Nuestra Señora de Malvinas

jueves, 24 de diciembre de 2020

Montoneros y el ERP mataron más que ETA y en menos tiempo

 Ceferino Reato

PARA LA NACION
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22 de diciembre de 2020  • 00:00

Ni bronce ni oro; los muertos por los grupos guerrilleros en los 70 

no son recordados en ningún monumento público y sus nombres 

no aparecen en las listas de ningún organismo del Estado. Sus parientes 

no han recibido ninguna indemnización ni resarcimiento y cargan 

con el estigma de llorar a personas que cometieron el error de morir en el 

bando equivocado. Pero ¿cuántos son? El estudio privado más completo indica

 que Montoneros, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y una red de 

grupos guerrilleros menores mataron a 1094 personas en once años, entre 

1969 y 1979.

Para tener una dimensión, se puede recordar que la organización separatista 

vasca ETA mató a 864 personas, pero en cincuenta años, entre 1961 y 2011. 

En treinta y nueve años menos, Montoneros, el ERP y otros grupos menores 

liquidaron a 230 personas más. Como explico en mi último libro, Los 70, 

la década que siempre vuelve, son muertos que se han quedado sin derechos 

humanos en un país tan generoso en muchos otros casos. Nada que objetar a 

las indemnizaciones a las víctimas de la dictadura y a los nietos recuperados; 

por el contrario, es justo que el Estado los indemnice por los delitos de lesa 

humanidad cometidos en otros tiempos a través de un uso tan nefasto del 

aparato estatal.

.
. Crédito: Sebastián Dufour

Otra cosa son las distorsiones progresivas en el concepto original de víctimas 

del terrorismo de Estado. Que han estirado la lista de víctimas más allá de la 

dictadura; ahora parten de junio de 1955. También son justos los pagos a los 

llamados "presos políticos" -los detenidos en la dictadura- aunque no tanto 

que se extiendan a guerrilleros apresados y condenados antes del golpe de 

Estado, durante los gobiernos constitucionales del peronismo, por ataques, 

secuestros, atentados y muertes. Es muy difícil de justificar, en cambio, que, 

además, se hayan hecho acreedores todos ellos a una pensión mensual 

graciable, sin aportes, por un valor entre tres y cuatro veces superior al de la 

jubilación mínima. Al igual que las indemnizaciones a todos quienes se 

consideren exiliados, que resultaron asimilados a los "presos políticos" 

durante la dictadura por la Corte Suprema de Justicia incluso en el monto 

completo del beneficio. Y ya es absurdo que el oro público bendiga también a 

los hijos de los exiliados a través de sentencias judiciales que se clonan con el argumento de que la dictadura les impidió nacer en el país de sus padres. El 

caso, por ejemplo, de un sueco o un británico que apenas balbucea el 

castellano y nunca pensó en vivir en la Argentina: viene, cobra (según el dólar 

oficial) y vuelve a su país.

Los muertos de los grupos guerrilleros son invisibles para 

los gobiernos, el Congreso y el Poder Judicial. Debido a 

que murieron a manos de jóvenes que profesaban nobles ideales, no hay victimarios y, por lo tanto, tampoco 

víctimas. Son muertos menores, de segunda clase, según 

lo han entendido todos los gobiernos democráticos -de derecha, centro e izquierda- que se han sucedido desde el retorno a la democracia, en 1983, se presume con el 

respaldo de una porción predominante de la opinión 

pública

Por el contrario, los muertos de los grupos guerrilleros son invisibles para los 

gobiernos, el Congreso y el Poder Judicial. Debido a que murieron a manos de

 jóvenes que profesaban nobles ideales, no hay victimarios y, por lo tanto, 

tampoco víctimas. Son muertos menores, de segunda clase, según lo han 

entendido todos los gobiernos democráticos -de derecha, centro e izquierda- 

que se han sucedido desde el retorno a la democracia, en 1983, se presume 

con el respaldo de una porción predominante de la opinión pública. Una 

muestra más de la supremacía moral que se otorga a las guerrillas y a sus 

simpatizantes, que los blinda de tal manera que nadie parece en grado de 

preguntarles libremente por qué los mataron. Y si alguien les pregunta o les 

reclama, se arriesga a que inmediatamente lo vinculen con la derecha o que lo 

acusen de estar a favor de la teoría de los dos demonios.

Por las dudas, aclaro rápidamente: no creo en la teoría de los dos demonios; 

como dice el papa Francisco en Fratelli tutti, su última encíclica, "la violencia 

ejercida desde las estructuras y el poder del Estado no está en el mismo nivel 

que la violencia de los grupos particulares". Pero agrega: "De todos modos, no

 se puede pretender que solo se recuerden los sufrimientos injustos de una 

sola de las partes".

A pesar de la proliferación en el Estado de un Ministerio de Justicia y 

Derechos Humanos de la Nación, una Secretaría de Derechos Humanos y 

numerosas subsecretarías y direcciones nacionales y a secas vinculados a esa 

temática, no existe ninguna nómina oficial sobre los muertos de las guerrillas. 

A nadie se le ocurrió, o nadie quiso ni pudo hacerlo. Mientras esperamos esa 

lista del Estado, contamos con algunos pocos registros privados. El más 

completo fue realizado por el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo 

y sus Víctimas (Celtyv) -su presidenta es Victoria Villarruel, también escritora-, que durante más de tres años analizó información publicada por cuatro 

diarios nacionales y diversos libros, así como revistas de los grupos 

guerrilleros.

