La Verdad Tehuelche y
la Gran Mentira Mapuche
Ante
hechos gravísimos de público conocimiento que atentan contra la integridad de
la Patria[1],
no podemos permanecer callados, contemplando cómo los agresores y enemigos
internos y externos de la Patria, disfrazados como grupos terroristas –RAM,
Resistencia Ancestral Mapuche y CAM, Coordinadora Arauco Malleco-, pretenden
inicuamente apoderarse del suelo nacional.
Nos
encontramos en un momento sumamente delicado y peligroso de nuestra historia
nacional, en el que los enemigos de la Patria, tanto internos como externos,
intentan, por medio de la violencia armada, destruir a nuestra Patria en su
identidad espiritual y moral, en su unidad nacional y en su integridad
territorial.
Nos
referimos, en este caso concreto, al grupo terrorista de pretendido origen
mapuche –etnia indígena de origen chileno[2]
que eliminó de modo sangriento a los verdaderos habitantes del sur de la
Nación, los tehuelches[3]-
auto-denominado RAM-CAM, cuyos mentores ideológicos se encuentran en Inglaterra,
desgraciado país que construyó su imperio por medio del robo y el latrocinio a
lo largo y ancho del mundo, incluidas nuestras Islas Malvinas.
Frente
a los falsos reclamos territoriales de esta etnia indígena de origen chileno,
debemos sacar a relucir la verdad histórica, único baluarte para los hombres de
bien y principal defensa contra los agresores a la Patria.
La
verdad histórica es que los Araucanos, como su nombre lo indica, son
originarios de Arauco, región perteneciente a Chile; se hacen llamar “Mapuches”
y llegaron a nuestro país catorce años después de la Declaración de la
Independencia. En otras palabras, son chilenos de origen y llegaron a nuestra
Patria cuando la Nación Argentina ya se había pronunciado como Nación
independiente y soberano. Desde el inicio, los araucanos-mapuches, son
ocupantes ilegítimos –invasores- de un territorio que no les pertenece. El
primer grupo de invasores los constituyeron aproximadamente unos 100 indígenas
capitaneados por Yanquetruz. Se afincaron en Neuquén y desde allí se fueron
extendiendo hacia el sur y el norte.
A
su condición de ilegítimos ocupantes de nuestro terreno patrio, le añadieron la
condición de genocidas, pues está probado por la historia que los Araucanos
aniquilaron a los Güenenaken, también llamados genéricamente “Tehuelches”, que
eran los auténticos “aborígenes originarios” de la Patagonia norte argentina. Como
es obvio, y tal como lo enseña la Historia, los Araucanos-Mapuches no son un “pueblo
originario”, sino invasores e ilegítimos ocupantes de una tierra que no es la
suya, además de ser genocidas. Aún más, se arrogan derechos inexistentes, como
el de ser los “dueños ancestrales” (sic) de un extenso territorio ubicado en
las Patagonias argentina y chilena. En su sitio en la red, dicen literalmente
así, con manifiesta falsedad ideológica: “La Nación Mapuche está ubicada en el
sur de los territorios que hoy ocupan los Estados de Chile y Argentina –afirma
la MIL–. Hace un poco más de 130 años su territorio ancestral, y el de otros
pueblos originarios aliados, se extendía desde el sur del río Bío-Bío (Chile)
hasta el extremo austral del continente, y en Argentina desde los ríos Colorado
y Salado hasta el estrecho de Magallanes (abarcando también) las islas Malvinas
y la Antártida”[4].
El
pretendido territorio araucano-mapuche, falsamente reclamado por esta etnia
invasora y genocida, fue definitivamente incorporado al Territorio Nacional
Argentino a través del Ejército Nacional, por medio de la Campaña del Desierto,
al mando del General Roca, en su condición de Comandante en Jefe del Ejército
Nacional y por encargo explícito del Sr. Presidente de la Nación Argentina en
ese entonces, el Dr. Avellaneda, en 1879. Esta campaña estaba destinada a afianzar
la integración, de hecho, a la geografía argentina, prácticamente la mitad de
los territorios históricamente nuestros, y que estaban bajo el poder tiránico
del malón Araucano, cuyos frutos más notables eran el robo de ganado, de
mujeres y la provocación de incendios –tal como lo continúan haciendo en
nuestros días los grupos terroristas araucano-mapuches RAM y CAM-.
En
definitiva, la Campaña del Desierto, organizada por un país soberano y una
Nación independiente, como la Argentina, terminó con la usurpación, el saqueo y
la violencia del malón Araucano, por medio del Ejército Argentino. Lo que hizo nuestro
país fue defender nuestra soberanía nacional sobre la Patagonia Argentina que
los caciques chilenos ilegítimamente usurpaban. La expedición de Roca no fue
una “campaña contra el indio”, sino el legítimo uso de la fuerza, por parte de
un país soberano, utilizada para afianzar un territorio que era y es propio.
