Nuestra Señora de Malvinas

lunes, 17 de junio de 2019

La Bandera Argentina tiene los colores de la Virgen por deseo de Dios


Resultado de imagen para bandera argentina y virgen d

          La Bandera Argentina lleva los colores celeste y blanco y la razón es que el General Belgrano, su creador, quiso explícitamente que llevara los colores del manto de la Virgen. No es verdad, como enseña el mito liberal y masónico, que los colores se deben al cielo y las nubes. Está comprobado, históricamente, que el General Belgrano, quien era devoto de la Inmaculada Concepción, quiso honrar a la Virgen, dándole a la Bandera los colores de su manto. El dato es histórico y lo da el hermano del General, el Sargento Belgrano, quien declaró: “Mi hermano quiso honrar a la Inmaculada Concepción dándole a la Bandera los colores de su manto”. Es decir, lo que hizo el general Belgrano, fue un acto de devoción a la Virgen, un acto de devoción mariana. Esto es de suma importancia para la consideración del origen de los colores de la Bandera Argentina, porque si fue un acto de devoción mariana, esto implica una intervención directa de Dios, quien fue el que puso en la mente y en el corazón de Belgrano la intención y el deseo de que la Bandera de la nueva Nación llevara los colores de la Virgen Inmaculada. Esta intervención de Dios no es intrascendente, porque cambia radicalmente el origen de los colores: si la elección de los colores del manto de la Inmaculada para que fueran los colores de la nueva bandera no vino de Belgrano, sino de Dios, es porque esto fue una gracia de Dios y si fue una gracia, la idea y el deseo vinieron de Dios y no de Belgrano. Es decir, debido a que lo que hizo Belgrano fue un acto de devoción mariana, esto quiere decir que fue necesaria la gracia para ello y si fue una gracia, vino de Dios, que es la Gracia Increada y Fuente de toda gracia. Esto significa, en pocas palabras, que el gesto de Belgrano no se originó en él, sino que fue solo una respuesta a la intervención divina, por lo que fue Dios y no Belgrano, quien quiso que la Argentina llevara los colores del manto de la Inmaculada Concepción.
          Cuando besemos el manto de la Inmaculada, nos parecerá estar besando a la Bandera Nacional y cuando besemos a la Bandera Nacional, nos parecerá estar besando el manto de la Virgen Inmaculada. ¡Dichosa nuestra Patria, cuya Bandera Nacional es el manto celeste y blanco de la Virgen Inmaculada de Luján!

viernes, 14 de junio de 2019

Luis Cervera, piloto de A-4B Skyhawk: "Los ingleses en Malvinas van a vivir siempre amenazados, porque están en un lugar que no les corresponde"

La imagen puede contener: una persona, exterior

Luis Cervera piloto argentino de A-4B Skyhawk VGM: "Siempre se van a sentir amenazados, siempre.

Van a vivir con el fantasma detrás de ellos que van a ser atacados en cualquier momento.
Porque están en un territorio que no les corresponde.

Si estuvieran en su casa, estarían muy tranquilos sin reforzar nada. Siempre se van a vivir amenazados.
Tenga o no tenga posibilidades de atacar Argentina, porque no la pasaron bien.
La pasaron muy mal.

Era la tercera flota del mundo, y, sin embargo, perdió siete barcos.

Hundir siete barcos de una flota como la era la de Inglaterra, no se la comió nadie en el mundo todavía.

Siete hundidos, 11 totalmente destruidos, que no se hundieron pero quedaron inservibles, flotando como cáscaras de nuez en el Atlántico.

Ocho que volvieron hechos pedazos. Entonces no es para que vivan tranquilos.

Van a vivir asustados. Porque nosotros, con muy poco, con muy poco equipamiento, con nuestras limitaciones, le hicimos un daño tremendo a Inglaterra que todavía no lo digirió, no logra entender qué es lo que le pasó en Malvinas".
(https://www.facebook.com/vuelebajo/photos/a.657175514414303/1596988000433045/?type=3&theater)

viernes, 7 de junio de 2019

2 de Abril: los eventos de una recuperación perfecta


La recuperación de las Islas Malvinas para su incorporación definitiva a la soberanía nacional ya había sido decidida. La precipitó lo que los ingleses consideraron un incidente con operarios de una empresa argentina que izaron en la punta de un remo una bandera argentina. La mecha estaba encendida. Se haría un asalto directo y sorpresivo a la capital, Puerto Argentino, para provocar una repercusión política internacional tal que obligara a Gran Bretaña a negociar seriamente la soberanía de las islas de acuerdo a las resoluciones de Naciones Unidas. 

