Nuestra Señora de Malvinas

jueves, 10 de diciembre de 2015

Dios Trino bendiga nuestra Patria Argentina y a su Presidente



Que el Ángel Custodio de Argentina proteja a nuestro Presidente Ing. Mauricio Macri
y que la Patrona y Dueña de la Argentina, 
Nuestra Señora de Luján, 
cubra con su Manto celeste y blanco a todos los argentinos, 
para que en nuestra Patria reinen el Amor y la Justicia de Dios.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Al Ángel Custodio de la Patria Argentina


         
         Amado Ángel Custodio de Argentina, nos dirigimos a Ti, a quien la Divina Providencia ha puesto para que veles sobre nuestra Patria, para que, intercediendo ante Dios Uno y Trino, a quien tú adoras, amas y sirves, y por la mediación de María Santísima, nos concedas a los argentinos la paz del Señor Jesús, la única paz verdadera que puede dar reposo al alma. Pero para obtener esta paz celestial, que inunda al alma desde lo más profundo del ser, es necesario que los argentinos elevemos la mirada para contemplar a Jesús Misericordioso y clamar su misericordia, según sus propias palabras: “La humanidad no encontrará la paz, hasta que no se vuelva con confianza a mi Misericordia”[1]. No encontraremos la paz, hasta que no elevemos la mirada a Jesús Misericordioso.
         Santo Ángel Custodio de Argentina, vela sobre nuestra amada Patria, nacida bajo la Santa Cruz del Salvador y cobijada por el Manto celeste y blanco de la Patrona y Dueña de la Patria, Nuestra Señora de Luján.
         En nuestros días los argentinos necesitamos, hoy más que nunca, arrodillarnos ante Jesús crucificado, el mismo Jesús que, desde la cruz, presidió en el Congreso de Tucumán la Declaración de la Independencia. Los argentinos nacimos bajo la cruz de Cristo, porque fue ante Él, el Cristo de los congresales, que se declaró el nacimiento de la Patria Argentina en la Casa Historica. Los argentinos también nacimos bajo el manto de María, porque el General Belgrano le dio los colores celeste y blanco a la Bandera Nacional, como homenaje a la Inmaculada Concepción de Luján, de manera que al contemplar nuestra Enseña Patria, contemplamos, al mismo tiempo, el Manto de la Virgen.
         Como Patria y como Nación, los argentinos vivimos días oscuros, días de confrontación, división y discordia, que lleva a mirar al hermano como a un enemigo, lo cual es aborrecible a los ojos de Dios -"la discordia es peor que la hechicería" (cfr. 1 Sam 15, 23)- y esto nos sucede porque nuestras leyes, la gran mayoría de nuestras leyes humanas, no se basan en la Ley de Dios. Los argentinos vivimos días turbulentos porque nos hemos alejado, voluntariamente, del Único que puede darnos la paz, Jesucristo, el Hombre-Dios.
         Oh Santo Ángel Custodio de Argentina, tú que estás delante de Dios, adorándolo día y noche en los cielos; tú que te postras ante el Cordero de Dios; tú que te gozas y alegras por la contemplación de Dios Uno y Trino; tú que estás a las órdenes de la Madre de Dios, Reina de los ángeles, te pedimos que veles sobre nuestra Amada Patria Argentina, para que en ella reine la paz de Dios, para que los argentinos elevemos la mirada al Dador de toda paz verdadera, Cristo Jesús. Ruega también a la Dueña y Patrona de la Patria, la Virgen Inmaculada, Nuestra Señora de Luján, para que su Manto celeste y blanco se extienda sobre nuestra amada Argentina, para que la proteja y libere de sus enemigos -que no son el hermano argentino, el compatriota, sino “las potestades oscuras de los aires” (cfr. Ef 6, 12)-, para que así, protegidos por María Santísima, el amor de Dios sea infundido en los corazones de todos los argentinos.
Sólo así, arrodillados ante la Santa Cruz, abrazando y besando los pies llagados de Jesús Crucificado, y cubiertos por el Manto celeste y blanco de Nuestra Señora de Luján, los argentinos tendremos paz, no la paz “como la da el mundo” (cfr. Jn 14, 27), sino la paz que sobreviene al alma por la gracia del Dador de la paz verdadera, el Hombre-Dios Jesucristo.



[1] Diario de Sor Faustina, 300.