Nuestra Señora de Malvinas

lunes, 21 de noviembre de 2016

El Combate de Obligado y el amor a la Patria como don de Dios


         ¿Por qué se debe defender la Patria hasta, incluso, el don de la vida? Porque se trata de un don de Dios, en el que se comprenden y se abarcan muchos otros dones, también de Dios. En la Patria no sólo está comprendida la extensión geográfica de la Nación, sino su historia, su cultura, sus habitantes –los que estuvieron, los que están y los que estarán-, su historia y, sobre todo, su religión, que en el caso de nuestra Patria Argentina, es la Santa Religión Católica, Apostólica y Romana. La defensa de la Patria, defensa de la cual la Resistencia a las Invasiones Inglesas, el Combate de Obligado, el Combate contra el Marxismo internacional y la Batalla de Malvinas, son acabadas expresiones de heroicidad, constituyen para todas las generaciones de argentinos hasta dónde llega el sacrosanto deber de defender la Patria. En este sentido, nuestra Patria Argentina puede enorgullecerse de contar, entre sus hijos, a grandes héroes y santos, desde los Padres fundadores de la Patria –San Martín, Belgrano, Rosas y tantos otros-, hasta los soldados más ignotos caídos en Malvinas, cuyos cuerpos descansan en suelo argentino, la turba malvinense o en el fondo del Mar Argentino, mientras sus heroicas almas “hacen guardia junto a las estrellas”.
         Porque la Patria es un don de Dios, defenderla hasta dar la vida por ella, es un deber sagrado, deber al que todos los argentinos están llamados a responder con su propia sangre. ¿De qué hay que defender a la Patria? De los enemigos externos, sea que vengan disfrazados de liberales, socialistas, comunistas, marxistas, pero también de los enemigos internos, los apátridas, que traicionan a la Patria renegando de su cultura, de su historia y de su religión Católica, exaltando ideologías pre-cristianas y anti-cristianas.

         Hoy, como ayer, es necesario, más que nunca, amar a la Patria como don de Dios y defenderla de quienes quieren hacerla desaparecer.