Nuestra Señora de Malvinas

viernes, 19 de julio de 2024

La historia del zoológico humano de París: los inmorales pretendiendo dar clases de moralidad

 

La historia del zoológico humano de París

En el año 1907, más de un millón de personas visitaron el zoológico humano de París, Francia. Se trata de un capítulo infame de la historia europea y de una práctica que se extendió por más de un siglo.

Hasta hace menos de setenta años, en 1958, en Europa permanecieron abiertos “zoológicos humanos“. Iniciada en el hemisferio occidental, esta desafortunada tradición puede rastrearse desde el zoológico de Moctezuma en Tenochtitlan. Allí se exhibían no solo animales exóticos, sino también personas con deformidades físicas, como parte del entretenimiento.

Uno de los casos más resonantes fue el del Jardin d’Agronomie Tropicale de París. Albergaba seis pueblos distintos con pabellones que representaban las colonias francesas de la época: MadagascarIndochinaSudánCongoTúnez Marruecos. Las personas originarias de estas tierras estaban presentes para representar la vida y cultura de sus respectivas regiones.

Más de 35.000 hombres, mujeres y niños abandonaron sus tierras natales para participar en este tipo de exhibiciones en importantes ciudades europeas, como París, Londres o Berlín. Eran familias reclutadas de las colonias para mostrar el poder de Occidente.

Actualmente, los restos de una exposición que alguna vez promovió el colonialismo francés yacen en los bosques de Vincennes, en París. Es que actualmente, el Jardin d’Agronomie Tropicale es una mancha en la historia de Francia. De hecho, durante la mayor parte del siglo XXpermaneció cerrado. Los edificios quedaron abandonados y en ruinas, aunque todavía pueden visitarse.

El contexto y el auge de los zoológicos humanos

El verdadero impulso hacia los zoológicos humanos modernos se dio durante el Renacimiento italiano. El cardenal Hipólito de Médici añadió a su colección bestias exóticas y “salvajes” humanos de diversas partes del mundo, quienes hablaban múltiples idiomas.

La práctica de exhibir personas consideradas diferentes a las europeas, vale destacar, se intensificó en siglos posteriores, convirtiéndose en una forma aceptada de entretenimiento público y pseudociencia racial en el siglo XIX.

El punto álgido de esta degradación humana ocurrió durante el apogeo imperialista. Exposiciones como las de el zoólogo alemán Carl Hagenbeck mostraban a poblaciones indígenas en un entorno que pretendía ser su hábitat natural, junto con animales plantas exóticas.

Estas exhibiciones no solo alimentaron la curiosidad occidental por lo “exótico”, sino que también ayudaron a justificar la dominación colonial y el racismo científico.

El caso de Ota Benga

A pesar de sus inicios como meras curiosidades, las exhibiciones evolucionaron hacia un nefasto sistema de clasificación racial y superioridad cultural.

Figuras como Madison Grant perpetuaron estas ideas, utilizando a individuos como Ota Benga, un pigmeo congoleño exhibido junto a simios en el zoológico del Bronx en 1906, para ilustrar teorías de evolución y superioridad racial blanca.

El declive de los zoológicos humanos en Europa llegó después de la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de ellos cerraron debido al cambio de actitudes y el surgimiento de nuevas formas de entretenimiento.

En 1958, el zoológico humano en Bruselas (Bélgica) cerró sus puertas, marcando el fin de una era oscura que involucró a aproximadamente 1.400 millones de espectadores y contribuyó significativamente al desarrollo del racismo moderno.

Francia e Inglaterra, países racistas por antonomasia

 Solo alguien que considera que es vergonzoso ser africano, considera al mismo tiempo que decir "africano" a una persona "africana", es un insulto. Para un francés, el hecho de no ser blanco, es decir, el ser negro y africano, es vergonzoso e insultante y por eso, si alguien le dice a un negro africano: "Tú eres de raza negra y vienes de África", para el progre-zurdo francés, eso es un insulto y una discriminación, porque para él, para el progre-zurdo francés, ser de raza negra y de origen africano, es un insulto y es vergonzoso. No hay otra forma de explicar semejante memez (para decirlo elegantemente) por parte de Francia contra nuestra Patria Argentina, porque en el fondo, se trata de eso, de agresión contra nuestra Patria, como siempre lo hicieron estos países colonialistas, Francia e Inglaterra. Francia e Inglaterra, los países racistas por antonomasia.

