Nuestra Señora de Malvinas

viernes, 19 de julio de 2024

La historia del zoológico humano de París: los inmorales pretendiendo dar clases de moralidad

 

La historia del zoológico humano de París

En el año 1907, más de un millón de personas visitaron el zoológico humano de París, Francia. Se trata de un capítulo infame de la historia europea y de una práctica que se extendió por más de un siglo.

Hasta hace menos de setenta años, en 1958, en Europa permanecieron abiertos “zoológicos humanos“. Iniciada en el hemisferio occidental, esta desafortunada tradición puede rastrearse desde el zoológico de Moctezuma en Tenochtitlan. Allí se exhibían no solo animales exóticos, sino también personas con deformidades físicas, como parte del entretenimiento.

Uno de los casos más resonantes fue el del Jardin d’Agronomie Tropicale de París. Albergaba seis pueblos distintos con pabellones que representaban las colonias francesas de la época: MadagascarIndochinaSudánCongoTúnez Marruecos. Las personas originarias de estas tierras estaban presentes para representar la vida y cultura de sus respectivas regiones.

Más de 35.000 hombres, mujeres y niños abandonaron sus tierras natales para participar en este tipo de exhibiciones en importantes ciudades europeas, como París, Londres o Berlín. Eran familias reclutadas de las colonias para mostrar el poder de Occidente.

Actualmente, los restos de una exposición que alguna vez promovió el colonialismo francés yacen en los bosques de Vincennes, en París. Es que actualmente, el Jardin d’Agronomie Tropicale es una mancha en la historia de Francia. De hecho, durante la mayor parte del siglo XXpermaneció cerrado. Los edificios quedaron abandonados y en ruinas, aunque todavía pueden visitarse.

El contexto y el auge de los zoológicos humanos

El verdadero impulso hacia los zoológicos humanos modernos se dio durante el Renacimiento italiano. El cardenal Hipólito de Médici añadió a su colección bestias exóticas y “salvajes” humanos de diversas partes del mundo, quienes hablaban múltiples idiomas.

La práctica de exhibir personas consideradas diferentes a las europeas, vale destacar, se intensificó en siglos posteriores, convirtiéndose en una forma aceptada de entretenimiento público y pseudociencia racial en el siglo XIX.

El punto álgido de esta degradación humana ocurrió durante el apogeo imperialista. Exposiciones como las de el zoólogo alemán Carl Hagenbeck mostraban a poblaciones indígenas en un entorno que pretendía ser su hábitat natural, junto con animales plantas exóticas.

Estas exhibiciones no solo alimentaron la curiosidad occidental por lo “exótico”, sino que también ayudaron a justificar la dominación colonial y el racismo científico.

El caso de Ota Benga

A pesar de sus inicios como meras curiosidades, las exhibiciones evolucionaron hacia un nefasto sistema de clasificación racial y superioridad cultural.

Figuras como Madison Grant perpetuaron estas ideas, utilizando a individuos como Ota Benga, un pigmeo congoleño exhibido junto a simios en el zoológico del Bronx en 1906, para ilustrar teorías de evolución y superioridad racial blanca.

El declive de los zoológicos humanos en Europa llegó después de la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de ellos cerraron debido al cambio de actitudes y el surgimiento de nuevas formas de entretenimiento.

En 1958, el zoológico humano en Bruselas (Bélgica) cerró sus puertas, marcando el fin de una era oscura que involucró a aproximadamente 1.400 millones de espectadores y contribuyó significativamente al desarrollo del racismo moderno.

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