Nuestra Señora de Malvinas

jueves, 7 de mayo de 2020

Argentina y la Virgen de Luján



          Es por todos sabido que nuestra Patria atraviesa por gravísimos problemas, de toda índole; problemas de los cuales el gravísimo tema económico es el de los menos graves -el país está en estado de quiebra virtual, al no poder pagar la infame deuda externa-. Hay otros problemas, mucho más serios y casi imposibles de solucionar desde el punto de vista humano, que acechan a nuestra Patria y estos son las ideologías subversivas de todo tipo que no dejan de crecer día a día: la “cultura de la muerte”, denunciada por Juan Pablo II, que consiste en buscar de imponer, a toda costa, el aborto y la eutanasia; la mal llamada “ESI” o Educación Sexual Integral, que pretende legitimar la contra-natura desde la más pequeña edad; la ideología neo-marxista y el neo-comunismo, que buscan legitimar los planteos de la ultra-izquierda, ideologías que por definición son anti-cristianas y anti-humanas, al tiempo que demuelen los cimientos mismos de la Patria.
          Son tantos y tales los graves males que acechan a nuestra Patria Argentina, que no se ve salida alguna desde el punto de vista humano: sólo una intervención divina, que abarque todos los corazones de los argentinos y nos saque de nuestro letargo, de nuestra corrupción ideológica y de nuestra pereza espiritual, será lo que hará emerger a la Patria del estado de postración en el que se encuentra.
          ¿De qué manera sucederá esto?
          Es aquí donde interviene la Virgen de Luján, que es la Patrona y Dueña de nuestra Patria: cuando su Manto celeste y blanco -del cual se origina nuestra Enseña Nacional- cubra los corazones de los argentinos, en un sentido espiritual, sobrenatural y místico; cuando el Inmaculado Corazón de la Virgen de Luján triunfe sobre las tinieblas de nuestros corazones -de todos los corazones de todos los argentinos-, entonces será cuando en nuestra Patria reinarán triunfantes los Sagrados Corazones de Jesús y María y la Patria Argentina será definitivamente restaurada y la cultura de la muerte destruida. Mientras tanto, hasta que esto suceda, sólo cabe rezar, esperar y combatir las ideologías anti-cristianas -cultura de la muerte, neo-marxismo, comunismo, ultra-izquierda, liberalismo, etc.- desde nuestro puesto de batalla y según nuestras posibilidades.

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