miércoles, 17 de julio de 2024

A LAS NACIONES BUCANERAS DE FRANCIA, INGLATERRA Y ALEMANIA

SEÑORA MINISTRA DE DEPORTES DE FRANCIA, PRESIDENTE DE FRANCIA, NACIÓN FRANCESA, ME DIRIJO CON TODA LA INDIGNACIÓN DE ARGENTINO A USTEDES, QUE EXIGEN SANCIONES Y PEDIDOS DE DISCULPAS POR RACISMO PARA MI PATRIA ARGENTINA, Y POR ESO LES PREGUNTO, VISTO EL DESCARADO Y DESVERGONZADO CINISMO Y LA INMENSA HIPOCRESÍA DE VUESTRA PARTE: ¿Y EL PEDIDO DE DISCULPAS POR HABER INVADIDO NUESTRO PAÍS SOBERANO EN EL COMBATE DE OBLIGADO JUNTO AL OTRO PAÍS PIRATA Y BUCANERO, INGLATERRA? ¿Y EL PEDIDO DE DISCULPAS POR HABER TOMADO POR LA FUERZA NUESTRAS ISLAS MALVINAS, TAL COMO LO HIZO LUEGO EL OTRO PAÍS USURPADOR, INGLATERRA? ¿O SOLAMENTE USTEDES PUEDEN SER BUCANEROS, PIRATAS, RACISTAS, LADRONES A PUNTA DE PISTOLA, SIN QUE NADIE LES DIGA NADA? ¿Y EN LO FUTBOLÍSTICO, CUANDO ALEMANIA SE NOS RIÓ EN LA CARA A TODOS LOS ARGENTINOS, BURLÁNDOSE EN NUESTRA CARA, RIÉNDOSE DE LA FORMA DE CAMINAR DE LOS "GAUCHOS"? ¿ACASO ESO NO ES RACISMO? ¿PIDIÓ DISCULPAS ALEMANIA? ¿LA FIFA SANCIONÓ A LOS JUGADORES ALEMANES? ¿Y CUANDO FRANCIA, LA BUCANERA EN OBLIGADO, SE BURLÓ DE NUESTRA SELECCIÓN, CUANDO NOS GANARON, ALGUIEN PIDIÓ DISCULPAS? ¿LA FIFA SANCIONÓ A FRANCIA? ¿ALGUIEN EN EUROPA SE INDIGNÓ, RASGÁNDOSE LAS VESTIDURAS, POR TODOS LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN? POR ÚLTIMO, PERO NO ES TODO, ¿Y LAS CATORCE NACIONES-COLONIAS AFRICANAS DE FRANCIA, LAS EX-COLONIAS DE INGLATERRA, DE ALEMANIA, DE BÉLGICA -DIEZ MILLONES DE MUERTOS EN EL EX-CONGO BELGA, AFRICANOS TRATADOS COMO ANIMALES EN LOS INFAMES ZOOLÓGICOS HUMANOS FRANCO-BELGAS-, QUE TIENEN ACTUALMENTE NIÑOS ESCLAVIZADOS TRABAJANDO EN MINAS DE ORO PARA FRANCIA, SEGÚN LO DENUNCIARA PÚBLICAMENTE LA PRIMERA MINISTRA ITALIANA GIORGIA MELONI RECIENTEMENTE? ¿ESO NO ES RACISMO? ¿ESO NO ES ESCLAVITUD? ¿ESO NO ES PEOR QUE UN CANTO DE MAL GUSTO DE UN EQUIPO DE FÚTBOL? ENTONCES, LOS ESCANDALIZA UN CÁNTICO DE FÚTBOL QUE SÍ, CONVENGAMOS QUE ES DE MAL GUSTO PERO SUS HORRIBLES CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD -LOS COMETIDOS POR FRANCIA, INGLATERRA, ALEMANIA, COMO EN LA PRIMERA Y SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, NO LOS HACE NI SONROJAR, CON LO CUAL QUEDAN EN EVIDENCIA QUÉ ES LO QUE SON EN REALIDAD: UNOS FALSOS MORALISTAS Y UNOS VERDADEROS PIRATAS, BUCANEROS, LADRONES DE LO AJENO A PUNTA DE PISTOLA, CÍNICOS, HIPÓCRITAS, FALSOS, MENTIROSOS Y SOBRE TODO, COBARDES, UNOS GRANDES COBARDES; SÍ, USTEDES, FRANCIA, INGLATERRA, ALEMANIA. PIDAN PERDÓN POR LAS AGRESIONES A NUESTRA PATRIA ARGENTINA A LO LARGO DE LA HISTORIA, PIDAN PERDÓN UNA Y OTRA VEZ. Y CON RESPECTO AL HECHO QUE ORIGINÓ ESTA AGRESIÓN MORAL CONTRA NUESTRA PATRIA, COMO EL AUTOR YA SE DISCULPÓ, NI SIQUIERA HABLAREMOS DEL TEMA.