El período analizado fue acotado a once años -del 1° de enero de 1969 al 31 de 

diciembre de 1979- porque sus autores consideraron que fue "la etapa más 

cruenta de los ataques terroristas y en la que presumiblemente se podía 

identificar con mayor facilidad a las organizaciones responsables de los 

crímenes". De esa manera, la investigación dejó afuera a las víctimas 

anteriores, que comenzaron el 12 de marzo de 1960 con una bomba que 

explotó en La Lucila en la casa del mayor David René Cabrera. El primer 

muerto de la guerrilla fue una nena de 3 años, María Guillermina Cabrera 

Rojo, que estaba durmiendo junto a sus padres y tres de sus hermanitos.

El informe se refiere solo a la "población civil", a las personas que, según los 

Convenios de Ginebra, "no participan directamente en las hostilidades". No 

incluye a los militares y policías que cayeron en tiroteos o en ataques a 

cuarteles y comisarías. Por ejemplo, no cuentan los muertos en la defensa del 

cuartel de Formosa, en 1975. Sumergido en tanta afonía pública sobre esta 

cuestión, uno podría pensar que, con semejantes recortes metodológicos, los 

muertos debieron haber sido más bien escasos.

Salvo algunos pocos casos más o menos conocidos. Error: aun así, el número 

de víctimas de la "población civil" resulta apabullante: 1094 muertos, 

2368 heridos y 758 secuestrados. En total, las víctimas por delitos cometidos 

por los grupos guerrilleros en aquellos once años fueron 17.382, de amenazas 

y extorsiones a robos y daños colaterales. Los datos más sustantivos son los 

siguientes:

*29 niños murieron, 79 resultaron heridos y 34 fueron secuestrados; total: 142.

*4380 atentados con bombas: 1600 contra personas físicas y 2780 contra personas jurídicas.

*145 empresarios víctimas: 12 muertos, 5 heridos y 128 secuestrados. 

Nombres conocidos, como los hermanos Jorge y Juan Born, Gregorio 

Manoukian, Enrique Pescarmona, Oberdan Salustro, Carlos Pulenta, 

Raúl Minetti y Víctor Samuelson, y tantos dueños de pequeñas y medianas 

empresas.

*1756 militares y policías víctimas, sin contar a quienes murieron o fueron 

heridos en combate: 653 muertos, 1069 heridos y 34 secuestrados. Los de 

mayor graduación entre los muertos: Aramburu y los generales Juan Carlos 

Sánchez y Cesáreo Cardozo.

*215 sindicalistas con algún tipo de agresión grave. Uno de los grupos más 

atacados por los guerrilleros.

*50 muertos en Tucumán, donde en marzo de 1974 el ERP instaló un frente 

rural: 31 militares y policías, y 19 civiles. Sin contar, claro, a los muertos en enfrentamientos.

Muchas víctimas para que sigan tan ocultas.

(https://www.lanacion.com.ar/opinion/montoneros-erp-mataron-mas-eta-menos-tiempo-nid2547514?fbclid=IwAR2OSmfCQBxc3CIKhm36pcAMHilV4QEa5I5nL7maXLsHnCcZm0L0O5xJqv0)

El ataque subversivo a Monte Chingolo, en vísperas de Navidad

 


Hoy, 23 de diciembre, se cumplen 45 años del ataque de terroristas del ERP al Batallón Depósito de Arsenales 601 Domingo Viejobueno, en la localidad de Monte Chingolo, Buenos Aires.

El ataque terrorista tenía el objetivo de apropiarse de 20 toneladas de armamento: 900 fusiles FN FAL con 60.000 cargadores, 100 fusiles M16 y 100.000 cargadores, seis cañones antiaéreos de 20 mm, quince cañones sin retroceso, escopetas Ithaca 37 con sus respectivos proyectiles, y 150 subfusiles.

Cientos de terroristas del ERP participaron del ataque que le costó la vida a seis integrantes de las Fuerzas de Seguridad: el Capitán Luis María Petruzzi; el Tte. 1ro José Luis Spinazzi; el Sargento ayudante Roque Cisterna; y los soldados Roberto Caballero, Benito Rúffolo y Raúl Sessa.

En Argentina los terroristas tenían el poder de fuego para atacar unidades militares como el Batallón Viejobueno, cuando nos digan que eran jóvenes idealistas recordemos estos hechos.

Desde CELTYV recordamos a las víctimas y exigimos Verdad, Justicia y Reparación!

Sargento Moya, Héroe de la Patria, combatiente contra la subversión armada

 


Sargento MOYA MIGUEL ARTURO
¡¡¡¡PRESENTE!!!!
16 de noviembre de 1975
El 16 de noviembre 1975  en la zona de operaciones de Tucumán una patrulla que realizaba  tareas de control tomó contacto con un grupo de 12 terroristas. Inmediatamente se produjo el enfrentamiento armado. El comunicado del Ejército indicó que como consecuencia de dicho enfrentamiento fueron abatidos tres terroristas y heridos una cantidad no establecida. Por parte de la patrulla se sufrió la baja por muerte del Sargento MOYA MIGUEL ARTURO. 


