Nuestra Señora de Malvinas

lunes, 15 de marzo de 2010

Un milagro en Malvinas


Cuando los ingleses se acercaron con su flota y su portaaviones a Malvinas, comenzaron a bombardear las posiciones argentinas. Los ingleses dominaban el aire, porque sus aviones eran mucho más avanzados que los de Argentina, y por eso podían atacar y tirar sus bombas donde querían.
En uno de esos ataques, sucedió algo que, si bien todavía no está aprobado por la Iglesia, podemos considerarlo como un milagro.
Un grupo de soldados argentinos asistían a una misa de campaña, es decir, en pleno campo, antes de la batalla. En medio de la misa, apareció un avión inglés y tiró una bomba, que cayó a pocos metros de donde estaban los soldados; mientras tanto, el sacerdote seguía celebrando la misa.
Todos sabemos que las bombas de los aviones caza son muy potentes, y que si cae a pocos metros, provoca una onda expansiva que mata a todo ser vivo que se encuentre cerca, así que todos los soldados y el sacerdote tendrían que haber muerto, pero no pasó así: la bomba, milagrosamente, no explotó, el sacerdote terminó la misa, y los soldados argentinos volvieron a la batalla, a seguir peleando contra los ingleses que venían a robarnos las islas.
Esto, que pasó realmente, es como una figura de lo que pasa también, invisiblemente, sin que nos demos cuenta: la misa nos protege de nuestros enemigos, porque en la misa está Jesús en la cruz y Jesús en la cruz nos protege de todos nuestros enemigos, visibles e invisibles.

Es cierto que Argentina después perdió la batalla –pero no la guerra- y que murieron muchos soldados, pero lo que pasa es que muchas veces Dios permite la derrota de quienes tienen razón, para acercarlos más a su cruz: Jesús en la cruz parece como si hubiera sido vencido, aunque en realidad, triunfó para siempre. Así pasa con los que se acercan a la cruz de Jesús, o a los que Jesús acerca a su cruz: parecen derrotados, pero en realidad han vencido.
Sepamos entonces que la misa es nuestro refugio y protección contra los enemigos visibles e invisibles, pero sepamos que muchas veces Jesús quiere acercarnos más a su cruz, y es por eso que permite que algunas veces seamos derrotados, como aparece Él en la cruz.

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