Nuestra Señora de Malvinas

viernes, 23 de agosto de 2024

¿Nadie sabía nada?

 


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Sigo con mi catarsis contra los políticos, periodistas, obispos, empresarios, sindicalistas y demás personajes nefastos de nuestra historia que ahora pretenden hacernos creer que son seres impolutos, descendidos directamente desde el Olimpo para guiar con su sapiencia inmaculada a este rebaño de ovejas desorientadas, desmemoriadas, cobardes, hipócritas y cómodas que somos los argentinos, pero muchos de ellos no podrían salir indemnes en un partido de “kulo sucio” jugado a cara de perro.

Los militares seguimos sufriendo la condena por lo que supuestamente hicimos mal durante el proceso militar, que sucedió a un golpe de Estado aclamado por la ciudadanía, algo que nadie parece recordar. ¿Pero quien se acuerda de los muchos responsables de todo lo que pasó, que no son militares, y que han muerto en paz rodeados de sus amigos y familiares, o que disfrutan de una apacible vejez sin haber asumido nunca sus culpas por lo que ha sucedido, mientras los militares se pudren en prisión?

Y para irme bien atrás, empiezo por el propio Perón, quien desde el exilio a fines de los ’60 no vaciló en declarar “si yo fuera joven también andaría por ahí poniendo bombas”; “ha muerto uno de los nuestros, quizás el mejor” (cuando mataron al Che Guevara); y “justicialismo es socialismo nacional”. El mismo que, cuando volvió a la Argentina, terminó ordenando la organización de bandas paraestatales financiadas, organizadas y armadas para combatir a ese mismo terrorismo que él había ayudado a germinar. Me refiero a la tristemente famosa Triple A, la Concentración Nacional Universitaria (CNU) que actuaba en Mar del Plata, y al grupo Libertadores de América, cuya zona de acción abarcaba Córdoba, ante la vista gorda que hacía el arzobispo local, el cardenal Primatesta.

¿Nadie se acuerda de María Estela “Isabelita” Martínez de Perón?, la bailarina de cabaret que tuvimos de presidente, que firmó un decreto ordenando a las Fuerzas Armadas el “aniquilamiento” de la subversión, y que continúa disfrutando en España de un suculento sueldo que le pagamos entre todos en agradecimiento por los desastres que cometió durante su desgobierno.

Y de Italo Luder, presidente provisional durante una licencia de la “Chavela”, que por sendos decretos firmados por él conformó el Consejo de Seguridad y amplió el decreto que ordenaba el “aniquilamiento” a todo el país. Los decretos también fueron firmados por sus ministros Carlos Ruckauf, Antonio Cafiero, Ángel Federico Robledo, entre otros.

El mismo Luder, siendo candidato presidencial por el peronismo tras la dictadura, continuó estrechando lazos con los militares y acordó con ellos la promulgación de la “Ley de Pacificación Nacional”, a la que el peronismo otorgó un apoyo explícito. A esa ley, ahora los mismos peronistas se llenan la boca llamándola Ley de Autoamnistía, cuando casualmente, Alfonsín ganó las elecciones de 1983 precisamente por haber denunciado ese supuesto pacto peronista militar. ¿Los peronistas no se acuerdan?

El prócer radical y gran demócrata, Ricardo Balbín, le dijo a Videla “Lo que tengan que hacer, háganlo rápido”, apoyó el golpe, y fue uno de los pocos que conoció el día y la hora en que se iba a producir el golpe. Su partido, la “impolutísima”, “democrática” y siempre políticamente correcta UCR, aportó un número importante de dirigentes partidarios para ocupar las segundas líneas del gobierno militar, empezando por la Secretaría General de la Presidencia.

Pero los radicales no fueron los únicos en aportar funcionarios al gobierno de facto. Los políticos todos los partidos ocuparon la friolera de 794 intendencias municipales en todo el país, de la siguiente manera: UCR, 310; peronismo,169; demócratas progresistas, 109; MID 94; Fuerza Federalista Popular, 78; el MPN (Movimiento Popular Neuquino), 23; demócratas cristianos, 16; Partido Intransigente, 4. ¿No se acuerdan? ¿Nadie fue?

Los partidos políticos también contribuyeron con funcionarios nacionales y provinciales de todos los niveles y embajadores. ¿Tampoco se acuerdan? Siempre imbéciles, “ma non tropo”, los radicales rechazaron en 2015 la creación de una comisión bicameral para investigar la complicidad civil durante la última dictadura. Radicales, pero no tan dolubus. Tampoco el peronismo tuvo voluntad de llevar a juicio a los civiles que fueron parte del golpe. Los políticos de todos los colores de esa época están más sucios que una papa.

La benemérita “fiscal de la República”, madre de la anulación de las Leyes de Punto Final y de Obediencia Debida que su propio partido había promulgado, Lilita Carrió, ¿no recuerda haber sido funcionaria judicial en el gobierno del Chaco en épocas de Margarita Belén? ¿Y la querida Alicia Kirchner en Santa Cruz? ¿Y tantísimos otros en tantísimos lugares?

Por supuesto son aun mucho más responsables los militantes terroristas de Montoneros y el ERP que desataron la tragedia y que luego infestaron los gobiernos de Menem, Kirchner y hasta de Macri y que todavía siguen dando vueltas, jodiendo e impunes. Viejos, pero libres y señalando con el dedo. Y el bueno de Balza, tan bueno que llegó a general sin haberse enterado nunca de nada y todavía tiene el tupé de seguir hablando.

El país está todavía lleno de empresarios que entregaban a sus empleados díscolos, sindicalistas que pasaban listados de presuntos subversivos, jueces como Zaffaroni que miraban para otro lado y rechazaban hábeas corpus, políticos que aprovecharon para enriquecerse (como los Kirchner), periodistas, sacerdotes. Ninguno tuvo nada que ver. La culpa la tenemos los cabos y subtenientes que cumplimos órdenes y derrotamos al terrorismo.

Es lo que hay en este país miserabilísimo que entre todos supimos destruir.

Jorge Tisi Baña


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