Diputada Nacional, Josefina González, kirchnerista e hija de terroristas, asesinos de Larrabure

 




miércoles, 23 de diciembre de 2020

Montoneros, criminales y subsidiados por el Estado Argentino

 


Fernando "Pato" Galmarini y la esposa Marcela Durrieu ambos Montoneros fueron los responsables de las bombas colocadas en la plaza Mitre de San Isidro en 1972 donde mataron al Bombero Voluntario Ayala. Rivera Ayala, falleció al intentar desactivar una bomba colocada por terroristas en la Plaza Mitre, el 26 de julio de 1972, atentado donde quedó ciego y sordo el Sr. Ricardo Nigro, también perteneciente al Cuerpo de bomberos.

Siempre es bueno recordar el origen de algunas personas para entender lo que nos pasa. 

(https://www.facebook.com/photo?fbid=10224686875747133&set=a.10210270999359233)

martes, 22 de diciembre de 2020

miércoles, 16 de diciembre de 2020

“Operation Legacy”, cómo se destruyeron los documentos que prueban los crímenes del Imperio Británico

 Los crímenes no pueden salir a la luz sin justificación

Miguel Ángel Ferreiro Send an email10 marzo 2020 6 minutos de lectura

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Según varios documentos encontrados en archivos británicos, las autoridades del Reino Unido ordenaron la eliminación de miles de expedientes ubicados en sus antiguas colonias. En ellos se detallaban los peores crímenes cometidos en los últimos años del Imperio Británico.

Orden para destruir documentación

/// Contenidos:

¿Qué fue la “Operation Legacy”?

El hallazgo de los papeles de la “Operación Legado”

La destrucción sistemática de los archivos.

Destrucción de documentos sobre represiones en Malasia

Destrucción de la documentación sobre las matanzas en la India

Destrucción de documentos relacionados con la sublevación “Mau Mau”

Destrucción del expediente sobre “la depuración” de Diego García

Documentación sobre Uganda y Tanzania (Tanganica)

Documentación sobre la Guayana Británica

¿Qué fue la “Operation Legacy”?

La “Operation Legacy” (Operación Legado), fue un programa de destrucción sistemática de archivos aplicado desde finales de la Segunda Guerra Mundial (o posiblemente antes) hasta los primeros años de la década de los 60 en 37 territorios ocupados por los ingleses.


Países como Belice, la Guayana Británica, Jamaica, Kenia, Malasia, Singapur, Uganda y muchos otros, vieron cómo fueron incineradas las pruebas sobre asesinatos, abusos y torturas que los británicos habían ejercido sobre sus pueblos durante su dominación.


Documentación sobre posesiones coloniales y la Trata de Esclavos Británica. The Foreign and Commonwealth Archives (foto: The Guardian)

El hallazgo de los papeles de la “Operación Legado”

El historiador Tony Badger, persona que ha recuperado la mayoría de la documentación relacionada con la “Operación Legado”, puso al Ministerio de Relaciones Exteriores actual en una posición “vergonzosa y escandalosa”, en sus palabras:


Estos documentos deberían haberse desclasificado en 1980. 


El hallazgo se produjo en enero de 2011, al descubrir la existencia de 307 cajas con documentación “superviviente” de aquella limpieza. Al parecer quedaron olvidadas, por más de 50 años, en un archivo de máxima seguridad del Ministerio de Asuntos Exteriores Británico, en Hanslope Park, Buckinghamshire (Reino Unido); lejos de los ojos de los historiadores, investigadores y del público en general.


Fachada del edificio de Hanslope Park, Buckinghamshire, construido específicamente para el Ministerio de Asuntos Exteriores en 1992. Durante los siguientes 20 años, se guardaron millones de documentos relacionados con las Colonias y la consiguiente Commonwealth

Ocultar aquel material durante tanto tiempo representó una violación de la legislación sobre la desclasificación de documentos, por lo que una vez descubiertos tuvieron que hacerse públicos a corto plazo. Estos papeles representan una verdadera mina de oro para los historiadores, pero pasará algún tiempo antes de que todos se hagan públicos.


La destrucción sistemática de los archivos.

Entre la documentación recuperada, se conserva un telegrama fechado el 3 de mayo de 1961, firmado por Iain Macleod, Jefe de la Oficina Colonial del Reino Unido, con destino a todas las embajadas británicas. En el telegrama se daban instrucciones sobre cómo “rescatar” documentos oficiales de países recientemente independizados —o en vías de independizarse— con instrucciones sobre cómo deshacerse de ellos.


A los diplomáticos se les insistía en la necesidad de deshacerse de los archivos, haciendo hincapié en que podrían “avergonzar […], comprometer, o ser utilizados de forma incorrecta por las nuevas autoridades nacionales”. También ordenaron la destrucción de cualquier prueba que pudiera sugerir o pudiera interpretarse como actos de racismo.


Iain Mcleod en Tanzania en 1961, junto a Julius Nyerere

Iain Macleod, de esta forma, exigió a sus subordinados que los gobiernos de los países que ganarían la independencia no obtuvieran ningún material que pudiera “Perturbar el gobierno de Su Majestad”, ese sería su “Legado”: NADA.


Las instrucciones decían claramente que “ningún nativo podía participar de esta operación depuratoria, excepto miembros del gobierno sujetos a descendencia británica en Europa”.


Uno de los principales centros de destrucción de la zona Oriental, estaba ubicado en la base de la Royal Navy en Singapur, donde se construyó una instalación especial para la quema de miles de documentos que llegaban en camiones.


Documentos

Destrucción de documentos sobre represiones en Malasia

Se conserva un documento, en los legajos encontrados en Haslope Park, que reseña un viaje de 5 de esos camiones, cargados de documentación desde Kuala Lumpur en 1957.