Debían evitarse bajas enemigas, instalar un gobierno argentino en las islas y retirar las fuerzas de recuperación, dejando sólo los efectivos indispensables para la seguridad. Cada Comandante y Jefe de Batallón o Regimiento recibió cinco sobres lacrados que se abrirían al recibir la orden.

Con un sol radiante del 28 de marzo, como todavía acostumbra regalar marzo en la zona de Puerto Belgrano, zarparon de la base naval el buque de desembarco ARA “Cabo San Antonio” con todo el Batallón de Infantería de Marina Nº 2 (BIM2) a bordo, unos 750 hombres. También 20 VAOS (vehículos anfibios a oruga) y un VAR (a rueda); 30 vehículos de la Infantería de Marina y parte del Regimiento de Infantería Nº 25 del Ejército; en total una carga de combate de 8 mil toneladas.

De la misma dársena soltó amarras el buque insignia de la Flota de Mar, destructor misilístico ARA “Santísima Trinidad”, con las tropas de Fuerzas Especiales de la Armada que tomarían el cuartel de los Royal Marines, más los hombres (16 entre buzos tácticos y comandos anfibios) quienes bajo órdenes del Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giacchino tomarían la casa del Gobernador para lograr su rendición.

A esas alturas el submarino ARA “Santa Fe”, que la noche anterior había bajado su periscopio mientras abandonaba aguas marplatenses haciéndose invisible, navegaba hacia el sur para sumarse a la operación. A bordo iba la Agrupación Buzos Tácticos encargados de marcar la playa para el desembarco del BIM2. Mientras que en el rompehielos ARA “Almirante Irizar” iba el personal de reserva y un helicóptero Puma del Ejército.

El resto de la Fuerza de Tareas N° 40 estaba integrado por el destructor misilístico ARA “Hércules”, el portaaviones ARA “25 de Mayo”; los destructores ARA “Py”, ARA “Seguí” y ARA “Piedrabuena”; las corbetas ARA “Drummond” y ARA “Granville”, y el transporte ARA “Isla de los Estados”. También, por ser una operación naval conjunta, incluyó a un avión C-130 Hércules de la Fuerza Aérea; unidades de la 1° y 2° Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros; aviones caza A 4-Q de la 3° Escuadrilla Aeronaval de Ataque; y aviones S2T-Tracker de la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina. El puño que daría el primer golpe no podía titubear.

Al poco tiempo de zarpar, se dio la orden de abrir los sobres. La operación sería la recuperación de las Islas Malvinas. Los buques navegaron a toda máquina, pero desde el 29 –y por tres días– los frenó un temporal capaz de sacudir hasta la mesoatlántica -cordillera bajo el mar–; tanto que un rolido alcanzó los 46°. Muchos hombres de las tripulaciones fueron afectados por mal de mar, por lo que el día “D” previsto originalmente para el primer día de abril debió retrasarse. Era preciso al menos un día de mar calmo para efectuar el desembarco.

La operación de recuperación de las Malvinas había sido bautizada inicialmente como “Operación Azul”, pero en medio del fuerte temporal el entonces Teniente Coronel Mohamed Alí Seineldín, embarcado en el “Cabo San Antonio”, recordó que cuando ocurrieron las invasiones inglesas al Río de la Plata, el General Liniers había enfrentado inclemencias que cesaron cuando invocó a la Virgen del Rosario. 

Por esa sugerencia, el Contralmirante Büsser, Jefe de la Fuerza de Desembarco, rebautizó la operación como “Operación Rosario”: el cambio en las condiciones climáticas que posibilitó el inicio de las acciones el 2 de abril quedó para siempre adjudicado a la intercesión de la Virgen. Sin embargo, el factor sorpresa se había perdido.

“Habitantes de las Islas Falklands, les habla el Gobernador Hunt, tenemos información que una fuerza de tareas argentina zarpó del continente y viene navegando hacia las Islas (…)”; fue parte del mensaje que se escuchó la noche del 1° de abril en la radio del “Cabo San Antonio”.

