¿Por
qué se celebra el 12 de Octubre el Día de la Raza? ¿Qué relación tiene con
nuestras vidas como americanos y con nuestra vida espiritual? Para poder
responder a estas preguntas, tenemos que saber que la razón por la que se
celebra el 12 de Octubre, es porque en ese día se produjo un asombroso milagro –o
más bien, dos milagros, como veremos, en una sola fecha-, que unió dos
continentes, el Continente Europeo, en donde florecía la cristiandad, y el
Continente Americano, en donde reinaba el paganismo.
¿Qué
sucedió ese día y porqué decimos que es un milagro –o dos- que une dos
continentes? El día 12 de octubre de 1492 sucedió que, mientras en España, los
devotos de la Virgen del Pilar cantaban alabanzas a la Madre de Dios en su
santuario de Zaragoza -pues ese mismo día era ya el día de la Virgen del Pilar-,
precisamente ese mismo día, las tres carabelas de Cristóbal Colon –la Niña, la
Pinta y Santa María- descubrían al otro lado del Atlántico –llevando de esta
manera a cabo, bajo la guía y protección de Jesucristo y de María Virgen, a
quienes los Reyes Católicos habían confiado la empresa, una de las más grandes
gestas de la historia de la Humanidad-, las desconocidas tierras de América.
Al
igual que en tiempos en que la Virgen se le manifestó al Apóstol Santiago, el 2
de enero del año 40 d. C., en que las tierras de España estaban bajo el imperio
del fetichismo pagano, ahora también, la Virgen del Pilar, en su día, llevaba,
por las personas de los conquistadores de América, el Evangelio de Nuestro
Señor Jesucristo a las tierras americanas, dominadas por el más salvaje y cruel
paganismo (recordemos la antropofagia ritual[1],
por ejemplo). Es decir, mientras en un extremo del Atlántico se cantaba a la
Virgen del Pilar por haber derrotado al paganismo en España, en el otro extremo
del Atlántico, los Conquistadores Españoles, animados por la fe que concede el
Espíritu Santo, cantaban a la Virgen del Pilar por haberlos conducido a una
tierra en la que también, al fin de los tiempos, habría de triunfar, sobre la
idolatría, el fetichismo, y el más oscuro el politeísmo[2], la
Santa Religión Católica, la Religión cuyo estandarte es la Cruz ensangrentada.
Es
entonces esto lo que se celebra el 12 de Octubre: el Día en el que Nuestra
Señora del Pilar triunfaba en España por sobre el error y la herejía y el día
en el que esta misma Señora, siglos más tarde, en la persona de los
Conquistadores Españoles de América –con excepciones, pero la más grande
reunión de héroes y santos que haya conocido la Humanidad-, hacía pie en
América que así se convertía en América Hispana, orgullosa hija de la Madre
Patria España, de quien heredaría lo más precioso que tiene: su ser
hispano-católico, es decir, su cultura, su lengua y su religión católico-romana,
al tiempo que se vería librada del culto irracional e inhumano de la
superstición pre-hispánica.
Es
por esto que decimos que el 12 de Octubre se celebra un milagro, o más bien, un
doble milagro, que une dos continentes: el primer milagro, que el
descubrimiento de América coincida con la festividad de Nuestra Señora del
Pilar en España; el segundo milagro, significado en la presencia de la Madre de
Dios y su Hijo Jesucristo en estas tierras americanas, en las personas de los
Conquistadores. Es este doble milagro de la Virgen es lo que le valió a María Santísima
el título de “Patrona de la Hispanidad” [3],
otorgado por el Santo Padre Juan Pablo II en el año 1984, y también el de “Vencedora
del paganismo”, porque venció al paganismo al manifestarse al Apóstol Santiago,
y habrá de vencer al paganismo que hoy domina el mundo, el gnosticismo
difundido a escala planetaria por la secta luciferina Nueva Era o New Age.
Nuestra
Señora del Pilar, signo de la victoria sobre el paganismo, al concederle el Pilar
a Santiago -y, por medio suyo, a toda España y a toda Hispanoamérica-, le dijo
que el Pilar habría de permanecer allí “hasta el fin de los tiempos”, como un
signo “del poder de Dios” que obraría “portentos y maravillas” a quienes se
confíen a su maternal intercesión. Podemos entonces, confiados en las palabras
de María Santísima, pedirle a Ella, que es la Patrona de la Hispanidad y la
Vencedora celestial del paganismo, que interceda por España y por
Hispanoamérica, en estos atribulados y oscuros tiempos en los que vivimos,
caracterizados por la más grande locura que haya afectado a la humanidad desde
Adán y Eva: rechazar al Hombre-Dios Jesucristo y su Santa Religión Católica,
Apostólica y Romana, y entronizarse el hombre a sí mismo como su propio y único
dios.