Los archivos destruidos en este viaje contenían información sobre un caso de asesinato masivo, ocurrido en 1948, en Batang Kali, donde los soldados británicos fueron responsables de la masacre de 24 trabajadores de las plantaciones de caucho.


La existencia de un expediente con el asunto “Batang Kali” da fe de la realidad de lo que se llevaba años denunciando.


Cartel promocional del documental sobre la masacre de 1948

Un caso bien documentado a día de hoy, a base de testigos y que cuenta con documental propio. Según los autores del documental, en su día trataron de ocultar bajo la muerte de “28 ladrones” en la prensa, ejecutando posiblemente a 4 delincuentes comunes para ocultar el suceso.


La matanza según la prensa británica

Destrucción de la documentación sobre las matanzas en la India

Gran Bretaña destruyó toda la documentación relacionada con la presencia británica en la India durante los años 40, justo antes de que India proclamara su independencia. La prensa local publicó entonces docenas de titulares acusando a los funcionarios británicos de quemar cientos de documentos en Delhi


Los agentes involucrados en la “Operación Legado” recibieron instrucciones estrictas sobre cómo y dónde enviar los archivos. 


Sin embargo, como algunos documentos no pudieron incinerarse en el crematorio de Singapur, todo el proceso se realizó en los diferentes archivos, donde, según las instrucciones; “se quemarían o arrojarían al mar a la distancia máxima posible de la costa”.


Legajos en “Foreign and Commonwealth Archives” (foto: the guardian)

Con la India no habían tenido mucha suerte en tiempos anteriores, muchas de sus matanzas ya habían sido recogidas por la prensa internacional como la de Amritsar (1919).


Destrucción de documentos relacionados con la sublevación “Mau Mau”

Los documentos también revelan la destrucción de los archivos de inteligencia sobre Kenia que mencionaron el abuso y la tortura que sufrieron cientos de civiles durante el intento del grupo guerrillero “Mau Mau” de derrocar al gobierno colonial británico entre 1952 y 1960. 


Aunque lograron deshacerse de una tonelada de pruebas en la década de 1950, la salida a la luz de aquel archivo en 2011, derivó en un derecho de demanda y juicio contra el gobierno de Gran Bretaña.


Además, derivó en una sentencia (en 2013) por cual tuvieron que indemnizar con 23 millones de dólares a más de 5.200 kenianos, como compensación por abusos y torturas que tuvieron que soportar durante la sublevación guerrillera de Mau Mau.


El ejército británico durante la revuelta “Mau Mau” registrando los poblados de la colonia

Durante el juicio se aportaron pruebas de que el servicio de inteligencia británico mantenía en Adén un centro secreto de tortura donde llevaban a los sujetos más incómodos de sus colonias africanas, allí muchos eran ejecutados o castrados.


También demostraron que los miembros del gobierno de Londres estaban al tanto de la tortura y ejecución de insurgentes kenianos —o sospechosos de serlo.


“Purga de documentos”

Destrucción del expediente sobre “la depuración” de Diego García

Lo único que se ha podido saber es que la documentación incinerada sobre esta isla fue seleccionada cuidadosamente, ya que se trata de una posesión que aún mantienen los británicos.


Se especula que se podrían haber destruido los planes de “depuración” solicitados por los Estados Unidos en torno a los años 60, para alquilar la isla como base militar.


Según se dice, EE.UU. exigió que las islas estuvieran libres de su población nativa y fauna, es decir, los británicos deberían expulsar a los nativos y destruir su fauna. Cosa que se hizo, desalojando a la fuerza a 1800 nativos de sus hogares en dirección a las Mauricio y Seychelles, mientras se construían las instalaciones militares Norteamericanas.


Actualmente, pese al aviso de descolonización, sigue siendo territorio británico arrendado a los EE.UU hasta 2036.


Documentación sobre Uganda y Tanzania (Tanganica)

Se conserva el parte de un oficial, firmado en las navidades de 1960 en Uganda, que afirmaba que:


(…) en Tanganica el trabajo se dejó hasta casi el último minuto, con el resultado de que se hizo demasiado apresuradamente.


Esto implica que, al menos en la zona de Uganda y Tanganica antes de 1961, ya se venía realizando la destrucción de la documentación.


En otro registro, encontrado por el investigador japonés Shoei Sato, pudo localizar un acta fechada el 21 de abril de 1960, en la que se discutía sobre la selección de documentos a destruir con el propósito de prevenir la “vergüenza” del Imperio en Uganda.


Documentación sobre colonias británicas en Hanslope Park

Sobre Uganda han aparecido otros legajos pertenecientes a trabajadores del gobierno colonial que decidieron guardar algún que otro documento, debido al valor histórico que pudieran tener en el futuro.


Aunque todavía no se conoce su contenido se especula que pudiera tratar sobre la utilización de nativos tanganicos en las minas de oro sudafricanas, hasta bien entrados los años 60.


Documentación sobre la Guayana Británica

La Guayana Británica (Hoy Guayana, Sudamérica) fue una colonia que, hacia mediados del siglo XIX, entró en la órbita de interés de los Estados Unidos.


Se conservaron únicamente los archivos relacionados con el acceso al gobierno de Forbes Burham, según parece orquestado por la CIA en 1964, para, según conclusiones de los investigadores, guardarse ese As en la manga por si sucediese de nuevo una demanda contra Gran Bretaña como la de “Mau Mau”.


