Nuestra Señora de Malvinas

domingo, 4 de febrero de 2024

Peronismo y Sionismo, cáncer nacional argentino: nacionalismo, socialismo y pragmatismo

 


Perón y el nazi Richter



Peronismo y Sionismo: nacionalismo, socialismo y pragmatismo

         La base ideológica del peronismo es la del movimiento sionista laborista inglés que tiene tres pilares: nacionalismo, socialismo (nacionalsocialismo, nazismo) y pragmatismo (ausencia de valores morales).

         Por estas razones el peronismo es el culpable de haber introducido al sionismo en la cima del poder político-financiero-sindical de Argentina y el de haber desviado a la Nación de su destino de grandeza, hasta conducirla a un estado de guerra civil, que condujo al Gobierno Militar del General Jorge Rafael Videla.

         Las conexiones intrínsecas entre peronismo y sionismo las revelan los mismos sionistas:

En “Los orígenes de Israel”, el libro del historiador polaco-israelí Zeev Sternhell, donde refuta el extendido mito de que haya sido la ideología socialista la que primó en los dirigentes del sionismo laborista que gobernaron al Yishuv, es decir a la comunidad judía establecida en Palestina antes de la creación del Estado en 1948. Según Sternhell, lo que verdaderamente buscó esta dirigencia fue generar una cohesión entre las clases sociales con el objetivo de evitar los conflictos internos y fortalecer la empresa sionista, por lo que la ideología predominante fue la nacionalista, sin por ello dejar de aceptar las raíces socialistas iniciales. Incluso, apunta que la Histadrut, el sindicato de trabajadores judíos nacido en 1920 y que trabajaba codo a codo con el Yshuv, no perseguía objetivos revolucionarios y anticapitalistas, sino ganar poder dentro de la estructura sionista para tener la chance de dar empleo y absorber a la mayor cantidad de inmigrantes, sin responder en muchos casos a las demandas materiales de los mismos trabajadores.

De hecho, Sternhell plantea que el inicial primer ministro israelí, David Ben Gurion, quien fuera una figura central en la Histadrut y en el partido político Mapai -conformado por el Hapoel Hatzair, que rechazaba el socialismo, y Ajdut Avodá, que había surgido luego de que el sector nacionalista se impusiera al socialista-, fue un artífice de la destrucción de la organización obrera Gdud-Ha-Avoda, la única sólida en su objetivo de fundar el país sobre verdaderas bases socialistas, así como del combate contra el salario familiar que reclamaba un sector de la Histadrut, y contra la red educativa de enseñanza obrera, sosteniendo que el concepto de lucha de clases “oscurecía el carácter nacional”.

En la Argentina, Juan Perón afirmó en su momento que el suyo no era un movimiento de izquierda, sino que propugnaba una “izquierda justicialista por sobre todas las cosas; no es una izquierda comunista o anárquica. (…) una izquierda justicialista que quiere realizar una comunidad”, una comunidad “socialista” (N. del R.). El peronismo es un movimiento de izquierdas desde un inicio, un movimiento sin Dios, en donde el que es endiosado es el mismo Perón, tal como lo dice Eva Perón: “Perón es más que Dios”.

Pero las similitudes pueden observarse también en aspectos más específicos. En su reciente libro «Mi tierra prometida», Ari Shavit plantea la siguiente descripción de los inicios de Israel: “En el corazón del fraccionamiento Bizaron de Tel Aviv, el partido laborista tiene una sólida y leal mayoría. Incluso el estado mental es el del partido laborista: nacionalismo contenido, socialismo moderado, (nacional-socialismo, nazismo, N. del R.), pragmatismo». Si estas últimas descripciones remiten también a un movimiento autóctono, es sin dudas al partido laborista argentino, que de hecho contribuyó con el 80% de los votos que recibió Juan Perón para acceder a su primera presidencia, y que luego se disolvería para dar paso al partido justicialista[1]”. El partido justicialista tiene como base “intelectual” el nacionalismo-socialismo-pragmatismo del partido laborista sionista; es un nacional-socialismo (nazismo) criollo, pragmático, es decir, sin límites morales: el fin justifica los medios.

Por esto el peronismo es el cáncer terminal, cuya metástasis es el kirchnerismo y si la Argentina no recibe un proceso de des-peronización, nunca saldrá del estado de postración económica, pero ante todo moral y espiritual en el que se encuentra, porque quien gobierna Argentina no es Cristo Rey sino Sión.



[1] Cfr. Peronismo y sionismo, Julian Blejmar; https://nuevasion.org/archivos/6279

 

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