Algunos planes cambiaron. Los desembarcos pensados hacia el Noreste de las islas se replanificaron hacia el Este. Sobre las frías aguas del Atlántico Sur emergió de las profundidades una silueta robusta. Primero el tubo periscopio, luego la torreta y finalmente el resto del submarino ARA “Santa Fe”. 

Esperaban la recepción de la que sin dudas sería la orden más importante de sus carreras. Regía el silencio absoluto de radio, por lo que el señalero se dirigió al reflector de señales y envió en Morse luminoso: “Operación Rosario: aguardo confirmación”.

Mil metros a babor del submarino, desde el ARA “Santísima Trinidad” que ya había ingresado a la Bahía Enriqueta, los parpadeos de luces fueron claros. “Hora y lugar confirmados”. El “Santa Fe” viró y se sumergió.

Recuperar las islas
A bordo del “Santísima Trinidad”, los comandos anfibios y buzos tácticos se prepararon concentrados en su objetivo. Repasaron en sus mentes la que debía ser su actitud durante el desplazamiento y en el objetivo mismo. Pondrían en práctica lo que tantas veces, en las peores condiciones climáticas y de mar grueso, habían entrenado. 

Por algún motivo sintieron que todo se aceleró; se impartieron las acciones a desarrollar y toda la secuencia de aproximación de buque a costa. Los kayaks serían los primeros y una vez asegurada la cabecera de playa, desembarcaría el resto de las Fuerzas Especiales.

Dibujaron la carta en sus cabezas: distancias, rumbos, obstáculos, alambradas, caminos, alturas, ríos, todo. Lo estudiaron al detalle para que ese mapa fuera parte suya. Probaron el armamento y lo limpiaron. Les dieron granadas, donde cada uno llevó las que creía que podía necesitar, y cargadores con alrededor de 1500 disparos a granel.

Esa noche se reunieron en equipos de combate y, con todas las luces apagadas, sobre las 21 del 1º de abril comenzó el movimiento buque a costa. El “Santísima Trinidad” paró motores. Se tendieron las redes de desembarco, se cargaron las mochilas y descendieron a toda velocidad.

La oscuridad de la nubosa noche sólo era interrumpida por una tenue luz de luna que parecía cómplice de la operación. Los cachiyuyos –similares a algas– se enredaban en los motores de los botes y complicaban el avance, que continuaba a fuerza de machetazos. Entrada la noche la oscuridad se cerró más y la delgada línea que hacía minutos representaba la costa, desapareció. 

La playa regalaba una sola rompiente que resonaba con fuerza y ocultaba los ruidos. Ni siquiera se oían los motores que llegaban más atrás. Cuando varó el primer kayak un silencio absoluto habitaba la costa y no se veía absolutamente nada. Hasta las luces de la ciudad y el faro San Felipe fueron apagadas.

Con una rápida técnica de barrido en flor de unos 150 mtrs., los primeros comandos aseguraron la zona y con el visor nocturno hicieron la marcación infrarroja a los otros botes, que desembarcaron y armaron la cabeza de playa unos 250 metros más adelante. Luego desembarcaron los 20 botes restantes.

Como un relámpago se encolumnaron y avanzaron a los objetivos. En el punto de disloque, la patrulla del Capitán Pedro Giachino se abrió hacia la Casa de Gobierno mientras el resto siguió avanzando con el Capitán Guillermo Sánchez Sabarots hacia el cuartel de los Royal Marines. 

Estaban marginales con el tiempo, por lo que debieron apretar la marcha. Faltando cuatro minutos para las 6 cruzaron el puente donde la avanzada ya había preparado las cargas de demolición para aislar el objetivo, de ser necesario. Nada entra, nada sale.

Iniciaron el asalto. Desde el cuartel comenzaron a tirar hacia la zona del Teniente Sergio Robles, abriendo una brecha por donde los ingleses se fugaron. Los comandos ingresaron al cuartel rompiendo puertas y ventanas. Cada uno tenía un lugar de ingreso específico. “Limpiaron” el cuartel recorriendo todo. Segundos después arriaron la bandera inglesa e izaron la argentina. Fue la primera bandera que volvió a flamear en Malvinas.

