Nuestra Señora de Malvinas

viernes, 12 de junio de 2020


Caer Prisionero de Guerra en un campo de Batalla, entre los estruendos y el denso humo, estar a merced del enemigo en Tierra de Nadie, con hermanos caídos y enemigos caídos, con hermanos malheridos y enemigos malheridos, con incertidumbres, con temores, con heridas físicas, con angustias en el alma, solo la entereza que provenía de nuestra fé y el pensar en nuestros seres amados… Hoy 6 de junio recuerdo… hace 38 años ante la imposibilidad de un repliegue desde las laderas del Monte Darwin, ante las embestidas de los ingleses cada vez más violentas y efectivas por mayor tecnología…y a pesar de haberlos rechazado varias veces desde la noche hasta el mediodía, de a poco nos fueron diezmando. El valor y las fuerzas de flaquezas no alcanzaban, pero seguíamos resistiendo… Todo fue así hasta tomar la difícil y dramática decisión de capitular. Un momento en que todo parecía suceder en cámara lenta, algo casi irreal, creíamos que nos ultimarían… y finalmente fuimos Prisioneros de Guerra. Aún se mantenía el duelo de la artillería y nosotros contra el suelo, sin que se nos permita mover por horas bajo la glacial llovizna de nuestras Islas, apuntados y golpeados con las armas de la Pérfida Albión. Tuvimos nuestra noche triste en esa Tierra de Nadie, varios hermanos no superaron esas nocturnas horas críticas, y con sus heridas marcharon al cielo de los guerreros, adonde van los valientes, los verdaderos Héroes. Luego fueron días lentos, sin noción del tiempo… interrogatorios absurdos, obstinados sobre cuestiones muchas veces desconocidas por un Soldado, incluso para algún militar de bajo rango. Hoy 6 de junio, si fuera en 1982, estaríamos pasando del noveno día al décimo en manos del Imperio Inglés… y recordaba esos días en medio de esta cuarentena y a estas altas horas de la noche. Veía fotos de Soldados prisioneros, del querido “Gato” Colque (QEPD) en San Carlos… de tantos en varios lugares de nuestras Malvinas, incluso una mía tomada de una filmación de la cual jamás me había percatado hasta hace unos años. Ser Prisionero de Guerra nos templó el carácter aunque nunca dejamos de ser adolescentes en esos momentos, al mismo tiempo nunca dejamos de ser Soldados y creo, más bien estoy seguro, que en forma de mandato nuestros hermanos caídos y su memoria nos legaron desde entonces intentar siempre ser dignos de esa entrega. A vos Compatriota, que dedicas unos minutos a leer mis vivencias, nunca olvides a los que allá quedaron… ellos, al igual que nuestros Próceres, marcan nuestro Norte, nos iluminan permanentemente este sinuoso camino que recorre nuestra amada Patria. Simplemente hoy, en esta noche nublada, recordaba esos duros días en nuestras Islas…simplemente lo recordaba. Un fuerte abrazo!!

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