Nuestra Señora de Malvinas

lunes, 16 de junio de 2025

¡PLAN ANDINIA, ESCISIÓN DE LA PATAGONIA DEL RESTO DE LA ARGENTINA! ¡TRAIDORES A LA PATRIA!

 


¡PLAN ANDINIA, ESCISIÓN DE LA PATAGONIA DEL RESTO DE LA ARGENTINA! ¡TRAIDORES A LA PATRIA!
¡REPUDIAMOS CON TODAS NUESTRAS FUERZAS
ESTA ABOMINABLE TRAICIÓN A LA PATRIA!

sábado, 14 de junio de 2025

La "Batalla de la Máxima Resistencia" en la Guerra de Malvinas

 Acto de la máxima resistencia

La "Batalla de la Máxima Resistencia" en la Guerra de Malvinas hace referencia al combate final librado por las fuerzas argentinas en la madrugada del 14 de junio de 1982, especialmente en torno a los últimos bastiones de defensa en Puerto Argentino (Stanley), como el Monte Tumbledown, Wireless Ridge y Monte Longdon.

 

¿Por qué se la llama así?

 

Se la denomina "Batalla de la Máxima Resistencia" porque fue el momento en que los soldados argentinos, agotados, con bajas temperaturas, escaso armamento y pocas provisiones, resistieron con heroísmo y tenacidad el asedio final de las fuerzas británicas, que contaban con superioridad logística, armamentística y aérea.

 

Fue una defensa encarnizada por parte de conscriptos, suboficiales y oficiales argentinos que, pese a las adversidades, lograron causar numerosas bajas al enemigo y retrasar su avance hacia la capital del archipiélago.

 

Significado histórico

 

Esta batalla es recordada como el símbolo del coraje y la entrega de los soldados argentinos, muchos de ellos jóvenes de 18 o 19 años, que enfrentaron una fuerza mucho más poderosa con un espíritu de sacrificio que sigue siendo motivo de homenaje y reconocimiento hasta el día de hoy.

 

Es, en definitiva, un acto de resistencia final antes de la rendición formal de las tropas argentinas el 14 de junio de 1982, lo que marcó el fin del conflicto bélico.

 


La Batalla de Malvinas la perdieron los conspiradores apátridas del continente

 


ARGENTINA EN GUERRA. 1982 GUERRA DE MALVINAS: CON LA ESPALDA CONTRA LA PARED, Y SIN CHANCE ALGUNA DE VICTORIA, EL GENERAL MENÉNDEZ DEBE DECIDIR ENTRE LA VIDA DE SUS HOMBRES O "EL QUE DIRÁN..."

  En esta imágen del destructor Type 42 HMS "Cardiff" (D-108) de la Royal Navy, puede observarse con claridad el volumen de fuego MÓVIL que este navío, o sea uno solo de los 5 o 6 navíos de los que la Task Force británica podía disponer por misión, podía desarrollar sobre cualquier objetivo argentino en la zona de Puerto Argentino.

  En la noche del 5 de junio de 1982 el HMS "Cardiff" con su afuste monotubo Mk-8 disparó 227 proyectiles de 114 mm, a mayor velocidad y mayor alcance que la batería completa de los "CITER" de 155/33 mm. del Ejército Argentino (que de todas maneras era estática, ya que en Malvinas era casi imposible operar ese material pesado, y menos aún movilízarlo). La imágen se tomó en la mañana del 6 de junio cuando ya se replegaba luego de la incursión y corrida de fuego nocturna.

  Esto da una idea de lo que el General Menéndez debió sopesar al tomar la decisión de rendir la guarnición bajo su mando, que el 13 de junio, y sin posibilidad de victoria alguna, quedaba sitiada en tan reducido espacio.