PADRE ÁLVARO SÁNCHEZ RUEDA.

martes, 9 de julio de 2024

El Cristo de los Congresales es el Verdadero Padre de la Patria Argentina nacida el 9 de Julio de 1816

 



         El Cristo de los Congresales es el Verdadero Padre de la Patria Argentina nacida el 9 de Julio de 1816

Muchos piensan equivocadamente que la Independencia Argentina fue una Revolución en contra de España, una especia de traición contra nuestra Madre Patria España, contra su Religión, contra su cultura, su idioma, su tradición. Los hechos históricos y los verdaderos patriotas, contemporáneos de las gestas patrias, nos dicen lo contrario. Tanto los hechos del 25 de Mayo de 1810, como los del 9 de Julio de 1816 en Tucumán, demuestran que los patriotas demostraron una nobleza tal que los argentinos estamos y estaremos orgullosos hasta el fin de nuestros días por sus actos tan nobles y valientes, pues, como dice Fray Castañeda, constituyeron, no una revolución, sino, al mismo tiempo que un gesto de lealtad al Rey de España y a España, un valeroso gesto de autonomía y de asunción de autogobierno, tal como lo dictaban las leyes de la Madre Patria España de aquel entonces, hechos que impidieron que estas tierras amadas cayeran en manos de las garras del usurpador inglés.

El General Don José de San Martín, declarado Padre de la Patria, había visto preclaramente el peligro que se cernía sobre la Patria naciente si no se declaraba la Independencia prontamente en el Congreso de Tucumán -además de la independencia política, San Martín había declarado expresamente que no se tocase la Religión Católica , herencia de la Madre Patria España- pues veía, con claridad profética, cómo los enemigos de la Patria naciente, tanto internos como externos, querían repartirse sus despojos e imponer otra religión, otras lenguas, otras costumbres, aún antes de haber nacido nuestra Patria Argentina y este enemigo era Inglaterra -y también Francia-, con sus aliados internos, los traidores liberales criollos.

Para el año1816, era por lo tanto urgente la declaración de la Independencia, pues los enemigos internos y externos de la Patria, no habían sido conjurados y estos conspiraban sin descanso, atentando contra la integridad de la misma, así como los piratas conspiran para repartirse un botín mal habido. Dice así un autor, desvelando las intrigas de los infames traidores de la Patria que pretendían entregarla a los ingleses: “Inaugurado el período de la Asamblea del Año XIII, (1812 a 1815), si bien se decretan fundamentales libertades civiles, los alvearistas, sujetos a la tutela inglesa, postergan el grito de independencia a fin de no comprometer sus designios de política internacional antinapoleónica. Es época de sucesivas misiones diplomáticas ante la Corona Inglesa y sus representantes. Así, una carta de Alvear, entregada por Manuel José García al representante británico en Río de Janeiro y al ministro de Relaciones Exteriores de Inglaterra, suplicaba ignominiosamente: “En estas circunstancias solamente la generosa nación británica puede poner un remedio eficaz a tantos males, acogiendo en sus brazos estas provincias que obedecerán a su gobierno y recibirán sus leyes con el mayor placer...Estas provincias desean pertenecer a Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. Ellas se abandonan sin condición alguna a la generosidad y la buena fe del pueblo inglés y yo (Alvear, N. del R.) estoy dispuesto a sostener tan justa solicitud para librarla de los males que la afligen. Es necesario que se aprovechen los momentos, que vengan tropas que impongan a los genios díscolos y un jefe autorizado que empiece a dar al país las formas que sean del beneplácito del rey y de la Nación” .

