Nuestra Señora de Malvinas

martes, 13 de octubre de 2020

Teniente Juan Carlos Gambandé, otra víctima de la subversión montonera

 


ARGENTINA EN GUERRA. 1959-1990 GUERRA ANTISUBVERSIVA: 11 DE OCTUBRE 1974, 3 EXTREMISTAS CASTROGUEVARISTAS DEL ERP-PRT EMBOSCAN Y ASESINAN AL JOVEN TENIENTE JUAN CARLOS GAMBANDÉ

(Texto tomados de AFaViTA, el señor dr. Arturo Larrabure, CELTYV - Por las Víctimas del Terrorismo de Argentina, y el libro "Los otros Muertos" de la señora dra. Victoria Villarruel y el señor dr. Carlos A. Manfroni)

  El teniente 1° Juan Carlos Gambandé había nacido en 1949 en la ciudad de Rosario, Santa Fe. Egresó del Colegio Militar de la Nación como subteniente de Intendencia en diciembre de 1970. Entonces llevaba ya de novio casi un año con Juana Elsa Morelli, también rosarina, con quien al final se casò en octubre de 1973, justo un año antes de ser asesinado. Cumplía tareas en el Comando del II Cuerpo de Ejército, en la ciudad de Santa Fe, pero después de la boda pasò a desempeñarse en el Liceo Militar General Belgrano, de la ciudad Santa Fe, capital de la provincia homónima. Perteneciendo al Cuerpo de Intendencia del Ejército Argentino, su militar desempeño era en logìstica.

  En el mes de julio de 1974 el papá de Elsa falleciò, lo que embargò de dolor a la joven pareja; pero poco después llegò un respiro, una esperanza de luz, cuando Elsa y Juan se enteraron que iban a ser papás.

  Para octubre de 1974 Elsa llevaba tres meses de embarazo, cuando la muerte volviò a embargar sus vidas.  

  El dìa 11 de octubre, y como era costumbre, cuando apenas despuntaba el sol, poco después de las 6:00 de la mañana, Juan Carlos  descendiò del pequeño departamento que alquilaba en la avenida Freyre de ciudad de Santa Fe y se dirigiò a la cochera que estaba inmediata a la vuelta de la esquina, en Obispo Gelabert 3363 de donde sacò a la calle su automòvil Fiat 600 patente S178.567; en el momento que daba marcha atrás con el auto para luego iniciar la marcha hacia su destino, hicieron apariciòn tres extremistas armados con ametralladoras y una escopeta recortada y desde diferentes ángulos abrieron fuego sobre la humanidad del joven oficial del Ejército Argentino, quién desprevenido no pudo contestar el fuego con el arma que portaba. Recibiò tes impactos en su cabeza, y los otros seis en el cuerpo, y a continuaciòn los extremistas se dieron a la fuga en automòvil Ford Falcon que con chofer al volante los esperaba a unos 30 metros de distancia. Los vecinos, alarmados por los disparos salieron a la calle y se toparon con un Juan Carlos aùn agonizante sentado en su automòvil, su reloj de habìa detenido a las 6:24, y notando que su pistola asignada sin disparar estaba sobre el asiento del acompañante; en ese justo momento pasaba el lechero haciendo el reparto, y los vecinos cargaron a Juan Carlos en el camión lechero, y lo condujeron hacia el Hospital Italiano, pero nada pudo hacerse allì por salvarle la vida. 

  Un dato curioso, es que Juan Carlos en su funciòn, tenìa como responsabilidad la alimentaciòn de los soldados y liceìstas, y por ello era puntual en su rutina, ya que en persona a diario estaba presente en el Liceo ya cuando se servìa el desayuno, porque él mismo verificaba la calidad del mismo y que todo estuviese en regla. Pero en esas fechad, debido a los tiempos que corrìan, donde los extremistas hacìan blanco de sus intenciones homicidas a militares, diplomáticos, periodistas, policìas, fiscales, polìticos, jueces, testigos, estudiantes..., los jefes de Juan Carlos le habìan permitido que rotara sus horarios, de modo tal de poder salir de su domicilio, y luego del cuartel, en diferentes momentos todos los dìas y a modo de, rompiendo la rutina, evitar ser emboscado; ¡pero Juan Carlos no podìa!, ese joven de tan sòlo 24 años de edad no podìa faltar a su responsabilidad y debìa verificar en persona que todo sea como debìa ser, como bien nos lo describen Victoria E. Villarruel y Carlos A. Manfroni "...su reloj quedò detenido a las 6.24, la ùltima prueba de su puntualidad; la ùltima prueba de su amor por la vida de aquellos que estaban a su cargo."