  Menéndez desde su puesto de comando estático, ya que sus defensas eran estáticas (Woodward jamás abandonó su puesto y responsabilidades durante toda la guerra; Thompson también; Moore también, con la sola diferencia que debió comandar desde una tienda de campaña en puesto móvil ¡porque sus fuerzas eran móviles!), estuvo expuesto al fuego enemigo igual que cualquier argentino de la guarnición de Puerto Argentino durante toda la guerra; de hecho el puesto de comando de Menéndez (la Comisaría) fue bombardeado explícitamente para matarlo, y no es admisible siquiera sopesar cobardía alguna de su parte. Para el 14 de junio de 1982 a Gran Bretaña sólo le quedaba un máximo de 7 días de autonomía de combate antes de irreversiblemente perder la guerra. 

  La resistencia de Puerto Argentino aún era posible por otras 48 a 72 horas, tal vez algo más. Se había acopiado gran cantidad de material para esa eventualidad, los famosos galpones "llenos de suministros hasta el techo", que por esa razón, amén de la imposibilidad de abastecer ciertas unidades de primera línea -el enemigo no lo iba a permitir, y de hecho no lo permitió-, ¡estaban atiborrados de insumos!; pero para el 14 de junio se sabía ya que Puerto Argentino caía, ya que hasta las alturas que rodeaban la guarnición habían ya caído. De Menéndez haber sido un cobarde desalmado, como los operadores gramscianos de la historia afirman tan mendazmente, se escondía en un pozo y ordenaba la defensa a ultranza, sosteniendo Puerto Argentino otros dos o tres días, ¿con 300, o 500 soldados argentinos fallecidos más?, y todo para que la guarnición caiga igual.

  Su decisión de rendir la guarnición fue la más sensata y humanitaria, no la única, pero sí la más sensata y humanitaria, ¡y pensando en la tropa, que todo lo había dado por la Patria!

  Si la guerra se perdió luego es sólo porque al caer Puerto Argentino, los conspiradores de Buenos Aires entraron en acción y derrocaron al Presidente Galtieri (ver enlaces adjuntos). Estos eran una pequeña cantidad de militares de una facción política contraria a Galtieri, y que deseaba el poder, más un grupo de políticos peronistas, radicales y sindicalistas (estos también peronistas), junto al embajador estadounidense, y que así lo venían pergeñando a partir del desembarco en San Carlos, el 21 de mayo anterior.

  El Teniente General Galtieri, y en especial el Almirante Anaya, deseaban seguir la guerra desde el continente, sabedores de que Argentina tenía el poder de combate intacto, venía ayuda en camino o ya estaba ésta en manos argentinas, comenzando por los 10 cazas Mirage 5P peruanos, que sólo con ellos se cubrían ya las pérdidas de Mirage sufridas, además 23 Mirage IIICJ/BJ, y 16 A-4E judíos (que al final no llegaron por estafa judía), entre otro material (Exocet, por ejemplo); y el inaplazable vencimiento de la autonomía de combate británica, sin posibilidad de relevo alguno, y reconocida por el propio enemigo.

  Para Menéndez era este poder de fuego contra una guarnición que igual iba a caer, o salvar a cuantos argentinos sea posible, que la guerra aún podía ejecutarse desde el continente pero que, como ya sabemos hoy, los traidores y apátridas que conspiraban no lo permitieron.

  44 días seguidos nuestros soldados, desde el comandante máximo de la guarnición hasta el último soldado conscripto, defendiendo la Patria soportaron este poder de fuego y mucho más. Quien se atreva a poner en duda el valor y patriotismo de esos argentinos, aquí será considerado un agravio, los hechos lo demuestran.

