Nuestra Señora de Malvinas

martes, 30 de abril de 2019

Argentina logró la extensión sus fronteras submarinas y los piratas ingleses presentaron una objeción por la zona de Malvinas



Desde que a fines de marzo de 2017 un comité científico de las Naciones Unidas aprobó el reclamo argentino de ampliación de su plataforma submarina de acuerdo con el régimen creado por la Convención de la ONU sobre Derecho del Mar (Convemar, uno de los tratados multilaterales más importantes de la historia, que fue firmado por 168 Estados), el país extendió sus fronteras submarinas alrededor de un 35%.

29-04-2019

"Se sumó casi una Argentina más -destaca el ingeniero Marcelo Paterlini, profesor de la Escuela de Ciencias del Mar y coordinador del equipo de geólogos, geodestas, geofísicos, hidrógrafos, sismólogos, cartógrafos, oceanógrafos y analistas de sistemas de información geográfica que durante una década realizaron los estudios que permitieron fundamentar la presentación, que luego fue analizada y discutida durante ocho años hasta su aprobación-. Hubo más de 30 encuentros de la delegación argentina con la subcomisión de las Naciones Unidas que hizo la auditoría para analizar si se ajustaba a derecho. Este nuevo trazado limita con las aguas oceánicas que son patrimonio de la humanidad, de todos los habitantes de este planeta".



A lo largo del siglo XX, los Estados ribereños habían propuesto extender el mar territorial, con el fin de proteger los recursos pesqueros y mineros, y aplicar medidas de control y fiscalización para evitar la contaminación. En los años ochenta, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Mar decidió avanzar en ese sentido y, entre otros organismos, se creó la comisión de análisis de la plataforma, integrada por 21 expertos (entre los que se encuentra Paterlini), provenientes de distintas regiones para darle imparcialidad, que serían los encargados de evaluar las presentaciones.



En 1997, se formó en el país la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (Copla), que reunió a un amplio grupo de expertos y con la que colaboraron especialistas de numerosos organismos públicos y universidades.



"Durante más de seis años recopilamos los datos -explica la doctora en Geodesia y Geofísica María Alejandra Arecco, docente de la Facultad de Ingeniería de la UBA-. La información fue muchísima, proveniente de buques que medían las profundidades submarinas, registros geológicos y sísmicos, análisis sobre las corrientes marinas, análisis matemáticos sobre el fondo marino para determinar el pie del talud, la gravedad, el magnetismo... Si el océano fuera una persona, uno podría decir que le hicimos la 'historia clínica' completa".



Para acometer la tarea, fueron esenciales los buques oceanográficos, provistos de gran variedad de instrumentos. Y no se dudó en pedir la colaboración de barcos científicos de otros países que surcaban nuestras aguas y podían proporcionar información batimétrica (sobre profundidades). Algunos estudios, como los sísmicos, fueron adquiridos a institutos de investigación extranjeros.



Como el criterio clave para determinar el nuevo límite fue el "pie del talud" (es decir, el punto en que la velocidad de variación de la pendiente que enlaza la plataforma continental con la llanura abisal es máxima y cuya determinación se obtiene a partir de ecuaciones matemáticas), fue necesario realizar campañas sísmicas para determinar el "espesor sedimentario".



"Así como en una casa se acumula más polvo en los rincones -explica Arecco-, lo mismo ocurre con los sedimentos en el fondo de los océanos. Al pie del talud se acumuló un gran espesor sedimentario, pero alejándose hacia el este, ese espesor va disminuyendo. El límite se colocó donde el espesor es más delgado".



Para hacerse una idea de la cantidad de información que hubo que procesar, basta con mencionar que fueron 106.000 km de datos de profundidad marina, 28.000 de gravimetría, 31.600 km de magnetometría, y de reflexión sísmica 29.000 km. En total, la Copla demandó 12 campañas oceanográficas.



Los geodestas fueron los encargados de determinar distancias teniendo en cuenta la curvatura terrestre y proporcionar mediciones con la precisión que exigía la Convemar.



"Nuestra presentación fue una de las más detalladas y exhaustivas, muy precisa en las mediciones y sumamente rigurosa en todo el procesamiento", destaca Arecco.



La plataforma continental es el lecho y subsuelo de las áreas submarinas que se extienden más allá del mar territorial hasta el nuevo límite definido por el país y aceptado por la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de las Nacionales Unidas. No todos los países pueden extenderla, porque no todas las costas la poseen.



"Nosotros tenemos una de las más extensas del mundo", afirma Arecco.



Con el nuevo límite, quedan reservadas para la Argentina la exploración y la explotación de todos los recursos vivos y no vivos que están apoyados en el fondo marino o que se encuentran en el subsuelo de toda esa área. Y aunque está permitido lo que se conoce como "tránsito inocente", los buques que deseen hacer investigación en la zona deberán pedir autorización.



El país hizo una presentación completa: desde el Río de la Plata hasta el Mar de Weddell, en la Antártida, pero dentro de ese perímetro hay dos zonas que quedan en suspenso. "Los países que firmaron el Tratado Antártico pusieron una objeción, y el Reino Unido presentó otra relativa a la zona aledaña a las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur -explica Arecco-. Ante esa situación, está previsto que la Convemar no dirima controversias en zonas donde los países se estén disputando territorio. Dejó pendiente el análisis hasta que los países se pongan de acuerdo".



