En el Combate de la Vuelta de Obligado, llevado a cabo el 20
de Noviembre de 1845[1], quedaron
de manifiesto dos cosas: por un lado, el insolente atrevimiento de las potencias
europeas de ese entonces, Inglaterra y Francia, quienes ignorando por completo
la soberanía de la Nación Argentina agredieron y atacaron injustamente a
nuestra Patria, con el deliberado intento de no sólo robar los recursos y
riquezas de Argentina, sino también de humillarla y vencerla; por otro lado,
quedó de manifiesto que el amor a la Patria, demostrado por los Héroes de
Obligado, surge espontáneo en las almas nobles y virtuosas, que por causa de
este amor patrio, están dispuestas a arriesgar sus vidas y a perderlas, si
fuera el caso.
La prepotencia, la agresividad, el robo descarado y a mano
armada por parte de la potencia europea anglo-francesa, no eran una novedad,
puesto que desde hace ya siglos, dichos países se caracterizaron por hacer la
guerra a España para quedarse con su imperio, pero también por agredir, vencer
y humillar a numerosos pueblos y naciones, de diferentes continentes. No fue
distinto en la Vuelta de Obligado: acostumbrados a hacer lo que mejor saben
hacer, ingleses y franceses, la labor de piratería, se atrevieron a incursionar
en nuestras tierras patrias para cometer sus felonías y sus atropellos, sin
siquiera importarles la dignidad majestuosa de la Patria Argentina. Lo que no
se esperaban estos piratas, era algo de lo que ellos carecían, porque un alma
innoble no puede tener sentimiento virtuoso alguno, es la magnitud del amor a
la Patria que latía en los corazones de los bravos Héroes de Obligado. La escasez
de armas de combate y defensa de los Valientes de Obligado, que eran superados
en número de combatientes y en cantidad y calidad de armamentos por parte de
los piratas anglo-franceses, fue compensada sobradamente por el amor a la
Patria que ardía en el corazón de estos valientes argentinos que, bajo el mando
del General Don Juan Manuel de Rosas, enfrentaron con intrépido coraje la
salvaje agresión anglo-francesa. Hay un elemento que hace todavía más grandiosa
la Gesta de Obligado y es el hecho de que el amor a la Patria se deriva, por
participación, de otro amor más grande, el amor a Dios y se continúa, en
sentido descendente, también con otro amor, que es el amor a la familia. Entonces,
quien ama a su Patria, como los Héroes de Obligado, la ama porque antes ama a
Dios y porque en el amor a la Patria está contenido el amor a la familia, que
es la célula de vida y amor de la Patria y por defender este triple amor,
podemos decir, es que el alma noble decide enfrentar a los enemigos de Dios, de
la Patria y de la Familia con la disposición interior de dejar la vida en el
intento de reparar el daño causado por el enemigo y de lavar la deshonra de la
injusta agresión. En nuestros días, nuestra amada Patria Argentina se encuentra
literalmente cercada por innumerables enemigos, que además del poder de las
armas de fuego, cuenta con el poder de las ideologías –comunista, marxista, de
género, etc.- que se difunden de modo capilar por el entretejido social de la
Patria, a través de los medios de in-comunicación, poniendo a la Patria, en
nuestros días, en un peligro inmensamente mayor que el de los tiempos de la Gesta
de Obligado. Una vez más, la Patria Argentina nos llama en su defensa a
nosotros, sus hijos y nosotros, sus hijos, no podemos, de ninguna manera, no
responder a este llamado. Armados con el Rosario y el Crucifijo y auxiliados
con la luz del Espíritu Santo y la protección del Ángel Custodio de Argentina,
es hora de salir al encuentro del enemigo globalista y luciferino que desea
apropiarse del Alma de la Patria Argentina. Y eso no lo podemos permitir, según
nos enseñan nuestros valientes ancestros, los Héroes de Obligado.
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