Cuando se contemplan estos infames designios de entrega traicionera de la Patria Argentina a Inglaterra por parte de Alvear, resalta aún más el patriotismo y la nobleza de los Patriotas de Mayo de 1810 y de Julio de 1816, pues actuaron en fidelidad a España y por amor a la Patria Argentina, para no entregarla a los bucaneros ingleses y a los traidores criollos alvearistas.

Por su parte, el General Don José de San Martín, consciente de los gravísimos peligros que acechaban a la Patria, y describiendo a los enemigos internos, los liberales, como “hombres infernales”, habría de animar, en una carta escrita en abril de 1816 y dirigida a los congresales reunidos en Tucumán, a dar de una vez el paso decisivo de declarar la Independencia, es decir, de concretar lo iniciado el providencial y glorioso 25 de Mayo de 1810, y lo hacía de esta manera: “¡Hasta cuándo esperaremos a declarar nuestra independencia! ¡No le parece a Usted una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener el pabellón y cocarda nacional y por último hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree dependemos! ¿Qué nos falta más que decirlo? Por otra parte, ¿qué relaciones podremos emprender cuando estamos a pupilo? Los enemigos, y con mucha razón, nos tratan de insurgentes, pues nos declaramos vasallos... ¡Ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas!” .

Estos dos deseos del Padre de la Patria –la Declaración de la Independencia y el conservar para la Patria Naciente la gloriosa Religión Católica- se verían plasmados para dicha de los argentinos en el Congreso de Tucumán, porque la Independencia de la Nación Argentina se declaró a los pies del Cristo de los Congresales -un hermoso Crucifijo tallado en madera policromada del Siglo XVIII donado por los Franciscanos-, con lo que se puede afirmar con toda veracidad que el nacimiento y la unidad de la Nación Argentina fueron sellados con la Sangre del Redentor, Nuestro Señor Jesucristo. No fue una casualidad que el Cristo de los Congresales presidiera la firma de la Declaración de la Independencia de la Nación Argentina, ni que 13 de sus congresales fueran sacerdotes: fue Nuestro Señor quien selló, con la Sangre Preciosísima de su Cruz, tanto el nacimiento como la unidad de la Nación Argentina.

Anteriormente, en 1810, el Padre Castañeda se había expresado acerca del origen providencial y divino de la independencia política –aunque no religiosa ni cultural- de España -por lo que el Congreso del 9 de Julio de 1816 venía a ser la cristalización del noble gesto del 25 de Mayo de 1810, tanto de adhesión filial a la corona española, como al mismo tiempo, de asunción del gobierno autónomo por parte del pueblo soberano del Virreinato-; por lo tanto, si es como dijo el Padre Castañeda, que “la obra del 25 de Mayo no fue obra nuestra, sino de Dios” ; entonces también podemos decir, con toda certeza, que la obra del 9 de Julio de 1816, no fue obra nuestra, no fue obra humana, sino obra divina, fue obra del Hombre Dios Jesucristo, fue obra del Señor Jesús, Dios Nuestro Señor, porque la firma de la Independencia se realizó a los pies de su Cruz Sacrosanta: fue el Cristo de los Congresales Quien presidió el nacimiento de la Nueva Nación Argentina el 9 de Julio de 1816.

Hoy, cuando la Patria atraviesa gravísimos momentos, pues se encuentra acechada por quienes buscan demoler sus cimientos, implementando leyes inicuas -la ley genocida del aborto, que asesina cruelmente a generaciones enteras de niños argentinos en el vientre de sus madres- y contrarias a la naturaleza -la antinatural ideología de género, contraria a la biología, a la medicina y a la ciencia médica-, resulta imperioso postrarnos ante el Cristo de los Congresales, para que su Sangre Preciosísima, la misma Sangre que selló el nacimiento y la unidad de nuestra Nación, se derrame sobre nuestras almas y sobre nuestra Patria, para que nos perdone nuestros muchos pecados, para que nos purifique y nos santifique y nos libre de todo mal y nos eleve a todos los argentinos a los más altos grados de santidad y nos conceda el don de la paz, de la Verdad que nos hace libres, de la justicia, del bien, de la fraternidad, dones que solo provienen del Ser trinitario divino y de los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Sólo así, con la Sagrada Cruz de Nuestro Señor, plantada en el corazón de la Patria, arropada con el Manto celeste y blanco de la Imaculada de Luján y protegida por el Ángel Custodio de Argentina, Nuestra amada Patria Argentina marchará segura por el Camino de la Cruz hacia la feliz eternidad en el Reino de los cielos.