Estatua de la Reina Victoria decapitada en 1964, en la Guayana BritánicaEstatua de la Reina Victoria decapitada en 1964, en la Guayana Británica

Fuentes:


Parry, Marc. (2016) Uncovering the brutal truth about the British empire. Artículo para The Guardian


Agencia Reuters (2013) What archives? UK ordered destruction of ‘embarrassing’ colonial papers. Artículo para RT


Townsend, Mark (9 April 2011). “New documents reveal cover-up of 1948 British ‘massacre’ of villagers in Malaya”. The Guardian. London.


Noticia sobre la sentencia “Mau Mau” en RTVE


G. Rabe, Stephen (2006) U.S. Intervention in British Guiana: A Cold War Story


The Journal of Imperial and Commonwealth History  Volume 45, 2017 – Issue 4


Otras Referencias: A guide to non-standard files outside the standard Foreign and Commonwealth Office corporate file plan.

(https://elretohistorico.com/operation-legacy-como-se-destruyeron-los-documentos-que-prueban-los-crimenes-del-imperio-britanico/?fbclid=IwAR2i0Hep5B5ZeEyws6deNCJkAm-S9JUTo3_VB_NcySbpwrjGtfXQsYW_7q4)

Kathleen Duval: "España ganó la guerra de la independencia norteamericana"


 

ESPAÑA GANÓ LA GUERRA DE INDEPENDENCIA NORTEAMERICANA. 

Los descubridores, conquistadores y exploradores españoles de América eran una especie humana superior producto del ADN heredado tras 700 años de guerras para expulsar al invasor musulmán hasta 1.492 que se alcanza la víctoria final. A partir de ahí, ese ADN es imparable y se lanza a la conquista del mundo ¿Quien podría parar a semejante especie nacida para luchar? Absolutamente nadie. Por eso, personajes como Bernardo de Gálvez, Hernán Cortés, Pizarro, Blas de Lezo, Churruca, Elcano, Ponce de León, Cabeza de Vaca, Valdivia, Alvarado, Hernando de Soto, Menéndez de Avilés, Fernando de Leyba, Farragut, Gonzalo Fernández de Córdoba,  Juan de Austria, Duque de Alba, Alejandro Farnesio y tantos miles más que no necesitarían a ningún otro ejército para derrotar a cualquier enemigo declarado sin más que unas decenas de hombres dispuestos a seguirlos. Así sucedió en América con Bernardo de Gálvez, que acuñó el lema "Yo solo" porque estaba dotado de un ADN especial, le ocurrió a Cortés en la batalla de Otumba, que se estudia en las academias militares de prestigio como West Point, y que tan solo con 300 hombres derrotó a un ejército de más de 100.000 hombres. 

Durante la Reconquista, una de las labores de los más ancianos era seleccionar a aquellos españoles que tenían más habilidades para la guerra, los cuidaban y los trataban bien como si fueran tesoros porque el mayor deber de un español era luchar para recuperar su territorio, algo así como ocurría con los espartanos, se les criaba y se les preparaba para la guerra durante generaciones ¿Qué ejército podía haber hecho frente a semejantes máquinas de guerra? Ingleses, otomanos, franceses, holandeses, europeos y árabes probaron su invencibilidad, luego asiáticos y americanos y, finalmente, fueron el mayor imperio de la tierra durante 300 años. 

Descubrir, conquistar y explorar continentes como América era labor que solo podían llevar a cabo aquellos hombres para los que cualquier esfuerzo era lo cotidiano. Y así cuando se les requirió para ayudar a los patriotas americanos en su guerra de independencia norteamericana su intervención no podía tener más que un resultado: La víctoria.

"Many people may be surprised to hear it, but Spain won the American Revolution!" ~Kathleen DuVal

La intrigante historia de cómo infiltraron al ERP e hicieron fracasar el copamiento guerrillero al cuartel de Monte Chingolo en 1975

 En vísperas de Navidad, la subversión decidió atacar el Batallón Depósito de Arsenales 601 “Domingo Viejobueno”, ubicado en el sur del conurbano bonaerense. En la primera entrega de esa historia que dió inicio al fin de esa organización guerrillera, cómo fueron infiltrados por un peronista afín al Ejercito, clave para el fracaso total de esa operación

El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) atacó el 23 de diciembre de 1975 el batallón de arsenales del Ejército Domingo Viejobueno, ubicado en la localidad bonaerense de Monte Chingolo
El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) atacó el 23 de diciembre de 1975 el batallón de arsenales del Ejército Domingo Viejobueno, ubicado en la localidad bonaerense de Monte Chingolo

El jueves 2 de octubre de 1975, el servicio meteorológico marcó una temperatura máxima de 15º, sin embargo la edición de “Gente” salió a la venta llevando en la tapa a la joven y natural Graciela Alfano en bikini. Adentro, como adelantando el verano, lucían junto con la Alfano, Adriana Aguire, Angelika y Adriana Constantini. El mismo día el doctor Manuel Guillermo Arauz Castex juró ante Ítalo Argentino Luder, convirtiéndose en el cuarto canciller de este gobierno justicialista. El debate pasaba por si la señora de Perón debía o no retornar al poder –estaba de licencia- y si ello afianzaba o debilitaba el sistema institucional. La especulación en torno a una eventual “intervención militar” estaba en letras de molde.

“Pienso que el desgobierno ha colmado la paciencia de los argentinos y ese desgobierno se ha venido aceptando fundamentalmente por el culto a la personalidad de la señora presidente, y que su partido llama verticalismo”, declaró Oscar Alende, el líder del Partido Intransigente, el 3 de octubre de 1975.