Los
Araucanos-mapuches, además de ser invasores y genocidas, eran provistos de armas
por el mismo país que nos robó las Islas Malvinas, Inglaterra, quien les
proveía de fusiles Remington y carabinas Rolling Block, modelo 1866, de 11mm. El
mecanismo era el siguiente: los araucanos los traían de su país, de Chile, a
donde se los vendían los ingleses a cambio del ganado argentino robado en los
malones. Prueba de ello, es que la columna del Ejército Nacional comandada por el
General Villegas tenía como objetivo clausurar y controlar los pasos andinos
por donde les llegaban a los araucanos los Rémington y el abastecimiento de
municiones. Siendo los araucanos tradicionalmente muy guerreros –en el 1250
subieron hasta el norte y destruyeron el Imperio de Tiahuanaco-, al mando de
Cafulcurá, ganaron las primeras batallas contra el Ejército Nacional, aunque
finalmente nuestro glorioso Ejército Argentino triunfó sobre los invasores,
emprendiendo la Reconquista y recuperando para la Patria esas tierras
usurpadas.
Como
se puede ver, sólo hay falsedad ideológica detrás de los supuestos “reclamos
ancestrales”, provenientes de invasores, usurpadores y genocidas, a lo cual se
le suma el hecho de haber sido pergeñado, este gravísimo atentado contra la
Patria, en las oficinas del Foreign Office. En otras palabras, el uso del
término “Mapuche” y las falsas reivindicaciones territoriales no son otra cosa
que maniobras elaboradas en Inglaterra, con el objetivo manifiesto de
desintegrar nuestro territorio nacional. Los denominados “Mapuches”[5]
son sólo “originarios” –en el sentido de que allí se originaron- de Inglaterra
y sus reclamos son nulos y carentes de toda legitimidad y rigor histórico.
Con
respecto a la historia, no hay mención de estos invasores, como integrantes de
la Nación Argentina, en la Historia Oficial de las Provincias, ni en los Museos
de Historia de Neuquén, de Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Mendoza, ni tampoco
San Juan. No los mencionan ni Rosas ni Roca en la Campaña al Desierto, como así
tampoco los historiadores, ni la famosa expedición a los Indios Ranqueles.
A
partir de nuestra Independencia Nacional, los que nacemos en suelo argentino
somos ARGENTINOS, es decir, pertenecemos a una Nación, la Nación Argentina, por
lo que no caben falsas reivindicaciones indigenistas ni de pueblos originarios
inexistentes. Desde comienzos del siglo XVI está presente la sangre hispana en
todo el suelo argentino y los pueblos originarios de la Patagonia anteriores a
esa fecha fueron las etnias TEHUELCHES, conformadas por distintos pueblos o “tribus”
como los Ranqueles, los Puelches, Güenenaken, Pampas, Pehuenches, Aónikenk, etc.
El
invento “mapuche” se origina en el siglo XIX, en las logias masónicas inglesas,
que nunca dejaron de apetecer, como piratas que son, nuestro territorio
nacional. Quien nace en suelo argentino, es ARGENTINO, y no tiene ningún
derecho a reivindicar supuestos e inexistentes “reclamos ancestrales”, so pena
de colaborar con la maniobra inglesa que inventó a los mapuches y su falso
reclamo para desmembrar a la Patria Argentina, haciéndose además acreedor del
despreciable título de “traidor a la Patria”.
Los
mapuches ocultan su verdadero origen araucano –natural de Arauco, Chile-, y
ocultan además su condición de usurpadores y genocidas de los únicos y
verdaderos originarios argentinos, los TEHUELCHES, a cuya etnia pertenecía uno
de nuestros santos argentinos, Ceferino Namuncurá.
La
Patria está en peligro, y en las personas de los próceres como San Martín, el
General Belgrano, Rosas, y muchos otros más, llama a sus hijos a defenderla. Jamás
permitiremos que nuestra Bandera Nacional sea cambiada por un trapo multicolor,
que lo único que pretende es destruir nuestra espiritualidad católica, nuestra identidad
nacional argentina y nuestro territorio patrio.
Argentina
nació bajo la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo -los Congresales del 9 de Julio de 1816 firmaron el Acta de la Independencia al pie del Cristo de los Congresales- y su Bandera Nacional es el
Manto celeste y blanco de la Inmaculada Concepción de Luján -el General Belgrano tomó para nuestra Enseña Nacional los colores de la Virgen de Luján, para así homenajear a la Virgen-, y así ha de permanecer,
si Dios Nuestro Señor nos concede la fuerza y la sabiduría necesarias para
derrotar a los enemigos internos y externos de Nuestra Patria Argentina. Que nos
asistan en esta trascendental lucha el Dueño de nuestra Patria, el Hombre-Dios
Jesucristo; la Patrona de nuestra Nación, la Inmaculada Virgen de Luján, y el Ángel
Custodio de Argentina.
¡Viva
la Patria!
¡Viva Cristo Rey, Dueño y Señor de la Patria Argentina!
¡Viva la Inmaculada Concepción, Patrona de la Patria Argentina!
[2] Cfr. Diccionario
de Enciclopedia Salvat, Barcelona 1972, voz “Mapuche”: Adj.- Natural de Arauco
- Perteneciente a esta Provincia de Chile.
[3] Tehuelche: Adj.
y sust. - Dícese de un individuo de un pueblo amerindio cazador, que, con otros
grupos, integró la llamada “Cultura de las Pampas” en Argentina y Uruguay.
Exterminados en gran parte por los araucanos, quedan reducidos núcleos en
Tierra del Fuego.
[5] En nuestro país,
la comunidad Araucana que se hace llamar Mapuche aún no ha desarrollado
acciones radicalizadas y violentas para hacerse de la posesión de tierras, pero
en Chile -donde la población de etnia araucana es muy numerosa- ya han
comenzado, a través de la vinculación con las F.A.R.C.
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