 

jueves, 20 de junio de 2024

"En Malvinas, con la bandera de Belgrano y el uniforme de San Martín".

 


Izamiento de la Bandera Nacional Argentina 
el 3 de Abril de 1982
en el Cuartel de los Royal Marines

La Bandera Nacional Argentina es el Manto de la Inmaculada de Luján

 



         Cuando se investiga el origen de los colores de la Bandera Nacional Argentina, surge de inmediato una primera respuesta, aquella enseñada por la educación laicista y liberal de la educación pública: el General Belgrano se inspiró en el celeste del cielo y en el blanco de las nubes. Ahora bien, esta respuesta, por cuanto generalizada que pueda ser, es sin embargo errónea y alejada de la verdad histórica, la cual nos enseña que es algo completamente diferente. Según los datos fidedignos, verdaderamente históricos, el General Belgrano era un piadoso y ferviente devoto de la Inmaculada Concepción de Luján y fue de su Manto celeste y blanco de donde tomó los colores, como forma de homenaje mariano a la Virgen, para crear a la Bandera Nacional Argentina. Es esto lo que afirma el autor A. Rottjer, quien cita textualmente al Sargento Carlos Belgrano, hermano del General Belgrano: “El sargento mayor Carlos Belgrano, que desde 1812 era comandante militar de Luján y presidente de su Cabildo, dijo: ‘Mi hermano tomó los colores de la bandera del manto de la Inmaculada de Luján, de quien era ferviente devoto’. Y en este sentido se han pronunciado también sus coetáneos, según lo aseveran afamados historiadores”[1].

Este hecho es trascendental en cuanto a la investigación del origen de los colores de la Bandera Nacional Argentina, porque significa que fue un acto de devoción mariana y si fue un acto de devoción mariana, fue una gracia, concedida por la Virgen, Mediadora de todas las gracias, gracias que provienen a su vez de Dios Uno y Trino. En otras palabras, fue por voluntad de Dios mismo que nuestra Bandera Nacional llevara los colores del Manto de la Inmaculada Concepción de la Virgen de Luján, lo cual es un inmerecido honor, una dicha sin par, una alegría celestial, para toda la nación argentina. para el pueblo argentino. Este origen mariano de la Bandera Nacional ya lo tenían presente nuestros patriotas, como por ejemplo el Coronel Domingo French, quien su proclama en Luján, del 25 de Mayo de 1812 decía, con alegría sobrenatural, que contemplar y besar la enseña nacional, era como contemplar y besar el Manto de la Inmaculada de Luján: “¡Soldados! Somos de ahora en adelante el Regimiento de la Virgen. Jurando nuestras banderas os parecerá que besáis su manto. …Al que faltare a su palabra, Dios y la Virgen, por la Patria, se lo demanden”[2]

Para más documentación, utilizaremos un artículo que recopila el trabajo de diversos historiadores, en el que se demuestra la teoría que sostenemos, con abundantes documentos históricos[3].

“Cuando el rey Carlos III consagró a España y las Indias a la Inmaculada en 1761, y proclamó a la Virgen principal Patrona de sus reinos; creó también la Orden Real de su nombre, cuyos caballeros recibían, como condecoración, el medallón esmaltado con la imagen azul y blanca de la Inmaculada, pendiente al cuello de una cinta de tres franjas: blanca en el medio, y azules a los costados. El artículo 40 de los estatutos de la Orden, reformados en 1804, dice: Las insignias serán una banda de seda ancha dividida en tres franjas iguales, la del centro blanca y las dos laterales de color azul celeste[4].