“Si las cosas siguen así, no llegamos al ’77”, pronosticó Victorio Calabró, el gobernador de Buenos Aires, provocando un escándalo mayúsculo. Las 62 Organizaciones lo acusan de “claudicación doctrinaria”. El domingo 5 de octubre de 1975, Montoneros realizó un feroz ataque al Regimiento 29 de Infantería, en Formosa. Por primera y última vez, intentó ocupar un cuartel del Ejército. El estratega del “Operativo Primicia” fue Raúl Clemente Yaguer, más conocido como “Roque” o “Mario”, pero el que lo comandó fue “El Jote” o “Sebastián” Mario Lorenzo Konkurat.

El 8 de octubre de 1975, el presidente (interino) Ítalo Argentino Luder promovió la formación del Consejo de Defensa Nacional, como una forma de frenar la violencia terrorista. A pesar de la tibia oposición de algunos de sus ministros, se creó el Consejo durante una reunión de gabinete en la que se trató la dimensión de la cuestión subversiva. Al finalizar, Luder le deslizó a un amigo: “Hay tres formas de llevar adelante la guerra antisubversiva. Una, con poca eficiencia y poco costo político; otra, mediana eficiencia y mediano costo político y la tercera mucha eficiencia y mucho costo político. ¿Qué decidimos? Muy simple, la tercera: alta eficiencia y alto costo político.” Se ordenó “aniquilar” (destruir, suprimir, exterminar) y no el término “neutralizar” (hacer neutral una situación, frenar, paralizar al enemigo). Así se dictaron los decretos 2770, 2771 y 2772 de 1975.

El miércoles 15 de octubre, una cadena de atentados terroristas estremeció varias zonas del país, especialmente en Buenos Aires y Rosario, mientras los panaderos declaraban un paro de 48 horas en todo el país. De la ola de violencia no se salvo ni Julio F. Penna: como le había sucedido un año antes, el cuidador de caballos volvió a ser secuestrado. También fue secuestrado Jorge Lebedev, prosecretario de la revista “Claudia”, de la editorial Abril. Y el desarrollismo de Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio advirtió un “estado de colapso”.

Isabel Perón durante el acto del 17 de octubre de 1975. A su lado el senador Ítalo Luder
Isabel Perón durante el acto del 17 de octubre de 1975. A su lado el senador Ítalo Luder

En esos días, María Estela “Isabel” Martínez de Perón tomaba una temporada de descanso en el hotel de la Fuerza Aérea en Ascochinga, Córdoba, y una parte de la dirigencia política pensaba que no volvería a la Casa Rosada. Pero, contrariamente, retornó a su cargo para presidir la concentración popular en la Plaza de Mayo en conmemoración al Día de la Lealtad. El 17 de octubre de 1975 el senador nacional Ítalo Argentino Luder, que presidía interinamente el país, volvió al Senado a pesar de que muchos imaginaban que quedaría como Presidente hasta el fin del mandato de “Isabel” Perón.

Un observador privilegiado como Robert Hill, embajador de los Estados Unidos, informó, respecto de Isabel Perón, al Departamento de Estado: “Su autoridad y posición está tan socavada que no puede tomar las riendas del poder. La manera en que deje estas riendas, de buena voluntad, tendrá mucho que ver con quién la reemplazará. En caso de que retorne el 17 de octubre a retomar la presidencia y se dedique a gobernar, poco después tendría lugar un golpe militar, posiblemente hacia fin de año.

Mientras Hill dictaba el informe, todavía no habían trascendido los comentarios de la prolongada reunión que la presidenta mantuvo el mediodía del jueves 16 con Ítalo Luder, Antonio Cafiero, Ángel Robledo, Julio González, Pedro Eladio Vázquez, Lorenzo Miguel y Casildo Herreras. Durante la cumbre, Isabel de Perón elogió “cálidamente” al ex ministro José López Rega y resaltó el “patriotismo y la lealtad” de los doctores Julio González y Pedro Eladio Vázquez, y del ex ministro del Interior coronel (RE) Vicente Damasco. Los detalles fueron conocidos por el líder radical Ricardo Balbín, quien consideró reservadamente que su partido debería asumir una actitud implacablemente opositora. Las más altas autoridades partidarias consideraban que el proceso político había ingresado en su “etapa más crítica” y que la estabilidad institucional hacía necesaria “un renunciamiento patriótico” de la presidenta (palabras pronunciadas por el ex presidente Arturo Illia).

El 18 de octubre, al día siguiente del discurso de Isabel Perón en la Plaza de Mayo, en Tucumán, el Ejército ocupó el Campamento Los Sosa del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). El 23 de octubre de 1975, el teniente coronel Pedro Armando Coria firmó el Informe de Inteligencia Especial N° 17/75 para los más altos niveles del Ejército. El “Asunto” que originó el trabajo detallaba el “estudio de la documentación capturada en el Campamento Los Sosa”. En términos más profanos, era el resultado de un análisis de toda la documentación que la jefatura de la Compañía de Monte del PRT-ERP había dejado en su huida del lugar. Había de todo, desde informes que delataban algún tipo de infiltración dentro del propio Ejército; contactos en diferentes ámbitos “en todo nivel”, hasta informaciones que manifestaban fuentes dentro del Poder Ejecutivo. Era sabido que la inteligencia del PRT-ERP era una de las mejores. El campamento Los Sosa estaba ubicado sobre las márgenes del río Los Sosa, cerca del Ingenio Santa Lucía y Famaillá, en el lugar más caliente de la zona de operaciones. A diferencia de los “dormideros”, Los Sosa era un campamento estable, en el que por momentos residía la conducción de la Compañía de Monte del ERP.

