Nuestra Señora de Malvinas

miércoles, 7 de julio de 2021

La Independencia Nacional, amenazada por el globalismo luciferino

 



         Cuando los congresistas del Congreso de Tucumán firmaron, a los pies de Cristo crucificado –llamado por esto “el Cristo de los Congresales”- la Independencia de la Nación Argentina, el 9 de Julio de 1816, muy probablemente tenían en mente una Patria substancialmente distinta a la que tenemos hoy. Por un lado, al firmar en castellano y a los pies del crucifijo, pensaban en una Patria hispana y católica: hispana, porque la separación con España –no querida, no deseada, no buscada-, fue más bien de orden político, pero nunca cultural, por lo que continuamos siendo lo que éramos: españoles americanos, españoles de ultramar; pensaban en una Patria católica, porque no por casualidad la firma de la Independencia se llevó a cabo a los pies de Cristo crucificado; además, un buen porcentaje de congresistas eran sacerdotes de Cristo, pertenecientes a la Iglesia Católica. En síntesis, nunca hubo intención de renegar de nuestras gloriosas raíces hispanas y católicas y por eso mismo, los congresistas proyectaban al futuro una Patria hispana y católica, una Patria que tuviera por Madre Patria a España y por Alma de la Nación a la Religión Católica.

         Pues bien, si los congresistas, de alguna manera, se hicieran presentes en nuestros días, verían que la Patria, hispana y católica, reniega cada día más de sus raíces y de su origen, español y católico, en aras de un indigenismo neo-pagano pergeñado intelectualmente por los sionistas británicos. Verían una Patria devastada desde el punto de vista económico, moral, espiritual; verían una Patria dominada y gobernada por una banda de delincuentes que se hacen llamar “políticos”; verían una Patria invadida por ideologías contrarias en un todo a la Ley de Dios, como por ejemplo la ideología de género, que llama “derecho humano” a todo lo que transgrede la Ley Divina; verían que en la Patria se ha sancionado una ley que, a futuro, provocará un verdadero genocidio entre los niños argentinos por nacer; verían a los subversivos apátridas –es una redundancia, porque todo subversivo es apátrida por definición- siendo recordados como héroes, cuando fueron villanos de toda villanía y verían a los hijos de estos criminales subversivos, convertidos en altos dirigentes políticos, con el único mérito de ser hijos de subversivos y afiliados a la Masonería; verían a la ideología comunista-socialista, atea y satanista por definición, campear sin oposición en las facultades del país, sin que hayan apenas jóvenes amantes de la Patria y de la Santa Cruz de Jesús que salgan en su defensa. Verían, por fin, un gobierno apátrida, subordinado al globalismo luciferino del Nuevo Orden Mundial, cuyo objetivo final es la instauración de un Gobierno Mundial o Estado Universal Comunista, en el que las Patrias desaparezcan y en el que sea adorado el Ángel caído, Lucifer, al puesto del Hombre-Dios, Nuestro Señor Jesucristo.

         Para que esto no suceda, los españoles americanos nacidos en Argentina, debemos ponernos en acción y la primera acción es postrarnos a los pies de Cristo crucificado y, cubiertos con las banderas de España y Argentina, implorar a la Patrona y Dueña de la Argentina que aplaste la cabeza de la Serpiente Antigua. Sólo así, eliminados los mayores peligros para nuestra grandeza nacional –la Masonería y el Comunismo-, la Patria será floreciente y plena de gracia divina, tal como la pensaron los congresales de Tucumán.

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