Nuestra Señora de Malvinas

sábado, 12 de mayo de 2018

La Virgen de Luján quiso quedarse en nuestras tierras para ser la Madre de nuestra Patria



         Todos conocemos el milagro de la carreta por medio del cual la Virgen de Luján expresó su deseo de quedarse en nuestra Patria Argentina. Es como una madre que, viendo que sus hijos se han ido a vivir lejos y que viven lejos de Dios, decide ir a visitarlos pero para quedarse con ellos y para enseñarles el camino de regreso a Dios. Éste es el propósito de la Virgen de Luján con el milagro de la carreta: quedarse en nuestra Patria para enseñarnos el camino para volver a Dios. Y el Camino para volver al Padre es su Hijo Jesús, quien afirma de sí mismo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”.
         Ser devotos de la Virgen de Luján no es entonces el acudir ante su imagen una vez al año para la misa y la procesión, ni tampoco dejarle flores y acordarse de Ella cuando las cosas no van bien. Por un lado, significa recordar que es la Dueña y Patrona de nuestra Patria Argentina, ya que nuestra Bandera Nacional lleva los colores celeste y blanco de su manto; por otro lado, significa cumplir lo que Ella nos dice en el Evangelio: “Hagan lo que Él (Jesús) les diga”. Significa entonces esforzarnos por amar al prójimo, perdonar setenta veces siete, cargar la cruz de cada día y seguir a Jesús por el Camino Real del Calvario, y ser crucificados con Él, para dar muerte al hombre viejo y para que nazca el hombre nuevo, el hombre de la gracia, que vive según los Mandamientos de Cristo Dios.
         La Virgen ha dado sobradas muestras de su amor maternal por los argentinos; somos los argentinos los que no le damos muestras de amor filial o si se la damos, es tan escasa esa muestra que casi no es nada.
         Solo el día en el que todos los argentinos nos reunamos bajo el manto celesta y blanco de la Virgen de Luján, dejando de lado la falsedad y el cinismo propios de nuestra religión mal practicada por parte nuestra; dejando de lado las falsas religiones; dejando de lado las banderías políticas que lo único que hacen es enfrentarnos entre nosotros, cubriéndonos con el manto celeste y blanco de la Inmaculada, la Bandera Nacional y dejando de lado las banderas falsas de las ideologías comunistas, indigenistas y liberales; amándonos como hijos adoptivos de la Madre celestial que se aman en el Amor del Señor Jesús; solo ese día, en nuestra Patria comenzará a resplandecer el Sol naciente de Justicia, el Hijo de María de Luján, Cristo Jesús, representado en el sol de la Enseña Nacional Argentina.

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