hecho anecdótico se recuerda la veda de vientres de 1970 en nuestro país. Por la cual, para no sacrificar ganado joven, se importo carne de Finlandia, una 80.000 toneladas. Lo absurdo era que esa carne, era argentina, que Deltec había vendido a Finlandia. Por esa misma carne, Argentina había obtenido 180 dólares y ahora la compraba a 400 dólares la tonelada. Pero esto por mas cruel que sea, no deja de ser anecdótico, a pesar de todo.
Para tanto eran las apetencias de este poderoso imperio, que en Londres la revista "International Manager" , en uno de sus números de Octubre de 1970, publico una circular que Deltec dirigió a sus Gerentes de Ultramar, y en la cual se describe de una manera clara y precisa el accionar inescrupuloso y hasta desafiante que tenían.

Dice así:
"Probablemente no sea sabio enviar afuera a un Gerente con sentido moral muy firme. En muchas situaciones tendrá que buscar compromisos. En ciertos países, por ejemplo, no se pueden adelantar negocios sin comprar algunos funcionarios públicos. El Gerente que no este dispuesto a proceder así, bajo ninguna circunstancia debe ir a países donde esa es la costumbre. El Gerente ha de plegarse a las convicciones del país donde esta y en muchos el soborno no es un pecado. En algunos países hay miembros del gobierno que lo toman como una especie de recompensa en su carrera, que puede ser muy corta."
Me parece que las ideas de hace unos cuantos siglos atrás, que tenia la corona Británica, pasaron de una manera sencilla a sus súbditos, y llegaron hasta nuestros días sin mayores tropiezos.


12° Invasión – Año 1982

Tal vez 1982 sea el año que mas este presente, por estos temas, en la memoria de muchos. Para realizar esta nueva invasión, los ingleses nos llevaron a la guerra. Y como toda guerra, estuvo plagada de miserias humanas; por ella se mintió y se miente, o de ultima no se dice todo lo que se sabe. Circunstancias que llevaron a que gran parte de la sociedad argentina, pusiera el tema en el cajón de la vergüenza.
Quizás 1982 sea recordado mas por la histórica recuperación de las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur del 02 de Abril, y por la guerra subsiguiente, que por la invasión inglesa.
No es que este mal o bien, solo se que hay que recordar que parte de nuestro territorio se encuentra ocupado por otra Nación. La cual no cede un palmo ante nuestros reclamos; que solo busca su conveniencia y que en definitiva es nuestra enemiga de ayer, de hoy y hasta la de siempre, si no nos acordamos de ser argentinos.
Podría desarrollar mucho aquí, pero soy parte involucrada, un Veterano de esta mal conocida "Guerra de Malvinas", y en consecuencia seria parcial. Me movería el apasionamiento por el tema, y no es lo que pretendo; además ya hay muchos libros, revistas, videos y demás yerbas que dicen ser o tener la pura verdad de lo acontecido, y en realidad solo muestran mas de lo mismo por distinto autor. Así que tan solo voy a relatar algunos hechos, quizás conocidos por pocos, pero que bien valen la pena que se conozcan, pero será en un Capitulo aparte.

Por allí escuche a Cortez que cantaba:
"El tiempo ira trayendo la amnesia inexorable. Habrá muchas condenas y pocos responsables. Dirán que fue preciso, dirán que inevitable. Y al final como siempre, será Dios el culpable."

Cuanta razón tiene este hombre, la hipocresía esta en el orden del día.
No se puede cambiar el curso de la historia a base de cambiar los retratos colgados en la pared. Jawahartal Nehru
1889 – 1964

Trabajo enviado por:
Maldonado Horacio
(https://fdra-malvinas.blogspot.com/2019/06/las-doce-invasiones-del-reino-unido.html?fbclid=IwAR0W8J2htqJrAkfd9PTiYpcyPNflIdSS6ZTQMnULkSHB05Y5JrXRKrDPuZU)