Tras la aprobación, ahora resta difundir esta nueva frontera en mapas, cartas náuticas y libros de geografía. "Tenemos que trabajar mucho en las escuelas, para que se conozcan los nuevos límites", concluye Paterlini.
(http://www.sur54.com/argentina_logro_la_extension_sus_fronteras_submarinas_y_el_reino_unido_presento_una_objecion_por_la_zona_de_malvinas?fbclid=IwAR2FrwvcNMogvidou-Nss7R7gceDYIVbij9VcwzvkXLP2BT1ObyYaVOEqEU)

viernes, 26 de abril de 2019

Honor al heroísmo del BIM 5 de Río Grande



The Sunday Times dijo: “No se rindieron ni se retiraron los argentinos
en la montaña de Tumbledown, donde la Guardia Escocesa debió enfrentar
la mas violenta de todas las acciones. Allí se hallaba el Batallón de
Infantes de Marina argentinos muy expertos y bien atrincherados que
disparaban sin cesar y de una manera impresionante”.
Robacio y su BIM 5 no acataron la orden de rendición el 14 de Junio de
1982. Siguieron combatiendo con furor hasta agotar la munición y luego
en combate cuerpo a cuerpo al arma blanca. Entraron a Puerto Argentino
en perfecta formación, armas al hombro y a paso de desfile. Los
ingleses, asombrados por tanto derroche de coraje, se formaron para
saludarlos militarmente y recibirlos con honores.
(https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=2128783840538035&id=121244937958612)

lunes, 1 de abril de 2019

Perdimos una batalla, pero las Malvinas son Argentinas por siempre


El glorioso pabellón celeste y blanco, el manto de Nuestra Señora de Luján, la Bandera Argentina, flamea orgulloso en Puerto Argentino, el 2 de Abril de 1982. Y flameará nuevamente, esta vez para siempre, cuando los usurpadores ingleses sean expulsados de nuestras sagradas Islas Malvinas.


          El 2 de Abril de 1982 se convirtió, para la Nación Argentina, en uno de sus días más gloriosos jamás registrados en su historia: por primera vez, su territorio nacional volvía a ser restituido en sus dimensiones originales y por primera vez, luego de muchos años de afrenta por parte de Inglaterra, la Patria era restituida en su honor: el glorioso Ejército Argentino, con todas sus Fuerzas integrantes, desalojó a los piratas y usurpadores ingleses de las Islas Malvinas, izando nuestra Bandera Nacional en Puerto Argentino. El 2 de Abril de 1982, el día más glorioso y patrio de nuestra historia reciente, un grupo de valientes soldados argentinos desalojó a los usurpadores ingleses, para luego izar el manto celeste y blanco, nuestra insignia nacional y entonar orgullosos el himno nacional argentino. Nuestro glorioso Ejército Argentino recuperó las Islas Malvinas el 2 de Abril de 1982, izó la Bandera Nacional en Puerto Argentino y así lavó la afrenta que nuestra Patria sufría desde el infame día en que los filibusteros ingleses nos las robaron.
Nuestra Bandera Nacional, el manto celeste y blanco de Nuestra Señora de Luján, habría de flamear hasta el día en que, por la superioridad tecnológica de los usurpadores británicos y por la ayuda prestada por los traidores e infames chilenos, los piratas ingleses hicieron lo único que saben hacer a lo largo de la historia: robar tierras ajenas. Los ingleses construyeron su imperio tal como se apropiaron de nuestras Islas Malvinas, por dos veces: a punta de pistola, como bucaneros, como filibusteros, como vulgares ladrones y asesinos.
          Como consecuencia de haber perdido la Batalla de Puerto Argentino, por los factores mencionados –la superioridad tecnológica de los filibusteros ingleses, sumada a la artera puñalada por la espalda que nos infligieron los chilenos, supuestos “hermanos sudamericanos”-, la afrenta continúa porque los piratas y bucaneros volvieron a robarnos las Islas, y la afrenta a nuestra Patria continuará mientras pise el sagrado suelo patrio malvinense una sucia bota inglesa; sin embargo, la Historia no ha terminado y puesto que nuestro Ejército Argentino tiene como Generala a la Virgen Victoriosa, les advertimos a los ingleses: salgan de donde no les pertenecen, devuelvan a nuestra Patria nuestras Islas Malvinas y pidan perdón a nuestra Patria por haber robado de modo infame dos veces nuestras sagradas Islas y retírense para no volver nunca más.
          A los héroes de Malvinas que descansan en la turba malvinense, a los que reposan en el fondo del Atlántico Sur, en el Mar Argentino, a los que sobrevivieron, les agradecemos de todo corazón las entregas de sus vidas y desde nuestro puesto de lucha cotidiano les decimos que no los olvidamos, que sus entregas gloriosas no fueron en vano y que algún día regresaremos a nuestras Islas Malvinas para nunca más retirarnos, porque perdimos una batalla, pero no la guerra: ¡las Islas Malvinas fueron, son y serán argentinas!
          A Dios Uno y Trino, nuestro Dios y Señor; a la Virgen Victoriosa, Generala del Ejército Argentino; al Ángel Custodio de Argentina; a los Héroes de Malvinas, que vigilan nuestras Islas desde lo alto del cielo, les pedimos que nos asistan en la guerra que todavía no ha terminado, para que algún día, no muy lejano, nuestro glorioso pabellón nacional, el manto celeste y blanco de Nuestra Señora de Luján, vuelva a flamear, esta vez para siempre, en nuestro amado Puerto Argentino.