Las “conclusiones generales de los documentos capturados” manifestaba que en un “Informe de la Reunión del Comité Ejecutivo (del PRT-ERP) del 6 y 7 de octubre de 1975”, en el que se hizo un análisis de la situación nacional e internacional y de todos los “frentes”, se mencionaba “el serio compromiso de integrar en su seno temporariamente a miembros provenientes de otras organizaciones para que adquieran experiencia y que ya se han producido contactos. Que se envió un representante a Colombia.” También habla del envío de representantes a Bolivia, Uruguay para tomar contactos, e informa del ingreso de un peruano para entrenarse “por dos meses… habiéndose resuelto su incorporación a la Regional Córdoba” y que la organización argentina “encararía la organización del PRTP” (Partido Revolucionario de los Trabajadores Peruano). “Se hace mención que un argentino residente en EE.UU está desarrollando actividad proselitista en el mencionado país.” También en otras “Conclusiones del Documento N° 1”, correspondiente al 06 y 07 de octubre” de 1975, se “menciona que la acción en Formosa ‘fue objetivamente una acción conjunta de ERP y Montoneros’” (ataque el Regimiento de Infantería 29). Advierte “que cada día que pasa le resulta cada vez más difícil al Comandante General del Ejército (Videla ) frenar a sus bases (y) que existiría intención de ciertos sectores de las FFAA, luego de tomar el poder, de realizar un baño de sangre purificador.”

Estrella Roja, el órgano de difusión del ERP
Estrella Roja, el órgano de difusión del ERP

Por sobre lo que se publicaba en los diarios, en la penumbra, se libraba una guerra de Inteligencia y cada hecho era evaluado de acuerdo a sus resultados. El domingo 7 de diciembre de 1975, en un sincronizado operativo, que algún día merecería conocerse con exactitud, un comando del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) capturó al “comandante Pedro” Juan Eliseo Ledesma, jefe del estado mayor del ERP y organizador de un gran ataque que la organización terrorista planeaba realizar al Batallón Depósito de Arsenales 601 “Domingo Viejobueno”, ubicado en la provincia de Buenos Aires. Frente al golpe militar que se predecía el PRT-ERP opinaba que: “nadie puede ya dudarlo. La guerra civil revolucionaria se ha generalizado en la Argentina” y ellos decían contar “con la simpatía y el apoyo cada vez más activo de las masas obreras y populares” y para eso necesitaban armas de todo tipo. Ledesma fue llevado a un centro de detención y ferozmente torturado pero no habló. Junto con “Pedro” también cayeron los miembros más importantes del aparato logístico.

En ese submundo de la guerra de inteligencia, al que muy pocos tenían injerencia, también se conoció que el lunes 8 de diciembre de 1975, cayeron detenidos los cuatro hijos de “Roby” Santucho, el jefe máximo del PRT-ERP, junto con Ofelia Ruiz, esposa de Oscar Asdrúbal “Chicho” Santucho (muerto en Tucumán el 8 de octubre de 1975), y sus cuatro hijos, más un hijo del “Turco” Elías Abdón, alias “Teniente Martín”. Abdón había caído en las mismas horas que “Pedro” Ledesma. Era el responsable de la logística del Estado Mayor del ERP para el ataque en Monte Chingolo. Junto con él fueron detenidos otros integrantes del comando (en total 19).

Mario Santucho y a su lado Benito Urteaga y Enrique Gorriarán Merlo
Mario Santucho y a su lado Benito Urteaga y Enrique Gorriarán Merlo

Dentro del Ejército hubo un debate sobre el destino del grupo Santucho. Se decidió liberarlos. La forma y el modo de hacerlo lo decidió un oficial. “Apúrese”, le dijo el coronel Alberto Valin (jefe del batallón de inteligencia) a un subordinado interesado en salvarlos. “Nosotros no matamos chicos” le dijeron a Ofelia Ruiz. Retirados de un centro de detención, fueron dejados en un hotel del barrio de Flores. Tomó intervención la policía y finalmente después de muchos meses terminaron en Cuba. Fue otro golpe para Mario Roberto Santucho. El viernes 19 de diciembre cayó “Coty” Santucho, una sobrina del jefe del PRT-ERP, en las vísperas del ataque en Monte Chingolo. Fue detenida en un departamento junto con otros compañeros que, presuntamente, fueron denunciados por los vecinos a la policía.

La trayectoria de Juan Eliseo Ledesma, “Pedro”, dentro del PRT-ERP se remontaba a los tiempos de la fundación del ERP (1970). Había sido captado por Mario Roberto Santucho durante uno de los conflictos gremiales que tuvo la empresa Fiat con sus obreros en Córdoba. En 1971, intervino durante un ayuno por una “navidad sin presos políticos” que realizaron los obreros de FIAT, planteándoles a los dirigentes clasistas de SITRAC-SITRAM la necesidad de la guerra revolucionaria. El 19 de noviembre de 1974, el Buró Político del PRT nombra “oficialmente” el comandante en jefe del ERP, y le otorgó el grado correspondiente a Mario Roberto Santucho (sin nombre de guerra, aunque firmaba “Roby” o “Carlos”), y también designa “oficialmente”, con el grado de capitán, a “Pedro” Juan Eliseo Ledesma como jefe del estado mayor central.