“Mitre dijo que los colores nacionales blanco y azul celeste pudieron ser adoptados ‘’en señal de fidelidad del rey de España, Carlos IV, que usaba la banda celeste en la Orden de Carlos III, como puede verse en sus retratos al óleo… la cruz de esta orden es esmaltada de blanco y celeste, colores de la Inmaculada Concepción de la Virgen, según el simbolismo de la Iglesia’. El artículo IV de los estatutos de dicha orden, decretados en 1804, dice: ‘Las insignias… serán una banda de seda ancha divididas en tres fajas iguales, la del centro blanca, y las dos laterales de azul celeste’. Augusto Fernández Díaz recuerda que,  cuando el último ensayo de gobierno republicano de España, se acordó cambiar la bandera rojo y gualda por otra de tres franjas: rojo, gualda y morado, Miguel de Unamuno, entonces diputado, dijo:… Bandera monárquica podríais acaso llamar a la celeste y blanca de los Borbones de la casa española, cuyos colores son también los de la República Argentina y los de la Purísima Concepción”[5].

“Si bien la escarapela azul y blanca no se usó en 1810, y sólo aparece al año siguiente, como distintivo de la Sociedad Patriótica; sus colores habían adquirido una especial significación, por haberlos usado los voluntarios que prepararon la Reconquistay que, reunidos en Luján, combatieron luego en la Chacra de Perdriel. Las crónicas de Luján nos hablan del… Real Pendón de la Villa de Nuestra Señora, bordado en 1760 por las monjas catalinas de Buenos Aires. En él había dos escudos: unos con las armas del rey y otro con la imagen de la Pura y Limpia Concepción de María Santísima, singular patrona y fundadora de la villa. El Cabildo de Luján entregó este estandarte a las tropas de Pueyrredón,… como su mejor contribución para el servicio y defensa de la Patria. Después de implorar en auxilio de la Virgen, y usando, como distintivo de reconocimiento, los colores de su imagen, por medio de dos cintas anudadas al cuello, una azul y otra blanca, y que llaman de la medida de la Virgenporque cada una medía 38 centímetros, que era la altura de la imagen de la Virgen de Luján; los 300 soldados improvisados se lanzan al ataque contra 700 veteranos de Beresford, y mueren en la acción tres argentinos y veinte británicos. Los dispersos se unen más tarde a las fuerzas de Liniers, y obtienen, días después, la victoria definitiva, que se atribuyó oficialmente a la intervención de la Virgen María, como consta en las actas del cabildo de 1806. Estos colores los conservaron los húsares de Pueyrredón en la Defensadurante las jornadas de julio de 1807”[6].

“¡Soldados! Somos de ahora en adelante el Regimiento de la Virgen. Jurando nuestras banderas os parecerá que besáis su manto… Al que faltare su palabra, Dios y la Virgen, por la Patria, se los demanden”[7].

“Carlos III, Carlos IV y Fernando VII vestían sobre el pecho la banda azul y blanca con el camafeo de la Inmaculada, y el manto real lucía estos mismo colores, como puede observarse en los retratos que adornan los salones del Escorial y el palacio de Oriente en Madrid, donde se custodian también las condecoraciones con la cruz esmaltada en blanco y celeste. Pueyrredón y Azcuénaga los usaron, como caballeros de esa Orden, y Belgrano, como congregante mariano en las universidades de Salamanca y de Valladolid. Ya hemos referido en otro lugar que Belgrano, al recibirse de abogado, juró ‘defender el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, patrona de las Españas’, y que, al ser nombrado secretario del Consulado, declaró en el acta fundamental de la institución que la ponía ‘bajo la protección de Dios’ y elegía ‘como Patrona a la Inmaculada Virgen María’, cuyos colores, azul y blanco, colocó en el escudo que ostentaba el frente del edificio”[8].

“… al fundarse el Consulado en 1794, quiso Belgrano que su patrona fuese la Inmaculada Concepción y que, por esta causa, la bandera de la dicha Institución constaba de los colores azul y blanco. Al fundar Belgrano en 1812 el pabellón nacional ¿escogería los colores azul y blanco por otras razones diversas de las que tuvo en 1794? El Padre Salvaire no conocía estos curiosos datos y, sin embargo confirma nuestra opinión al afirmar que ‘con indecible emoción cuentan no pocos ancianos, que al dar Belgrano a la gloriosa bandera de su Patria, los colores blanco y azul celeste, había querido,  cediendo a los impulsos de su piedad, obsequiar a la Pura y Limpia Concepción de María, de quien era ardiente devoto’”[9].

