Nuestra Señora de Malvinas

miércoles, 20 de junio de 2012

La creación de la Bandera fue un acto de devoción mariana



Al crear la bandera de una nación, se tienen en cuenta diversos factores, que inciden en la configuración final de la misma, como por ejemplo, las características geográficas del lugar, los animales que predominan, los rasgos culturales de la nación, las tradiciones, las leyendas ancestrales, etc. De esta manera, los habitantes de la nación, al contemplar su bandera, se sienten identificados en lo que la bandera representa.

Esto es lo que explica que la bandera de México, por ejemplo, lleve un águila que devora una serpiente, ya que es una leyenda ancestral del pueblo mexicano; la bandera de Ucrania, con sus colores amarillo y celeste, representa las características geográficas del lugar donde asienta la nación ucraniana: el amarillo representa el trigo de sus campos, y el celeste, el cielo. En otros casos, se representan numéricamente la cantidad de estados pertenecientes a la nación, como las estrellas de la bandera de Estados Unidos, o puede también la bandera ser un emblema ideológico, como en el caso de Rusia.

En el caso de la bandera de nuestro país, las cosas son distintas. En ella no se encuentra reflejada la geografía, o los estados provinciales que integran la nación, o leyendas populares, y tampoco hay símbolos ideológicos de ninguna clase. Nuestra bandera no representa nada de esto, porque su origen no es terreno, sino celestial: cuando el General Manuel Belgrano la creó, tuvo la intención de honrar a la Madre de Dios, María Santísima, en su advocación de la Inmaculada Concepción, según lo testimonia su hermano, el sargento Carlos Belgrano: “El sargento mayor Carlos Belgrano, que desde 1812 era comandante militar de Luján y presidente de su Cabildo, dijo: ‘Mi hermano tomó los colores de la bandera del manto de la Inmaculada de Luján, de quien era ferviente devoto’ .

Por lo tanto, en la creación de nuestra insignia nacional, no hubo referencias a características geográficas, a tradiciones, a leyendas, ni a nada parecido: fue un acto de devoción mariana, con el cual el General Belgrano quiso honrar a la Madre de Dios. Y como todo acto de devoción mariana, no surgió del propio Belgrano, sino que fue una gracia de Jesucristo, concedida a través de la Medianera de todas las gracias, María Santísima. En otras palabras, nuestra Bandera Nacional lleva los colores de María Santísima por voluntad expresa de Jesús y de María, por lo que al honrar la Bandera Nacional, honramos a Jesús y María, quienes nos la regalaron. Como argentinos, por lo tanto, debemos estar eternamente agradecidos, por tener como Bandera Nacional al manto celeste y blanco de la Inmaculada Concepción. ¡Qué orgullo para los argentinos, tener como signo de identidad nacional el manto de la Virgen Purísima!
Por todo esto, al contemplar en esta tierra sus colores celeste y blanco, flameando al viento, nos surge en el corazón el deseo de contemplar a la Virgen María en la eternidad, con su manto Inmaculado, celeste y blanco, flameando en los cielos por el soplo del Espíritu Santo.