  El asesinato de Juan Gambandé, junto al asesinato de otros 8 militares y una nena de 3 años, fue parte de la represalia del ERP-PRT por el fallido ataque al Regimiento de Infanterìa Paracaidista 17 de Catamarca, ocurrido dos meses antes. 

  En su momento se investigò la posibilidad de que Juan Carlos habìa sido extorsionado por extremistas para que facilitara indumentaria militar, más precisamente 200 uniformes de combate, a las fuerzas extremistas (como y tal cual se describe en el libro "Los otros muertos" obra de la dra. Victoria E. Villarruel y el dr. Carlos A. Manfroni), y que si no los entregaba serìa asesinado. Otros sugieren que fue elegido como blanco por el gran cariño que todos le tenìan, debido a su simpatìa y correcciòn, siendo muy querido en el Liceo y desde ya en el Ejército; basta con ver las fotos, ver su mirada y su sonrisa, para darse cuenta de que clase de hombre se refieren todos los que hablan maravillas de él.

  Pero las desgracias no iban a terminar allì. Su papá, Gerònimo, no tuvo consuelo, sin cesar se lo escuchaba decir "¡Escapé de una guerra y mataron a mi hijo en otra!" (habìa nacido en Argentina, pero retornò a España, y antes de terminar la Guerra Civil, dado que militaba en la Ezquerra Republicana de Catalunya -izquierda- y temiendo represalias, logrò huir de España gracias a su ciudadanìa argentina). Nunca se recuperò, nunca se levantò, ni siquiera el nacimiento de su nieto, Juan Carlos Marcelo Gambande en diciembre de 1975 falleciò, algunos dicen que del corazòn, otros que de tristeza, otros que el corazòn se le rompiò de tristeza, no obstante antes de irse con su hijo Juan Carlos, a su nieto Juan Carlos Marcelo le hizo un álbum para que pueda conocer lo sucedido. En CELTYV han compartido las palabras que surgen desde el dolor del padre de esta víctima del terrorismo, pero también desde el amor y la bondad que siempre diferenciarán a las víctimas de los terroristas: “A pesar de todo, querido nieto, no le tengas odio ni rencor a nadie; es un consejo que me permito darte, pues odio y rencor generan maldad, y vos has de ser bueno como lo era tu padre que, desde el Cielo guiará tus pasos.”

  Y Juan Carlos Marcelo Gambandé, arquero nacido en abril de 1975 que surgió de las inferiores de Newell’s Old Boys de Rosario y que al estar bien tapado por el “Terremoto” Cejas, entre otros, debiò pasar a Argentino de Rosario en 1996-97, y luego a Central Córdoba en 1997-98 en las categorías de ascenso; muchos lo conocen por haber sido entrenador de arqueros del Racing Club de Avellaneda; pero es también el hijo del teniente 1° Juan Carlos Gambandé, trata de hacer honor a su abuelo, ¡pero también a su papá!

  Ya en 1998 partió hacia Buenos Aires y firmó para Atlanta. En el Bohemio estuvo apenas una temporada, aunque en puesto de suplente jugó un solo partido ante Almagro, y al no tener oportunidad de desarrollarse viajó hasta México para jugar en el Atlético Mexiquense en 2000-2001. Regresado al país fue a jugar en Almirante Brown de Arrecifes en el 2002, pero en la temporada siguiente optó nuevamente por jugar en el exterior. El destino fue Italia, en donde defendió los colores del Puteolana de Vomero, en Nápoles. Pero su trayectoria continuó en Argentina y en 2004 firmó con Platense, donde duró un año y quedó libre. En 2005 fue a Estudiantes de Caseros, y en 2006 a Flandria junto a Mario Ayala y Gastón Leva, y entre 2007 y 2009 estuvo en el tan querido Talleres de Remedios de Escalada, en Lanùs. En 2009-2011 jugò en San Telmo, y terminò su trayectorìa de arquero en Defensores de Belgrano en 2011-2012. A continuaciòn se desempeñò como entrenador de arqueros en el Racing Club de Avellaneda, hasta el 2016, en que un incidente en Brasil, cuando al finalizar un partido respondiò unos cobardes y desproporcionados agravios que recibìa desde la tribuna, ¡los Medios estaban babeantes esperando para lanzarse encima!, y ello puso fin a su carrera deportiva, por ahora...

