Nuestra Señora de Malvinas

viernes, 20 de noviembre de 2020

El ejemplo del Combate de Obligado frente a las amenazas externas e internas a la Patria

 


El 20 de noviembre de 1845, una escuadra naval anglo-francesa, en claro y abierto desafío a la soberanía nacional y a la integridad territorial de la Confederación Argentina, comenzó a remontar, aguas arriba, el río Paraná. La respuesta del Ejército Argentino, bajo el mando del Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas, hizo frente a la incursión enemiga, tomando posiciones en el recodo del río Paraná conocido como “Vuelta de Obligado”. Allí, era paso ineludible para la flota pirata anglo-francesa que se dirigía a Corrientes. En las costas de ese recodo, el General Mansilla apostó sus principales baterías: la denominada Restaurador Rosas, mandada por Álvaro Alzogaray, la General Brown, por Eduardo Brown, hijo del almirante y la Manuelita, al mando de Juan Bautista Thorne. Eran servidas por unos ciento setenta artilleros, más otros sesenta de reserva; las baterías estaban guarnecidas por quinientos soldados de infantería del 2do Batallón de Patricios, al mando del coronel Ramón Rodríguez y otra cantidad similar de milicianos, con varios cañones, que ocupaban los espacios entre esas baterías. La reserva estaba constituida por seiscientos infantes y dos escuadrones de caballería al mando de José Cortina. Detrás de ellos, unos trescientos vecinos, reunidos voluntariamente y a último momento, para apoyar a las tropas venidas desde Buenos Aires. En la orilla del río se colocaron tres anclas a las que se asieron tres gruesas cadenas, que atravesaban el río hasta la orilla opuesta, sujetadas a un bergantín armado con seis cañones al mando de Thomas Craig. Las cadenas corrían sobre las proas, cubiertas y popas de veinticuatro buques desmantelados, hundidos y fondeados en línea. Con estos se propuso Mansilla señalar a los invasores y piratas anglo-franceses que el pasaje del río no era libre y que si querían continuar camino, debían combatir. A las 08.30 de la mañana del 20 de noviembre de 1845 dio inicio el Combate de Obligado –tal como pasaría a la Historia el enfrentamiento entre las fuerzas invasoras anglo-francesas y el Ejército Argentino-, el cual duró ocho horas; al finalizar, los invasores habían sufrido cientocincuenta bajas, en tanto que los argentinos, unos setecientos cincuenta, además de perder dieciocho cañones. La victoria alcanzada por los invasores piratas anglo-franceses fue pírrica, puesto que luego de la Vuelta de Obligado todos en la Confederación se pusieron al servicio de la Patria. En toda América y en Europa se consideró a Rosas como el único jefe americano que había resistido las violencias y agresiones de las dos mayores potencias mundiales de ese entonces. El Brigadier General y todos los patriotas que combatieron en Obligado, hicieron saber al mundo, con su heroica resistencia, que el honor de la Patria y su integridad territorial no están en juego y que si alguien pretende mancillarla, los argentinos patriotas darán sus vidas –como lo demostraron, por ejemplo, en la Gesta de Malvinas- para impedirlo. Como consecuencia del heroico accionar del Ejército Argentino, la Nación Argentina conmemora este día como el Día de la Soberanía Nacional.

         Ahora bien, al recordar a los Héroes de Obligado, no podemos dejar pasar por alto los gravísimos peligros que enfrenta nuestra Patria, asechada por enemigos externos –los ingleses usurpadores de Malvinas, entre los primeros-, pero sobre todo apuñalada impíamente por enemigos internos.

Podemos enumerar algunas de las amenazas internas que se encuadran en un verdadero atentado contra la Patria, por lo que sus promotores son plausibles de ser acusados del delito de traición a la Patria y sedición: el infame artículo 75 inciso 17 de la Constitución reformada –reformada al solo efecto de lograr la reelección de un presidente peronista, cuándo no-, que atenta gravemente contra la integridad territorial, al propiciar y promover la secesión territorial a favor de pseudo-originarios –los verdaderos originarios están integrados en la Nación Argentina y en su territorio-; la aparición de pseudo-mapuches, supuesto pueblo originario que nunca existió como tal, un plan perverso destinado a atentar contra el territorio nacional, orquestado desde Inglaterra; el accionar subversivo y apátrida de un delincuente como Juan Grabois, quien incita a la usurpación ilegítima de tierras, violentando groseramente el derecho natural y constitucional a la propiedad privada; la instalación -desde todo punto de vista ilegítima y sumamente peligrosa para los intereses de la Nación Argentina, por el peligro de colonización ideológica que conlleva- de una base militar del Partido Comunista Chino en la provincia de Neuquén; el abandono de una política de defensa contra potenciales agresores externos, por parte de una gran mayoría la clase política argentina, que ha dejado a la Nación Argentina prácticamente sin capacidad de respuesta frente a un agresor externo; la incomprensible e inaceptable ausencia de presupuesto para equipar, modernizar y renovar a las Fuerzas Armadas, indispensables –junto a la Iglesia Católica- para la vida e integridad de la Patria; el adoctrinamiento con ideologías subversivas y apátridas por parte de numerosas instituciones educativas, en todos los niveles de la Educación, pero sobre todo en la Educación Universitaria -incluyendo lamentablemente, en esta tarea subversiva contra los valores morales, espirituales occidentales y cristianos, a muchas universidades sedicentes católicas-; y como estos, muchos otros males invaden y carcomen las entrañas de nuestra Patria Argentina, como la ley del aborto, la ley de Educación Sexual Integral (ESI), la promoción desde el Estado de la ideología de género, destructora de la familia, etc. Dentro de los enemigos externos, como ya lo dijimos, los primeros a tener en cuenta son los piratas ingleses, que usurpan ilegítimamente y a la fuerza nuestras Islas Malvinas y por último, cualquier país que por alguna razón entre en conflicto con nuestra Patria.

Podemos decir, en conclusión, que los peligros que enfrenta nuestra amada Patria Argentina en estos turbulentos y atribulados momentos, son numerosísimos y mucho más graves que los que enfrentaron los Héroes de Obligado al combatir al enemigo anglo-francés. Que su valentía y heroicidad nos sirvan, como luminoso ejemplo, para dar la lucha contra los enemigos de Dios, del altar y de la Patria, una lucha que se libra ante todo en los planos cultural, moral y espiritual. Que Nuestro Señor Jesucristo, Dueño de la Nación Argentina, la Virgen Inmaculada de Luján, Patrona de Argentina, y el Ángel Custodio de Argentina, nos asistan en esta desigual batalla que entablamos contra “las potestades de los aires” y contra los enemigos externos e internos de Nuestra Patria.

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