Nuestra Señora de Malvinas

jueves, 18 de agosto de 2022

San Martín, Padre de la Patria católico

 



         Una Nación debe siempre, en el presente, mirar con respeto y admiración a los héroes y santos que le dieron origen, para poder así, basados en sus mismos ideales y credos, construir el futuro. De otra manera, si en el presente reniega de su pasado, el futuro que le espera será sombrío y siniestro.

         En el caso de nuestra Patria Argentina, nuestro Padre de la Patria, el General San Martín, no solo tuvo cualidades humanas admirables, sino que también tuvo virtudes sobrenaturales, aprendidas y luego puestas en práctica por su condición de perteneciente a la Religión Católica.

         Es por eso que todo argentino de bien, debe reflexionar constantemente en la figura del Padre de la Patria, el General San Martín, para imitarlo y para así trabajar para la construcción de una Patria que, más que grande en lo material y próspera en lo económico, debe hacer resplandecer las virtudes sobrenaturales de quien es llamado, con toda justicia, Padre de la Patria Argentina. Hacer otra cosa, equivaldría a traicionar a la Patria, un crimen imperdonable.

         Dentro de estas virtudes sobrenaturales, se destaca su devoción por la Virgen, devoción demostrada en la oración privada y también en manifestaciones públicas de fe, como cuando ya era Comandante en Jefe del Ejército Argentino de los Andes. Como Jefe del Ejército, se preocupaba porque no faltasen sacerdotes capellanes para que asistieran espiritualmente a los soldados, con la Confesión Sacramental y con la Eucaristía; hacía además, rezar el Santo Rosario a sus soldados y, sobre todo para cuando debían entrar en batalla, les hacía imponer el Escapulario de Nuestra Señora del Carmen. Hay que aclarar que todas estas prácticas dispuestas por el General San Martín para el Ejército Argentino de los Andes, también las llevaba a cabo el General Manuel Belgrano, para el Ejército Argentino del Norte. Otra muestra de su devoción mariana fue el nombrar a la Virgen y Madre de Dios como Generala del Ejército de los Andes, a quien le atribuyó la mayor proeza realizada por un ejército en ese tiempo, el Cruce de los Andes y luego sus posteriores triunfos que condujeron a la independencia de países hermanos como Perú y Chile. El respeto por el Santo Matrimonio y la educación católica brindada a su hija Merceditas, también reflejan el espíritu católico de nuestro Padre de la Patria. Por último, también demuestra su catolicismo el hecho de que se negara a participar de una lucha fratricida, instigada por el sionismo británico, por lo cual decidió auto-exiliarse, puesto que prefería eso antes que luchar contra sus hermanos. Otra muestra de su catolicismo es que murió pobre, desasido de todo bien material, pues esperaba los bienes eternos del Reino de los cielos, además de estar asistido permanentemente por dos religiosas. Según el testimonio de estas religiosas, el Padre de la Patria, el General Don José de San Martín, murió abrazando el Santo Crucifijo, como una muestra de la misericordia que él esperaba recibir de Nuestro Señor Jesucristo, para que perdonase sus pecados y le concediera el ingreso al Reino de los cielos.

         Todos los argentinos de bien, debemos contemplar y reflexionar acerca de las virtudes humanas y sobrenaturales de nuestro Padre de la Patria e imitarlo en su práctica activa y sincera de la Religión Católica y no debemos permitir, de ninguna manera, ninguna bandera espúrea, como la falsa bandera de la ideología de género, que destruye la moral católica, como la falsa bandera originaria, que destruye la identidad nacional, como la falsa bandera pseudo-mapuche, que destruye la integridad del territorio nacional, todas originadas en el perverso y luciferino sionismo británico y solo debemos abrazar la Bandera celeste y blanca, el Manto de la Inmaculada de Luján, con la cual fue cubierto el General Don José de San Martín. Sólo así será nuestra Patria Argentina tal como la pensó el Padre de la Patria, que a su vez es como se la inspiró Nuestro Señor Jesucristo y la Virgen Inmaculada.    

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