  Es que Juan Carlos Gambandé - Entrenamientos de Arqueros, seguramente tratò de hacerle caso a su abuelo, pero no puede dejar pasar que su papá era un honesto soldado, y una vìctima del genocida terrorismo hoy "indemnizado", pensionado, apologeado, victimizado y glorificado en Argentina.

  Y fue un tiempo antes de que el peronismo menemkirchnerista llegara al poder cuando Juan Carlos Marcelo Gambandé fue noticia por su pase al Club de Fùtbol mexicano Atlético Mexiquense, en el año 2000. En Argentina hay asuntos que no deben saberse, y ante la inevitabilidad de que los mismos cobren estado pùblico, DEBEN AJUSTARSE "AL RELATO", caso contrario hay que sufrir las consecuencias, ¡y eso es lo que nuevamente le sucediò a la familia Gambandé!

  Antes de que Juan Carlos Marcelo partiera rumbo a México, su vida era un hervidero de periodistas, y el joven, que en esas fechas tenìa la misma edad que su papá cuando fue asesinado por el castroguevarismo genocida que atacaba a la Naciòn Argentina, muy afable y predispuesto, tal vez herencia genética y espiritual de parte paterna, no se cansaba de responder las inquietudes de todos. 

  "Durante tres o cuatro dìas me levantaba a las 8:00 de la mañana y seguìa dando notas hasta las 12:00; dormìa una siesta y seguìa con las entrevistas por teléfono hasta las 8:00 de la noche. Hablé en todos lados, me desahogué; algunos querìan decir : 'si fue militar, por algo habrá sido'" respecto al asesinato de su papá, y asombrándose por la desinformaciòn que existìa acerca del tema de la Guerra Antisubversiva. Al respecto narra que a nadie recibiò en su domicilio, salvo la los del diario Rosario12, que sin él saverlo (una persona totalmente apolìtica y desideoligada) es ¡la sucursal rosarina del diario izquierdista Página 12 del montonero Verbitsky!, el cual publicò que al entierro del teniente 1° Gambandé habìa asistido el general Carlos Guillermo Suárez Mason: "Mi padre era militar, ¿quién querìa que estuviera, el perro Pluto?", le contestò Juan Carlos Marcelo al periodista izquierdista que lo interpelò por esa presencia, como si de un mal se tratara el que alguien a quienes los terroristas odian y calumnian e injurian porque obviamente eran por él combatidos, ¡todos deban apreciar los hechos y a las personas desde esa resentida, criminal e injuriosa òptica subversiva!

  "No le abrì la puerta de mi casa a nadie y dejé entrar justo a los de Rosario12", se lamentaba luego el hijo de aquel patriota rosarino que sin fallar un solo minuto a su responsabilidad de mando y servicio, dio la vida por la Patria. Obviamente, las cosas no iban a quedar allì, le habìa contestado lo que le contestò a gente del "Perro" Verbitsky", el montonero sindicado, entre otros crìmenes, del asesinato de 23 policìas federales y civiles el  2 de julio de 1976 mediante una bomba colocada en el comedor de Seguridad Federal, en la Ciudad de Buenos Aires. Un dìa, a la mañana, en la puerta del edificio de departamentos donde el arquero de fùtbol del Atlético Mexiquense e hijo del teniente 1° Juan Carlos Gambandé, Juan Carlos Marcelo Gambandé vivìa con su mamá, Juana Elsa Morelli, viuda del teniente 1° Juan Carlos Gambandé, arrojaron dos baldazos de pintura negra; una señal mafiosa para que dejara de hablar. "A mi no me importaba, pero mamá estaba nerviosa, lloraba, asì que dejé de conceder entrevistas". 

  Asì eran las cosas en la Argentina de 1974 para los burgueses acaudalados y oligarcas nenes de mamá y nenas de papá izquierdistas que hablaban de derechos humanos y proletario y nunca respetaron derecho humano alguno ni pertenecieron a proletario alguno; asì eran las cosas en la Argentina del 2000 para los burgueses acaudalados y oligarcas nenes de mamá y nenas dd papá izquierdistas que hablaban de derechos humanos y proletario y nunca respetaron derecho humano alguno ni pertenecieron a proletario alguno; asì siguen siendo las cosas en la Argentina del 2018 para los burgueses acaudalados y oligarcas nenes de papá y nenas de mamá izquierdistas que siguen hablando de derechos humanos y proletario y nunca respetaron ni respetan derecho humano alguno ni pertenecieron ni pertenecen a proletario alguno... 

TENIENTE 1° JUAN CARLOS GAMBANDÉ, ¡SALUDO UNO!

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