El almirante Woodward, comandante de la Task Force, reconoce que era imposible ganar la guerra si "los argentinos soplaban" siquiera una vez más, si la guerra continuaba, pero a Galtieri, y a todos los soldados que deseaban seguir la lucha, no se lo permiteron los conspiradores:

https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=822990074563042&id=746036608925056

Así comenzó el desarme y entrega de Argentina. La caída de don Leopoldo Fortunato Galtieri otorga la victoria a unas irreversiblemente agotadas fuerzas británicas. La Guerra de Malvinas que Gran Bretaña y la OTAN sólo pudieron ganar conspirando con traidores en sedes diplomáticas de Buenos Aires:

https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=833468776848505&id=746036608925056

La caída de Don Leopoldo Fortunato Galtieri otorga la victoria a unas irreversiblemente agotadas fuerzas británicas. La Guerra de Malvinas que Gran Bretaña y la OTAN sólo pudieron ganar conspirando con traidores en sedes diplomáticas de Buenos Aires:

https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=1069594589902588&id=746036608925056

18 de junio de 1982, traicionado por los políticos y militares que lo acompañaban, y abandonado por el Pueblo que lo aplaudió, es derrocado el Presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri a sólo 72 horas de la inaplazable capitualción británica:

https://www.facebook.com/746036608925056/posts/1370525339809510/

En 1982 los mandos argentinos no contaron con un pueblo argentino igual al pueblo chileno de 1818... 25 de marzo de 1818, el derrotado General San Martín ingresa a Santiago de Chile luego de la debacle de Cancha Rayada. Nadie se fue a ver un show de entretenimiento ni le arrojó piedras, como el 15 de junio de 1982 mirando el Mundial de Fútbol o atacando la Casa Rosada los argentinos hicieron para no seguir luchando por la Patria:

https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=792350100960373&id=746036608925056

El 5 de diciembre de 2018 murió el verdadero responsable de la derrota argentina en la Guerra de Malvinas, el conspirador y entonces embajador estadounidense en Buenos Aires, Harry Walter Shlaudeman:

https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=972488516279863&id=746036608925056

Seguimos derribando "El Relato" oficial de apátridas y traidores, del enemigo. Otra muestra de realidad para seguir desenmascarando las mentiras que nos trajeron a la actual infamia que vivimos. Las verdaderas y aterradoras cifras de bajas de oficialidad y suboficialidad en la Guerra de Malvinas:

https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=830297297165653&id=746036608925056

viernes, 6 de junio de 2025

La Bandera Nacional Argentina lleva los colores del Manto de la Inmaculada Concepción por Divina disposición

 



         Al estudiar el origen de los colores de la Bandera Nacional Argentina, se deben tener en cuenta dos hechos esenciales, de modo de no caer en lugares comunes llenos de falsedades, como que la Bandera Argentina lleva los colores del cielo.

