Nuestra Señora de Malvinas

sábado, 22 de mayo de 2021

El 25 de Mayo nació la Patria Argentina, hispana y católica

 


   


         Desde sus inicios, la Nación Argentina fue, desde siempre, hispana y católica y por eso podemos decir, con toda razón y con todo orgullo, que los argentinos somos, por esencia, españoles americanos y católicos. Es importante tener en cuenta nuestras raíces, porque es como un árbol: así como es la semilla, así es luego el árbol y así son luego sus frutos. Si es importante tener en cuenta los orígenes, en todo momento, lo es mucho más en nuestros días, en los que una silenciosa revolución subversiva pretende cambiar, desde la raíz, nuestro ser nacional. Un movimiento revolucionario silente y no tanto, pues en los últimos tiempos se hace sentir con mucha fuerza en los medios de comunicación, pretende hacer avergonzarnos de nuestro ser nacional –hispano y católico-, para que renunciemos a ser lo que somos y nos convirtamos en otra cosa. No es una cuestión de menor importancia, porque aquello en lo que nos quieren convertir, es un engendro anti-natural, que atenta contra nuestro ser nacional, porque pretende convertirnos en un ser monstruoso, salido de las mentes más perversas y malignas que puedan concebirse.

         Si nuestro ser nacional es hispano y católico, la revolución silente, operada en las sombras por los dos grandes enemigos de Dios y de la Patria, la Masonería y el Comunismo, tienen el propósito de quitarnos todo vestigio que caracteriza la esencia de nuestro ser nacional y así lo señalaba el Episcopado Argentino en el año 1959: “A cuantos sienten en su pecho el amor a la Patria les señalamos como enemigos de nuestras tradiciones y de nuestra futura grandeza a la Masonería y el Comunismo, que aspiran a la destrucción de cuanto hay de noble y sagrado en nuestra tierra”. Así, nos infunden odio, rencor y resentimiento hacia nuestra Madre Patria España, calificando falsamente como “genocidio” y “destrucción de las culturas amerindias” a la Conquista y Evangelización de España, cuando en realidad se trató, más que de una conquista, de una liberación de culturas caracterizadas por la brutalidad siniestra del paganismo, que los conducía, además de la idolatría, al canibalismo ritual, como por ejemplo sucedía entre los mayas, aztecas e incas, entre otros. El ser una parte de España es, para la Nación Argentina, un orgullo, porque España liberó a los pueblos indígenas de la barbarie de quienes, siendo también aborígenes, los tenían sometidos y esclavizados. Entonces, no solo no tenemos que avergonzarnos de ser parte de España, sino que debemos estar orgullosos por formar parte de España y de que nuestro ser nacional sea hispano.

         El otro aspecto de nuestro ser nacional argentino que es atacado por la revolución subversiva, es el de la religión católica: la Nación Argentina pertenecía a España y España era –y es- católica, por gracia de Dios y fue esa religión la que heredamos los argentinos al separarnos, lamentablemente, de la Madre Patria España. Ahora bien, la religión católica no solo es la religión más hermosa del mundo, porque trata del conocimiento y unión con Dios Padre, en el Hijo, por el Espíritu Santo, sino que es también la Única religión verdadera del Único Dios verdadero, Dios Uno y Trino. Fue esa religión, la religión católica, la que heredamos de España y la que selló nuestro ser nacional desde el primer segundo de nuestro nacimiento como Nación y por eso debemos estar orgullosos, porque de no haber sido por España, estaríamos adorando las piedras y los árboles.

         No nos avergoncemos de nuestro ser nacional, hispano y católico. Todo lo contrario, lo contemplemos, como la raíz y fundamento de nuestro ser nacional y comencemos a obrar según este ser nacional, porque si estamos en la situación trágica en la que nos encontramos en este momento de nuestra historia nacional, es que, por un momento, hemos olvidado que somos españoles americanos y católicos. Postrados ante Jesús crucificado y cubiertos con el Manto celeste y blanco de la Virgen de Luján, Patrona y Dueña de la Patria Argentina, comencemos la reconstrucción de nuestra Patria, para que, vencidos nuestros enemigos mortales –la Masonería y el Comunismo- por la Sangre de Cristo crucificado, demos, como argentinos, frutos de amor, paz y santidad.

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