Para vivir una fecha patria como la fecha patria lo merece,
lo mejor es recurrir al testimonio de quienes vivieron y fueron testigos de los
acontecimientos que dieron lugar a la fecha patria. Si no hacemos así, corremos
el riesgo de profanar lo sagrado, de envilecer lo que es noble y nos damos
cuenta que esto sucede cuando a la fecha patria se la rebaja a un nauseabundo mitin
político, como lamentablemente ocurre de un tiempo a esta parte.
Antes de adentrarnos en el relato de los patriotas protagonistas,
debemos aclarar que en el 25 de Mayo no hubo ninguna revolución, tal como se
entiende este término en primer lugar, en el sentido de que no hubo un intento
de subvertir el orden legal existente ni de intentar contra la Madre Patria España;
por el contrario, los patriotas del augusto día del 25 de Mayo de 1810, tuvieron
la intención nobilísima de preservar el orden legal, cultural y religioso
vigente y de ser leales a España.
Los Patriotas de Mayo se reunieron en el Cabildo, pero no
para dar un golpe de mano con el cual pretendían quedarse con el poder: por el
contrario, su motivo fue una suma de virtudes difíciles de hallar entre los
hombres: se unieron para juramentar tanto la lealtad al Rey, como al mismo
tiempo la fidelidad al Pueblo Argentino, así como el amor a la religión
católica y a la cultura heredadas de la Madre Patria España y que forman la
esencia, el núcleo y la raíz del ser nacional argentino.
Puesto que el Rey de España había sido tomado prisionero,
los Patriotas de Mayo, respetando la legislación vigente, declararon soberano,
de manera automática, al Virreynato del Río de la Plata. La acción fue tan
noble, que un testigo y patriota de los hechos de Mayo, el Padre Castañeda,
afirma que no fueron los hombres los autores del 25 de Mayo, sino el mismo Dios
Nuestro Señor y por esta razón, cada 25 de Mayo debía amanecer como un día
“sagrado”, “memorable”, “augusto” y “patrio”; día por el cual debíamos agradecer
a Dios “postrándonos en acción de gracias ante los altares”, reconociendo que
ningún mérito tenemos para merecer un día tan grandioso.
Así
lo afirma el P. Castañeda: “Por nuestra parte, ninguna cosa buena hemos hecho
(...) y aún la del 25 de Mayo no es obra nuestra, sino de Dios”[1]. “...en este día, todos con entusiasmo
divino, llenos de piedad, humanidad y religión, debemos postrarnos delante de
los altares, confesando a voces el ningún mérito que ha precedido en nosotros a
tantas misericordias”[2].
Continúa
el P. Castañeda definiendo al 25 de Mayo, diciendo qué es: “(...) el día
Veinticinco de Mayo es (un día) solemne, sagrado, augusto y patrio... (...) el
día 25 de Mayo es el padrón y monumento eterno de nuestra heroica fidelidad a
Fernando VII; es también el origen y el principio de nuestra absoluta
independencia política; es el fin de nuestra servidumbre. Es y será siempre un
día memorable y santo, que ha de amanecer cada año para perpetuar nuestras
glorias, nuestro consuelo y nuestras felicidades”[3].
El
25 de Mayo es entonces un día “solemne, sagrado, augusto y patrio (es obra) de
Dios, es declaración de fidelidad al Rey y a la Madre Patria España y al mismo
tiempo, el origen de nuestra independencia política, pero nunca cultural y mucho
menos espiritual, de España.
Es
una vileza tan rastrera convertir a esta fecha patria, augusta y sagrada, en un
nauseabundo festejo de partidos políticos que solo buscan un mezquino interés
propio, que festejar a dichos partidos políticos, dejando de lado la esencia
del 25 de Mayo, es una verdadera traición a la Patria.
Al
que para los Patriotas de Mayo, también para nosotros el 25 de Mayo es un día
“augusto, soberano, memorable, sagrado”, que amanece sobre nuestros días como
un sol esplendoroso que ilumina a nuestra Nación; es un día grandioso, una verdadera
obra de Dios, que por ser de Dios, proyecta su luz eterna sobre la oscuridad de
nuestros tiempos finales.
Por
todo esto, se sigue que, cuanto más vivamos el catolicismo –cuanto más
misericordiosos seamos, cuanto más recemos el Rosario, cuanto más adoremos la
Eucaristía y la recibamos con fe y amor en la comunión-, tanto más seremos
verdaderamente argentinos, tanto más honraremos a nuestra Madre Patria España,
tanto más viviremos genuinamente la más grande de nuestras fechas patrias, el
25 de Mayo.
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