En 1973, Ledesma interviene en la planificación del ataque al Batallón Depósito de Arsenales 121, como jefe del Estado Mayor, reforzando a la compañía “Combate de San Lorenzo” que tuvo su bautismo de fuego con efectivos de las otras 3 compañías urbanas. A fines de noviembre de 1975, se comienza a planificar el ataque al Batallón Depósito de Arsenales 601 (Monte Chingolo) y se resuelve crear el batallón urbano “José de San Martín”. Es designado jefe del mismo, sin perjuicio de continuar como jefe del estado mayor. A principios de diciembre, cuando estaba organizando el ataque en Monte Chingolo, cae en una emboscada pero Santucho expresa su confianza en que Ledesma no dará conocer el proyecto del ERP y sigue adelante con el plan de ataque. Pero esto obliga a Santucho a designar como reemplazante a Benito Urteaga, “capitán Mariano”, un hombre que lo acompañaba desde la fundación del PRT.

Lo que no sabía Santucho fue que en sus ropas, Ledesma llevaba sin nombres, diferentes croquis que permitieron al servicio de inteligencia de Ejército reconstruir todos los bloqueos proyectados sobre el Riachuelo que, completada con la información que proporcionaban 3 infiltrados, hizo posible detectar como objetivo de ataque al Batallón Depósito de Arsenales 601 y seguir el desarrollo del plan terrorista hasta el día del ataque. Mientras los jefes del ERP se sorprendían en esas horas por las caídas de varios de sus miembros, en las sombras trabajaba “El Oso”, Jesús Ranier Abrahamson.

Foto sacada a Ranier en el momento de ser enjuiciado por el PRT-ERP
Foto sacada a Ranier en el momento de ser enjuiciado por el PRT-ERP

Durante la guerra que comenzó abiertamente en 1970 en la Argentina, las organizaciones terroristas fueron motivo de interés para los servicios de inteligencia. En particular del Servicio de Inteligencia del Ejército. Desde antes de 1973, el PRT-ERP había sido infiltrado desde diversos lugares. Hecho que originó su lento desmoronamiento hasta 1977. El agente Jesús Ranier fue uno de los mejores, sino el mejor: había militado en las Fuerzas Armadas Peronistas “17 de Octubre” (FAP 17). Era un peronista que se integró a lo que se denominó la “resistencia peronista”, entre 1956 y 1973. Durante esta etapa, conoció a elementos de la Central de Operaciones de la Resistencia (COR) que era liderada por el general (R ) Miguel Iñiguez. En 1973, se generó en las FAP un estado deliberativo: unos consideraban que el triunfo de Perón daba por terminado el camino de la resistencia armada y otros que no.

Frente a este debate, “El Oso” Jesús Ranier, decide separarse de las FAP. Pero, aprovecha sus contactos con los elementos del COR: el general Miguel Iñiguez, ya como jefe de la Policía Federal los impulsaba a volver a la legalidad y al servicio de Perón. Sin embargo, Ranier estaba seguro que el PRT-ERP, por antiperonista, iba a continuar con el proyecto de guerra civil prolongada. Cuando se tocó esta cuestión, Jesús Ranier, expresó que como militante peronista, debía combatir contra el ERP. A la vez, comentó que integrantes del PRT - ERP lo habían invitado a incorporarse a la organización. Es así como militantes de COR le indican que lo prudente es aceptar esa invitación, pero con previo contacto con el servicio de inteligencia del Ejército. Ranier aprueba la idea. Se lo empieza a capacitar sobre la manera de comportarse dentro de la organización y, teniendo en cuenta su experiencia anterior en las FAP, logró incorporarse como combatiente del ERP. Entró al área logística, comenzó a reparar armamento y a cumplir órdenes de traslado de los materiales para las operaciones militares. Poco a poco, fue accediendo a los depósitos clandestinos donde el ERP guardaba el producto de sus robos en los ataques a personal de seguridad y dependencias policiales.

Para estas actividades, el ERP le proveyó numerosos contactos con otros integrantes, a efectos de completar sus tareas (traslado, mantenimiento, provisión o retiro de armas). Es así como sus informes al Ejército contenían los datos de citas que concretaba, aún cuando él mismo ignorara la identidad de los que debía entrevistar. El servicio de inteligencia conocía, por ejemplo, que haría contacto con “Juan”, sin más datos. Pero había una certeza: ese “Juan” era del ERP. Incluso, en algunas oportunidades viajó al interior transportando armamento que debía entregar para un operativo o, al revés, retirar armamento que había sido utilizado o recién robado. Con el tiempo, se ganó la confianza de los jefes logísticos del ERP, y así llegó a su mayor nivel informativo, cuando permitió detectar el asalto proyectado contra el Batallón Depósito de Arsenales 601 (Monte Chingolo). El fracaso del asalto no sólo se debió a su importante intervención. Trabajaron dos infiltrados más. Esto permitió entrecruzar las informaciones y lograr la reconstrucción del plan de ataque terrorista, siguiendo sus actividades. Además de los agentes infiltrados, el Ejército fue advertido por el gobernador de la provincia, el dirigente sindical Victorio Calabró, que algo serio preparaba la guerrilla en la zona Sur.

En la próxima entrega: Los informes previos al ataque guerrillero del “Oso” Ranier; el asalto al Batallón en Monte Chingolo; la reacción de la dirigencia política, la repercusión dentro del ERP por el rotundo fracaso y, tras una investigación interna, la caída del agente infiltrado.

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