“Al emprender la marcha (hacia el Paraguay) pasa (Belgrano) por la Villa de Nuestra Señora de Luján donde se detiene para satisfacer el deseo que le anima de poner su carrera y las grandes empresas que idea en su mente, bajo la protección de la milagrosa Virgen de Luján. Manda, al efecto, celebrar en ese Santuario una solemne Misa en honor de la Virgen a la que asiste personalmente, a la cabeza del Ejército de su mando, y robusteciendo su corazón con el cumplimiento de este acto religioso, prosigue lleno de fe y de esperanza el camino que le trazara el deber y el honor”[10].

“José Lino Gamboa, antiguo cabildante de Luján, juntamente con Carlos Belgrano, hermano del General, afirmó que: ‘Al dar Belgrano los colores celeste y blanco a la bandera patria, había querido, cediendo a los impulsos de su piedad, honrar a la Pura y Limpia Concepción de María, de quien era ardiente devoto por haberse amparado a su Santuario de Luján’”[11].

“El sargento mayor Carlos Belgrano, que desde 1812 era comandante militar de Luján y presidente de su Cabildo, dijo: Mi hermano tomó los colores de la bandera del manto de la Inmaculada de Luján de quien era ferviente devoto. Y en este sentido se han pronunciado también sus coetáneos, según lo aseveran afamados historiadores”[12].

Por lo tanto, por tener como Bandera Nacional al Manto celeste y blanco de la Inmaculada Concepción de Luján, los argentinos, postrados ante el altar eucarístico, demos gracias al Rey de reyes, Jesús Eucaristía, por habernos dado como Patrona y Dueña de nuestra Patria a su Madre, la Virgen de Luján y como insignia nacional al Manto celeste y blanco de la Inmaculada Concepción. Así, todos los argentinos, desde Jujuy hasta la Antártida Argentina, pasando por las Islas Malvinas, elevemos nuestra acción de gracias por habernos donado la Bandera Nacional más hermosa del mundo, la Bandera Argentina, que lleva los colores del manto de María Santísima y digamos con el salmista: “¡Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor!” (Sal 33, 12) y parafraseando al salmista: “¡Dichosa nuestra Patria Argentina, cuyo Dios es Nuestro Señor Jesucristo, cuya Patrona es la Madre de Dios, cuya bandera es el manto de la Inmaculada Concepción!”.

Que la Virgen de Luján, Patrona y Dueña de nuestra Patria, se apiade de sus hijos argentinos.

 



 



[1] Rottjer, A., El general Manuel Belgrano, Ediciones Don Bosco, Buenos Aires 1970, 66.

[2] Proclama del Coronel Domingo French, pronunciada en Luján el 25 de septiembre de 1812; en P. Salvaire, J. M., Historia de Nuestra Señora de Luján, Tomo II, 1885, 268ss.

[3] Revista Mikael. Año 8. Nº 23. Segundo Cuatrimestre. 1980. Paraná, Entre Ríos.

[4] Aníbal Atilio Rottjer, El General Manuel Belgrano,  Ediciones Don Bosco, Buenos  Aires, 1970, 62.

[5] Vicente Sierra, Historia de ArgentinaEdiciones Garriga Argentina, T. V., 1962, L. III, cap. II, 472.

[6] Rottjer, o. c., 61-62.

[7] Proclama del Coronel Domingo French, pronunciada en Luján el 25 de septiembre de 1812; el P. Jorge María Salvaire, Historia de Nuestra Señora de Luján, T. II, 1885, 268 ss.

 

[8] Rotjjer, o. c., 62-63.

[9] Guillermo Furlong S.J., Belgrano. El Santo de la espada y de la pluma, Club de Lectores, Buenos Aires, 1974, 35-36.

[10] P. JORGE MARÍA SALVAIRE, o. c., 262-263.

[11] JOSÉ MANUEL EIZAGUIRRE, La bandera argentina, Peuser, Buenos Aires., 1900, 43.

[12] Rotjjer, o. c., 66.