Mientras tanto en la casa del gobernador se solicitaba la rendición. “Mister Hunt, somos marinos argentinos, la isla está tomada, los vehículos anfibios han desembarcado y vienen hacia aquí, hemos cortado su teléfono y le rogamos que salga de la casa solo, desarmado y con las manos sobre la cabeza, a fin de prevenir mayores desgracias. Le aseguro que su rango y dignidad, así como la de toda su familia, serán debidamente respetados”, dijo el Teniente Diego García Quiroga, quien ya secundaba a Giachino.

No obtuvieron respuesta y por eso arrojaron una granada para disuadirlos. Una voz que provenía de la casa contestó: “Mr. Hunt is going to get out.” Pero no salió. García Quiroga reiteró el mensaje, pero la voz aseguró: “Don’t go (Mr. Hunt),” y esas palabras vinieron seguidas de un tiroteo.

Lo que siguió se inscribió para siempre en la historia de la recuperación de Malvinas y fue parte del precio de ver la bandera argentina en alto. Giachino y García Quiroga seguidos de tres hombres se lanzaron al interior de la casa. El primero rompió el vidrio de una puerta y abrió el picaporte. El resto fue cuestión de segundos: un feroz tiroteo, a Giachino lo alcanzan las balas británicas, cae y el segundo en resultar gravemente herido es García Quiroga, que iba detrás.

–Me dieron, Cristina, me dieron–dijo Giachino, como si desde el continente su mujer pudiese escucharlo–. García Quiroga sintió que le arrancaban el brazo, fue el primer tiro; el otro le dio en el abdomen. Hoy una navaja suiza exhibida en la Agrupación Buzos Tácticos es la muestra de suerte, que también es azar y destino, porque paró la bala que reclamaba su vida.

Giachino llamó al Cabo enfermero Urbina, pero éste también había sido batido. Ya en el suelo y anticipándose a la posible pérdida de conocimiento, el Capitán Giachino tomó la correa de sus binoculares y ató la granada –con la que rompió la ventana– para que no explote, evitando la muerte de todos los de la casa. A esas alturas ya estaba bañado en sangre.

La patrulla de Sánchez Sabarots escuchó los estruendos de la balacera que resonaron desde la Casa de Gobierno y corrieron a apoyar a Giachino que estaba a unos 7 kms. A unos 500 mtrs. de la Gobernación se separaron. Sabían que la fracción inglesa los superaba en número. Avanzaron desplegados de a cuatro viendo las cabezas y las antenas de comunicaciones enemigas. A pesar de llevar el arma cargada con el fuego abierto tenían la orden de no causar bajas enemigas.

A 50 mtrs. de la casa se levantaron todos juntos avanzando con las armas apuntadas y, cuando saltaron un ligustro espinoso listos a descargar, se escucharon las voces de alto el fuego en español y en inglés.

Tres horas antes, en un punto más al Noreste y ya promediando la madrugada los buzos tácticos del “Santa Fe”, enfundados en sus trajes secos y completamente camuflados, desembarcaron para cumplir con su misión. Doce hombres. Apenas tocaron la costa una bengala los iluminó como si fuera de día. Se prepararon para recibir fuego enemigo, pero nada. La misión era habilitar y proteger esa playa hasta que las tropas argentinas desembarcaran, y ese aviso tenía un tiempo límite: las 6:30. Esa bengala demoró en un minuto el cumplimiento de ese tiempo; 6:31, revisada toda esa playa, avisaron al “Cabo San Antonio” que estaba marcada, es decir libre.

Después de unos minutos agazapados, haciendo una especie de trinchera por si había que soportar un ataque, comenzaron a pasarles por al lado los VAO de la Infantería de Marina cuando el crepúsculo matutino empezaba a convertir las siluetas de las islas en certeza.

Se formaron a la derecha de un VAR y en ese momento se abrieron las tapas y en un acto espontáneo todos comenzaron a gritar “¡Viva la Patria!”.

Después de enfrentar las defensas inglesas que custodiaban el aeropuerto y de quitar los vehículos que habían sido atravesados en la pista, el VAO con el Coronel Seineldín llegó lleno de impactos de bala al hospital de Puerto Argentino. Ya sabían que el Capitán Giachino había sido herido. Seineldín entró al hospital y diez minutos después volvió a salir para darle el pésame a sus hombres, todos reunidos afuera. Giachino había muerto.