         El primero, es el hecho histórico, comprobado, de la existencia de la devoción a la Inmaculada Concepción en el Virreynato del Río de la Plata y de la utilización de los colores de la Inmaculada como enseña distintiva para las Indias. Dice así el historiador Vicente Sierra[1], de quien tomamos la siguiente recopilación: “Cuando el rey Carlos III consagró España y las Indias a la Inmaculada en 1761, y proclamó a la Virgen principal Patrona de sus reinos; creó también la Orden Real de su nombre, cuyos caballeros recibían, como condecoración, el medallón esmaltado con la imagen azul y blanca de la Inmaculada, pendiente al cuello de una cinta de tres franjas: blanca en el medio, y azules a los costados. El artículo 40 de los estatutos de la Orden, retomados en 1804, dice: ‘Las insignias serán una banda de seda ancha dividida en tres franjas iguales, la del centro blanca y las dos laterales de color azul celeste”[2]. Según este dato, entonces, ya desde la época del rey Carlos III, tanto España como las Indias, estaban consagradas a la Virgen, en cuyo honor se crea la Orden Real de la Inmaculada, que lleva los colores azul y blanco. El otro dato histórico incontrastable es el de la devoción mariana del General Belgrano, en particular a la Inmaculada Concepción y en el hecho de que fue un acto de devoción mariana el elegir los colores de la Bandera Argentina tomándolos del Manto de la Virgen: así lo afirma un historiador, Guillermo Furlong, quien profundiza en la devoción mariana del General Belgrano, y la relaciona con la creación de la insignia nacional: “…al fundarse el Consulado en 1794, q1uiso Belgrano que su patrona fuese la Inmaculada Concepción y que, por esta causa, la bandera de dicha institución monárquica constara de los colores azul y blanco. Al fundar Belgrano en 1812 el pabellón nacional, ¿escogería los colores azul y blanco por otras razones diversas de las que tuvo en 1794? El Padre Salvaire no conocía estos curiosos datos y, sin embargo, confirma nuestra opinión al afirmar que ‘con indecible emoción cuentan no pocos ancianos, que al dar Belgrano a la gloriosa bandera de su Patria, los colores blanco y azul celeste, había querido, cediendo a los impulsos de su piedad, obsequiar a la Pura y Limpia Concepción de María, de quien era ardiente devoto’”[3]. En otras palabras, el General Belgrano quiso honrar a la Virgen y para ello tomó los colores del Manto de la Inmaculada Concepción. La devoción mariana se comprueba porque su tesis doctoral fue la defensa de la Inmaculada Concepción; el hecho histórico de que tomó los colores del Manto de la Inmaculada está atestiguado por las declaraciones de su hermano, el Sargento mayor Carlos Belgrano: “Mi hermano tomó los colores de la bandera del Manto de la Inmaculada de Luján, de quien era ferviente devoto”[4] y también por la identificación con la Madre de Dios, y con los colores de su manto, que el Coronel Domingo French, en una proclama en Luján, el 25 de septiembre de 1812, dice así: “¡Soldados! Somos de ahora en adelante el Regimiento de la Virgen. Jurando nuestras banderas os parecerá que besáis su manto. …Al que faltare a su palabra, Dios y la Virgen, por la Patria, se lo demanden”[5], lo cual da constancia de que los patriotas argentinos eran conscientes del hecho de la Bandera Nacional Argentina llevaba los colores del Manto de la Inmaculada Concepción.

         El segundo elemento a tener en cuenta es de orden teológico y demuestra que la Nación Argentina lleva en su Bandera Nacional los colores el Manto de la Virgen en su advocación de la Inmaculada Concepción, no por un gesto de buena voluntad nacido del corazón mariano del General Belgrano, sino que viene directamente de la Santísima Trinidad. En efecto, si el acto del General Belgrano fue el de honrar a la Virgen, eso fue un acto de devoción mariana a la Madre de Dios, pero nadie puede realizar ese acto si no está movido por la gracia, gracia que proviene de Dios como de su fuente increada -Dios es la Gracia Increada en Sí misma- y que además tiene a la Virgen como a su Medianera, puesto que la Virgen es Medianera de todas las gracias, desde las más pequeñas hasta las más grandes y si es Medianera de todas las gracias, esta gracia, la de querer honrar a la Madre de Dios, proveniente de la Trinidad, pasó a través del Inmaculado Corazón de María. Lo que le corresponde al General Belgrano es su libertad en aceptar la gracia proveniente de Dios a través de la Virgen.

         De esta manera, comprobamos por dos fuentes incontestables, la histórica y la teológica, que la Nación Argentina posee, por Divina Voluntad, la Bandera Nacional más hermosa de todo el mundo: el Manto de la Inmaculada Concepción.



[1] Sierra, V., Historia de la Argentina, Ediciones Garriga Argentina, Tomo V, 1962, L. III, cap. II.

[2] Cfr. Rottjer, A., El general Manuel Belgrano, Ediciones Don Bosco, Buenos Aires 1970, 62.

[3] Furlong, G., Belgrano, el Santo de la espada y de la pluma, Club de Lectores, Buenos Aires 1974, 35-36.

[4] Cfr. Rottjer, A., El general Manuel Belgrano, Ediciones Don Bosco, Buenos Aires 1970, 62.

[5] Proclama del Coronel Domingo French, pronunciada en Luján el 25 de septiembre de 1812; en P. Salvaire, J. M., Historia de Nuestra Señora de Luján, Tomo II, 1885, 268ss.