Nuestra Señora de Malvinas

viernes, 5 de marzo de 2021

Celebrando la Santa Misa en Malvinas


 

Nicolás Kasanzew


Dando misa bajo las bombas.

En las afueras del aeropuerto, el sacerdote toma la hostia para consagrarla y la eleva para que todos la vean. Frente a él, están los soldados del Regimiento 25, con los oficiales Montero, Machi y Olmos a la cabeza. Y en ese momento, al levantar la vista, el padre Vicente Martínez Torrens observa a un Sea Harrier, que en posición de tiro se acerca a toda velocidad hacia ellos. Es el único que ve el peligro, pero lejos de sobresaltarse, haciendo gala de una pasmosa sangre fría, ordena: “¡Rodilla en tierra!”

Más tarde el capellán me explicaba que actuó de esta manera, porque pensó que así los soldados ofrecerían menos blanco a las esquirlas cuando estallara la bomba.

El cazabombardero enemigo pasó rasante a unos diez metros sobre sus cabezas, arrojando su mortífera carga, que cayó a unos cuantos metros detrás de la tropa.

Martinez Torrens, quien también se había arrodillado, esperó oir los gritos de auxilio de los heridos, pero el silencio era sepulcral. Todos estaban ilesos. El sacerdote elevó el cáliz y continuó impertérrito la misa, como si nada hubiese pasado.

Transportado en un jeep que manejaba el soldado cordobés Miguel Merlo, el padre Vicente oficiaba regularmente, en distintas posiciones, ocho misas diarias. Y también alguna extra. Como cuando se cruzó con una fracción de artilleros, que habían sido desplegados a otra zona y no tuvieron tiempo de cavar sus trincheras. Los soldados sabían que esa noche, estando al descubierto, iban a ser cañoneados por la flota enemiga, y directamente le exigieron al cura que oficiara y les diera la comunión: “Si tenemos que morir, queremos que sea en gracia de Dios”, le dijeron. Y el capellán celebró estoicamente la misa bajo una lluvia torrencial.

Así evangelizaba el padre Martínez Torrens, último sobreviviente de los 14 capellanes de la guerra de Malvinas: bajo las bombas británicas y las inclemencias del tiempo.

(En realidad, también está vivo el “cura comando”; pero Jorge Piccinalli hace ya muchos años colgó los hábitos). Ver menos

— con Vicente Martinez Torrens

(https://www.facebook.com/photo?fbid=2794328304228340&set=a.1411316639196187)

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