Para entonces en la isla ya había más de 800 soldados argentinos desplegados y se habían iniciado los vuelos que traían al resto de las tropas del Ejército, lo que motivó la rendición del Gobernador, quien pidió parlamentar con el Estado Mayor de la operación. Un jeep con bandera blanca condujo al Contralmirante Büsser a su casa. La Operación Rosario había sido ejecutada con precisión y sin bajas enemigas.

Una trompeta sonó poniendo a todos en firme para iniciar el saludo. Después de casi 150 años, la bandera argentina estaba izada en la Gobernación de Malvinas, y con ella comenzaban 74 días de guerra.

(GACETA MARINERA)
Posted in: 2 de Abril,ARA,asalto de edificio,Comandos Anfibios ARA,IMARA,Operación Rosario,recuperación de las Malvinas
(https://fdra-malvinas.blogspot.com/2019/06/2-de-abril-los-eventos-de-la.html?fbclid=IwAR3BNMa2UsJcA5k3z4OngdomljluACUvDuVNfyamIdOBsmipwIZUq1C9D2c)

Aniversario de la Defensa de Puerto Argentino


JUEVES, 6 DE JUNIO DE 2019
ANIVERSARIO DE LA DEFENSA DE PUERTO ARGENTINO

Desde el día 3 de junio la artillería enemiga ejecuta concentraciones sobre el Regimiento de Infantería 4 y el Regimiento de Infantería 7. Se comprueba un incremento substancial del régimen y precisión de sus fuegos.
El enemigo ejecuta ataques aéreos sobre el Regimiento de Infantería 4, el Regimiento de Infantería 7 y Aeropuerto. Un avión “Vulcan” inglés dispara un misil antirradar que deja fuera de combate el radar de tiro de la ADA. Resultan muertos un oficial, un suboficial y dos soldados. Este elemento es reemplazado por otro, transportado desde el continente. Pero, en lo sucesivo, se limita su acción para evitar una nueva detección y ataque por parte del enemigo, lo que redunda en una disminución de la eficacia del sistema.
Se efectúa un nuevo control y censo de población, a fin de verificar la presencia de posibles infiltrados.
Al oeste del Regimiento de Infantería 4 se produce un violento combate entre una patrulla propia y efectivos ingleses apreciados en una sección, los cuales son rechazados. La fracción propia que es apoyada por fuego de morteros, sufre tres bajas, mientras que causa a los ingleses dos muertos y heridos que éstos transportaban en su repliegue.
Otros efectivos enemigos importantes detectados en la zona de “Murrel Bridge”, son rechazados por el fuego de la Compañía B del Regimiento de Infantería 6 y Compañía C del Regimiento de Infantería 4.
El día 4, luego de los ataques aéreos de la Fuerza Aérea Argentina sobre “Monte Kent” y “Challenger”, el enemigo disminuye su actividad de fuego, lo que se repite el día 5. No obstante, durante estos dos días, ejecuta fuegos de perturbación en forma sistemática, y continúa realizando numerosos movimientos de helicópteros. Se detectan vehículos blindados en la zona de “Monte Challenger”.
Patrullas propias informan sobre la presencia de numerosos vivaques en la ladera oeste de “Monte Kent”, e instalaciones logísticas en las zonas de “Estancia Horse” y “Estancia House” (hacia el oeste de “Monte Kent”).
Asimismo, se conoce la aproximación de numerosos efectivos desde el noroeste especialmente en la zona de “Green Patch” y en dirección a “Monte Long Island”.
En el frente del Regimiento de Infantería 4 y Regimiento de Infantería 7, el enemigo intenta infiltrar efectivos de exploración durante la noche, los cuales son rechazados por el fuego.
Durante este tiempo, la propia artillería de la posición ha combatido tenazmente buscando neutralizar la acción enemiga.
El fuego se ejecuta, fundamentalmente, con dos cañones pesados de 155 mm y con un régimen de tiro reducido, en razón de la restringida disponibilidad de munición de ese calibre. El Grupo de Artillería 3, que ha adelantado parte de una de sus baterías hacia el oeste, cumplimenta ese fuego.