[1] Traemos a colación la siguiente cita,
extraída de un “blog” no precisamente pro-hispano y católico: “Volviendo a los
mexicas, fray Diego Durán escribió sobre el sacrificio ritual de niños en una
importante celebración del Valle de México a la que asistían los gobernantes.
Varios meses del calendario mexica estaban consagrados al sacrificio de niños
en las cumbres de los montes, al igual que los distantes incas. Los niños eran
transportados en literas adornadas mientras sus verdugos los acompañaban
cantando y bailando. Se les hacía llorar para que sus lágrimas presagiaran una
buena temporada de lluvias. Mientras más llorara el niño, más contentos estaban
los dioses. El nombre mexica del primer mes es atlcahualo. Equivale a una parte
de febrero en su contraparte gregoriana (los meses del calendario mexica
duraban veinte días). Se sacrificaban niños a la deidad del agua Tláloc, y a
Chalchitlicue, la señora de la falda de verde jade y la diosa de las aguas
termales. En otras ceremonias los niños eran ahogados. En el tercer mes del
calendario se volvían a sacrificar niños. El etnólogo francés Christian
Duverger escribió algo que me perturbó. En las páginas 128s de la traducción de
su libro La flor letal aparece este pasaje: Los suplicios. En el contexto de
las violentas estimulaciones presacrificiales, creo que conviene dejar un lugar
a la tortura, justamente porque sólo es practicada por los aztecas antes del
sacrificio humano. La tortura no está obligatoriamente integrada al preludio
sacrificial, pero puede ocurrir. El arrancar las uñas a los niños que debían
ser sacrificados al dios de la lluvia es un buen ejemplo de tortura ritual. Las
uñas pertenecían a Tláloc. Por medio de los sacrificios del mes atlcahualo los
mexicanos rendían homenaje a los tláloques [servidores de Tláloc], y llamaban
la lluvia; para que el rito fuera eficaz, convenía que los niños lloraran
abundantemente en el momento del sacrificio. Después se les aplicaba una
mascarilla de hule caliente y eran arrojados a una pila que hacía que el hule
se endureciera y no los dejara respirar. Tláloc, el dios de la lluvia, era uno
de los dos dioses más honrados por los mexicas. Junto con el de Huitzilopochtli,
su templo azul claro existía en el punto más alto de Tenochtitlan. A partir de
los esqueletos hallados desde finales del siglo XX hasta principios del XXI se
determinó que docenas niños, en su mayoría varones de unos seis años, fueron
sacrificados y enterrados en la esquina noroeste del primer templo dedicado a
Tláloc (recuérdese que el templo consistía de varias capas; sólo la primera
sobrevivió, en meros cimientos, a la gran destrucción española). En julio de
2005 los arqueólogos que trabajan en las ruinas anunciaron otro descubrimiento
en los cimientos: un sacrificio infantil a Huitzilopochtli, probablemente con
motivo a la consagración del edificio”; cfr. . http://images.google.de/imgres?imgurl=https%3A%2F%2Fnacionalismocriollo.files.wordpress.com%2F2011%2F05%2Fcodex1.jpg&imgrefurl=https%3A%2F%2Fnacionalismocriollo.wordpress.com%2Fcategory%2Fmundo-precolombino%2F&h=1520&w=2951&tbnid=PNBIsF2gFbc9dM%3A&docid=bb7LAY6R8ibbCM&ei=a_r-V7PMFcWvwASDkKCYDw&tbm=isch&iact=rc&uact=3&dur=563&page=0&start=0&ndsp=47&ved=0ahUKEwjzreLE5tbPAhXFF5AKHQMICPMQMwgrKA0wDQ&bih=901&biw=1920;
cfr. http://www.usc.es/revistas/index.php/semata/article/viewFile/1083/1007
[2] Al conmemorar a
la Virgen del Pilar, y como un paréntesis al tema de su rol en la Conquista y
Evangelización de América, no se puede dejar de mencionar uno de sus milagros
más resonados, el haber impedido el estallido de tres bombas que fueron
arrojadas sobre el templo de Zaragoza, por parte del gobierno republicano
pro-marxista, en la Guerra Civil Española de los años 1936-1939. Muchos vieron
en este hecho un signo de la especial protección de la Virgen sobre las tropas
nacionalistas. Por otra parte, de toda España acudían peregrinos a pie a dar
gracias a la Virgen por haberlos librado de los peligros de la guerra.
[3] http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=saintfeast&localdate=20161012&id=16743&fd=0
Este nombramiento por parte del Santo Padre Juan Pablo II tuvo lugar al hacer
escala en su viaje a Santo Domingo para iniciar la conmemoración del
descubrimiento de América. Sin embargo, ya en el año 1908 se había afianzado la
dimensión hispánica de la Virgen del Pilar, con el tributo que se le ofreció de
todas las banderas de las naciones hispanoamericanas, que cuelgan actualmente
en los muros del Pilar.
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