No obstante, se logra una neutralización poco significativa de la acción enemiga, dado que el alcance de nuestras armas es sensiblemente inferior al de las piezas inglesas. Su capacidad para el cambio inmediato de posiciones, mediante el empleo de helicópteros pesados es otro factor importante a considerar, ya que también limita los efectos de nuestro fuego.
El día 5 el intenso fuego de artillería y morteros bate las posiciones argentinas en Cerro “Longdon” (Compañía B del Regimiento de Infantería 7) y “Dos Hermanas” (Compañía C del Regimiento de Infantería 4) con intermitencias durante todo el día. La propia artillería ataca las posiciones enemigas en Cerro “WALL” y “Challenger”, “Murrel Bridge” y zona de “Saddle Back”.
Una operación helitransportada enemiga, al sudoeste del monte “Harriet” (Compañía B del Regimiento de Infantería 4 y la Compañía de Comando) es rechazada por fuego de armas automáticas, artillería y morteros. Los efectivos aprestados para ejecutar un contraataque no son empleados, pues los medios ingleses se repliegan ante la efectividad del fuego propio.
Se ejecutan tres ataques aéreos con bombas sobre distintos sectores de la posición. Particularmente en el sector del Regimiento de Infantería 4 se emplean misiles y ametralladoras.
La Compañía C del Batallón de Infantería de Marina 5 ocupa sin novedad la nueva posición ordenada por el Comandante Argentino “Puerto Argentino”.
A las 21.00hs, el Comandante Conjunto expone ante los comandos superiores a sus órdenes, las conclusiones de los estudios que ha ordenado a su Estado Mayor para la proposición al Centro de Operaciones Conjuntas de una operación sobre la espalda de los ingleses, la que podría cambiar el curso de los acontecimientos.
Adelanta su intención de enviar al Continente al Jefe de Estado Mayor para exponer el plan y solicitar resolución.
Durante la noche, los cañoneos navales son particularmente intensos entre las 23.00hs y 03.30hs, causando daños y bajas importantes.
El día 6 por la mañana, se producen nuevos ataques navales ingleses sobre el Regimiento de Infantería 7, y ataques aéreos sobre el Regimiento de Infantería 3 y el Batallón de Infantería de Marina 5, que se repiten al caer al mediodía.
A la noche se detectan numerosos vuelos de helicópteros hacia el oeste.
En las primeras horas de la tarde, una patrulla del Regimiento de Infantería 4 que protege las tareas que ejecutan los ingenieros de Infantería de Marina, frente al Cerro “Dos Hermanas”, entra en combate con una facción inglesa de efectivos equivalentes a una Sección que se ha infiltrado hasta la ladera del cerro. Se combate a distancias próximas, inclusive con granadas de mano. Finalmente, el enemigo se repliega después de sufrir, al parecer, bajas. También los efectivos propios sufren bajas.
Se ordena la infiltración de una patrulla de comandos detrás de las líneas enemigas, en la zona de “Murrel Bridge” para obtener información.
Durante la noche, el enemigo incrementa su cañoneo naval empleando naves desde el norte de la Península de “Fressinet” (Bahía de la Anunciación). Este fuego se concreta particularmente sobre las posiciones del Regimiento de Infantería 4 y Regimiento de Infantería 7, adquiriendo, por momentos, características de fuego de preparación. Se producen bajas y daños.
El Comandante Conjunto Malvinas solicita al Centro de Operaciones Conjuntas autorización para el viaje de su Jefe de Estado Mayor, un oficial de inteligencia y un oficial de operaciones, para exponer la situación, reiterar pedidos de apoyo ya efectuados y explicar sus planes para la continuación de las operaciones.
Fuente: Informe Oficial del Ejército Argentino.

http://www.fotolog.com/ejercitonacional

http://www.facebook.com/EJERCITO.NACIONAL.ARG
PUBLICADO POR EJERCITO ARGENTINO EN 7:21 
(https://ejercitonacional.blogspot.com/2019/06/aniversario-de-la-defensa-de-puerto.html?fbclid=IwAR3tCp1Q2aRnlAJmCACezlylvUHNlvRxnf8sNNQsjdVg2Wu3UFifzLT_x-g)

martes, 4 de junio de 2019

El obispo castrense de Argentina considera una vergüenza la situación de muchos militares encarcelados

El obispo castrense de Argentina considera una vergüenza la situación de muchos militares encarcelados
El obispo castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera, advirtió que en su primer año de labor pastoral ha observado «cómo, embanderados en derechos del pasado, se cometen hoy graves, intolerables e injustificables injusticias».
(Aica) «Aunque nos cueste escucharlo o suponga algún dolor de cabeza, la situación de muchos detenidos por delitos de lesa humanidad es una vergüenza para la república: una discriminación nunca vista en democracia, llevada a cabo especialmente por algunos miembros del Poder Judicial, con el silencio cómplice de algunos de los miembros de otros poderes y de buena parte de la dirigencia nacional», puntualizó.
«Veo también silenciados los sufrimientos de tantas víctimas de violencia en nuestra patria perpetrados en tiempos de democracia equiparándolos a otras impunidades presentes. Otra deuda a saldar», aseguró en una carta de lectores en el diario La Nación.
Frente a esta situación, el prelado consideró necesario «transitar caminos de verdad y de justicia para alcanzar la paz», y sostuvo: «No podemos mirar la historia con un ojo solo; necesitamos una mirada compasiva sobre todos aquellos a los cuales les tocó vivir la locura del enfrentamiento fratricida de aquellas épocas. Enfrentamientos en los cuales hemos perdido todos».
«Debemos pedir justicia con fuerza, coraje y valentía, porque muchos hermanos argentinos mueren en las cárceles o en sus domicilios sin condena», agregó, y preguntó: «¿Es esto justicia?»
Tras citar el mensaje en el que el papa Francisco afirmó a presas de una cárcel de Chile que «una condena sin futuro no es una condena humana, es una tortura», monseñor Olivera concluyó: «Más allá de imputaciones y penas, todo ser humano tiene dignidad, y nadie puede privarlo de ella. Todos podemos rehabilitarnos».
Carta del obispo
¿Es esto justicia?
¿Por qué será que hablar de la cultura del encuentro en nuestro país, de una memoria sin ideología, de la verdad completa y de justicia, nos divide tanto a los argentinos al punto de polarizarnos? A veces me pregunto: ¿por qué no queremos avanzar hacia una país fraterno y justo para todos? Es que no es fácil transitar la verdad y, por motivos diversos, se la calla, se la oculta o se la tergiversa. Mucho de esto pasa en nuestra patria. Hablar de algunos temas no es fácil, pero hay que hablar, para no ser tildados de cobardes o de permanecer callados frente a tanta injusticia y al dolor de muchos.
Al asumir, el Obispado castrense destacaba el valor de tender puentes en un mundo de zanjas, que nos desafían a superarlas. En este primer año de labor pastoral, he observado cómo, embanderados en derechos del pasado, se cometen hoy graves, intolerables e injustificables injusticias. Aunque nos cueste escucharlo o suponga algún dolor de cabeza, la situación de muchos detenidos por delitos de lesa humanidad es una vergüenza para la república: una discriminación nunca vista en democracia, llevada a cabo especialmente por algunos miembros del Poder Judicial, con el silencio cómplice de algunos de los miembros de otros poderes y de buena parte de la dirigencia nacional. Veo también silenciados los sufrimientos de tantas víctimas de violencia en nuestra patria perpetrados en tiempos de democracia equiparándolos a otras impunidades presentes. Otra deuda a saldar.
Necesitamos transitar caminos de verdad y de justicia para alcanzar la paz. No podemos mirar la historia con un ojo solo; necesitamos una mirada compasiva sobre todos aquellos a los cuales les tocó vivir la locura del enfrentamiento fratricida de aquellas épocas. Enfrentamientos en los cuales hemos perdido todos. El papa Francisco nos recordó que la misericordia no excluye la justicia y la verdad. El Dios del Preámbulo, «fuente de toda razón y justicia» para nuestra Constitución, no es el Dios vengativo y discriminador en que parecen inspirarse algunos crueles y diferenciados tratos. Debemos pedir justicia con fuerza, coraje y valentía, porque muchos hermanos argentinos mueren en las cárceles o en sus domicilios sin condena. ¿Es esto justicia?
Su Santidad dijo a unas presas de una cárcel en Chile: «Una condena sin futuro no es una condena humana, es una tortura». Más allá de imputaciones y penas, todo ser humano tiene dignidad, y nadie puede privarlo de ella. Todos podemos rehabilitarnos.